Zaragoza
Publicada

Zaragoza se prepara para devolver a La Lonja parte de su grandeza original. El Gobierno municipal ha anunciado este lunes que sacará a información pública el proyecto básico para el acondicionamiento de la Sala Hipóstila, en el corazón de este emblemático edificio renacentista del siglo XVI.

La intervención, valorada en 2.550.000 euros (IVA incluido), no alterará la estructura histórica del inmueble, "pero sí transformará por completo su interior, adaptándolo a las necesidades expositivas del siglo XXI". Así lo ha asegurado la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, este miércoles en el emblemático edificio de la ciudad, acompañada por el arquitecto municipal que llevará a cabo su reforma, Miguel Tutor.

La previsión, según ha avanzado la regidora, es que los trabajos comiencen en 2026, "una vez finalice la licitación prevista para mediados de este mismo año". Es decir, la mayor parte de ese año La Lonja permanecerá cerrada al público, y será a finales del mismo o a principios de 2027 cuando volverá a abrir sus puertas.

Chueca ha explicado que la reforma busca compatibilizar dos ambiciones: poner en valor el patrimonio histórico del edificio y mejorar las condiciones para el uso cultural que actualmente acoge. "La actuación no tiene afección sobre el sistema estructural del edificio. Se trata de una adecuación interior que pondrá a punto las instalaciones, mejorará la accesibilidad y reorganizará los servicios sin tocar los elementos protegidos", ha señalado.

Trabajos en la planta calle

Además, el proyecto "solo afectará a la planta calle", donde se eliminarán los módulos expositivos actuales —estructuras metálicas ancladas sobre una losa de cimentación de los años 80— para dar paso a un espacio abierto, flexible y visualmente armónico con la arquitectura del edificio.

El interior de La Lonja tras la reforma, con los paneles desplegados. Ayuntamiento de Zaragoza Zaragoza

Para ello, tal y como ha explicado el propio arquitecto, se utilizarán paneles autoportantes de madera y subestructura metálica, más bajos y móviles, que respetarán un umbral de altura de 2,90 metros. "Este límite permitirá liberar visualmente los capiteles anidados en las columnas de piedra y devolver al visitante la percepción completa del abovedado interior", ha señalado Tutor.

La distribución cambiará también en términos funcionales. Se crearán cuatro 'cajas exentas' en las esquinas, independientes de la envolvente histórica y las columnas, destinadas a albergar servicios como aseos, zonas técnicas, vestuarios o recepción. "El objetivo es liberar el espacio central y agrupar los usos auxiliares en los extremos", ha añadido el arquitecto.

La renovación incluirá también una profunda actualización de las instalaciones internas. El pavimento será desmontado para permitir la creación de una solera tecnificada: una red de canales ocultas bajo el suelo por donde discurrirán las instalaciones eléctricas, de telecomunicaciones y de protección contra incendios, sin interferir con los muros o elementos protegidos.

El interior de La Lonja, tras la reforma, sin los paneles desplegados. Ayuntamiento de Zaragoza Zaragoza

En este sentido, desde el Ayuntamiento recuerdan que el sistema actual "presenta síntomas de deterioro", como la rotura de una tubería en 2020 que obligó a cerrar La Lonja durante casi tres meses. Con esta intervención, se busca garantizar la seguridad y eficiencia de todas las redes, al tiempo que se facilita el montaje de futuras exposiciones, gracias a una disposición flexible de nodos electrificados distribuidos estratégicamente.

La puerta original volverá a abrirse

Uno de los gestos simbólicos más relevantes del proyecto será la recuperación del acceso original por la calle Don Jaime. La intervención permitirá retirar los escalones existentes y sustituirlos por una rampa que cumpla con los criterios de accesibilidad, sin afectar al valor histórico de la fachada.

La puerta de la calle Don Jaime, tras la reforma. Ayuntamiento de Zaragoza Zaragoza

Una nueva puerta metálica, construida con materiales respetuosos con la estética del inmueble —zinc y acero corten—, sustituirá a la actual. En ocasiones puntuales, también se podrá habilitar el acceso desde la Plaza del Pilar, pero el de Don Jaime volverá a ser la entrada principal, como lo fue durante siglos.

Otro de los grandes tesoros arquitectónicos que volverá a tener protagonismo en el edificio será el altar al ángel custodio, que se encuentra en el fondo de la Lonja de Zaragoza. Actualmente solo se observa el arco del mismo, aunque la intención con los trabajos es dejar todo el elemento a la vista de los visitantes y zaragozanos.