
Patricia Llosa en una fotografía tomada en Nueva York, en septiembre de 2015. Gtres
Patricia, la eterna mujer de Mario Vargas Llosa pese al divorcio: su discreción y el día que perdonó al Nobel su "locura"
Según confirma EL ESPAÑOL, la madre de Álvaro, Gonzalo y Morgana se ha sentido "la mujer" del premio Nobel hasta el final: "Y así lo ha cuidado".
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No cabe más dolor en el seno de la familia Vargas Llosa desde que el pasado domingo, día 13 de abril, se hiciera oficial eso que nadie deseaba ni quería verbalizar: el fallecimiento del premio Nobel Mario Vargas Llosa. La realidad, cruel, se impuso y el literato perdió la vida en su casa de Lima, rodeado de su familia.
Llevaba un tiempo con una salud renqueante. En concreto, el peruano más ilustre encontró la muerte de la mano de sus tres hijos, Álvaro (59 años), Gonzalo (58) y Morgana (51), y de la que fue su última mujer, Patricia Llosa (80). Mario quiso ser cremado en la más estricta intimidad, y así se ha cumplido.
La figura de Patricia Llosa Urquidi ha sido determinante en la vida del autor de obras como La tía Julia y el escribidor y Travesuras de la niña mala. Ella siempre ha sido, y así se ha sentido, "la mujer" de Mario, pese a todo: al tornado que supuso su amor por Isabel Preysler (72) y aquel divorcio que no acabó en buenos términos.

Patricia Llosa, en una fotografía tomada en París, en febrero de 2023. Gtres
Aquellos aciagos días habían conseguido quedar atrás cuando en diciembre de 2022 todo cambió e Isabel hizo pública la ruptura. Todo se recolocó en la familia Vargas Llosa. Los afectos volvieron a su lugar de origen; los hijos recuperaron la normalidad junto a su padre y el Nobel se reencontró con la que fue su esposa.
Patricia decidió perdonar, y no mirar atrás: olvidar esa "locura" que le entró a Vargas y por la que dejó su vida, como relatan a EL ESPAÑOL. Ahí los hijos tuvieron una importante labor. En las últimas horas, a Mario le estuvieron leyendo Madame Bovary, como informó la periodista Isabel González. Se fue de forma plácida y, sobre todo, sin sufrir.
Para entender los últimos años de Mario hay que viajar a junio de 2015. Entonces, se hizo pública su sorpresiva relación amorosa con la filipina Isabel. Hubo, en esos días, una mujer cuyo nombre copó múltiples titulares en el papel couché de entonces, muy a su pesar: el de la tercera en discordia, la exmujer del Nobel, Patricia.
Ella pasó de estar plácidamente en un segundo plano, a la sombra de su marido y atendiendo sus quehaceres, a situarse en la primera línea. En aquel momento, la exmujer del escritor peruano, y madre de sus tres hijos, lidió con el escándalo mediático como pudo. Entre el bochorno y la indignación.

Patricia Llosa, junto a Mario y su hijo mayor, Álvaro, en una imagen captada en 2023, en Marbella. Gtres
Al principio, a golpe de comunicado. En la misiva facilitada a los medios, sostuvo lo que sigue: "Mis hijos y yo estamos sorprendidos y muy apenados por las fotos que han aparecido en una revista del corazón". Y añadió, embargada por el dolor y la traición: "Hace apenas una semana estuvimos en Nueva York celebrando nuestros 50 años de casados. Rogamos que respeten nuestra privacidad".
Tras ese instante, Patricia puso tierra de por medio, guardó un sepulcral silencio, se apartó de los medios de comunicación y se volcó en sus hijos y en su nueva vida sin el Nobel de Literatura. Poco más se ha sabido de ella hasta que Isabel Preysler confirmó, el 28 de diciembre de 2022, su separación de Vargas Llosa tras ocho años de amor.

Patricia Llosa, en Madrid, en febrero de 2023. Gtres
Desde antes, pero, sobre todo, a partir de aquel 2022 todos querían saber la opinión de Patricia acerca de aquel quiebre amoroso. No sólo esto: tras su reconciliación con Mario, ¿cómo se podría definir su relación? Desde el silencio, Llosa Urquidi volvió a ocupar el lugar que ostentaba antes en la vida de Mario. Quién sabe si también en el corazón del Nobel.
Sus palabras tienen un alto precio en el mercado y, según pudo confirmar EL ESPAÑOL hace un tiempo, Patricia Llosa ha recibido suculentas ofertas para hablar, tanto de medios televisivos como prensa escrita -especializada en crónica social- y medios digitales. A todas estas ofertas Llosa ha dicho no. No le compensa y tampoco es -era- su historia.
"Ella está feliz en República Dominicana, tomando el sol. Asegurando que no va a decir absolutamente nada, aunque sabe bien todo lo que ha pasado, ya que Mario Vargas Llosa se lo comunica a sus hijos hace dos fines de semana y todo en tono jovial", deslizó en Sálvame la periodista Pilar Vidal, una de las primeras en contactar con la segunda mujer del Nobel.
En esa línea desea continuar Patricia Llosa. "Me extraña que de su propia boca diga algo. Otra cosa son los entornos y esas cosas, pero no hagáis caso", apuntaron a este medio. Confiaron, además, que Patricia estaba centrada, sobre todo, en su faceta como abuela.
De hecho, sus nietos se han convertido en su mayor alegría y motivación en el día a día. El tiempo libre, además, le permite a Patricia deleitarse con una de sus grandes pasiones, el cine.
De hecho, tras su separación de Vargas Llosa transformó el antiguo despacho biblioteca del escritor en una sala dedicada al séptimo arte. Patricia es una mujer con grandes inquietudes, sobre todo culturales. En otro orden de cosas, sesde su separación, la gran meta de Patricia ha sido mantener unida a su familia.
— Álvaro Vargas Llosa (@AlvaroVargasLl) March 29, 2025
"Es una de sus grandes preocupaciones. Después de la separación, corrimos el riesgo de que la 'tribu', como llamamos nosotros a la familia, se destruyera. Por eso en estos últimos años ha seguido dedicándole mucho tiempo a sus tres hijos y a sus seis nietos, organizando viajes familiares y manteniéndose en constante comunicación con todos. Es la madre y la abuela perfecta", reconoció hace un tiempo el hijo mediano del exmatrimonio, Gonzalo Vargas Llosa.
Cabe recordar que Patricia Llosa es la sobrina de la primera esposa del escritor, Julia Urquidi Illanes. Antes del sonado divorcio, Patricia le había dedicado su vida, desde los 18 años, al autor de grandes obras. Además, vivió junto a él algunos de los más inolvidables momentos de su vida literaria: desde su ascenso en el llamado Boom Latinoamericano hasta el Premio Nobel de Literatura que lo consagró en 2010.
Con los años, Patricia Llosa se convirtió, amén de esposa, en una suerte de secretaria personal, en pie desde las 5 de la mañana cada día, para atender la lista interminable de llamadas y peticiones que recibía el autor desde Europa, mientras él pasaba las horas leyendo y escribiendo. Lo demás, es historia.
Una historia que comenzó en junio de 2015 con una portada de ¡HOLA!, que rezaba así: "Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, fotografiados juntos en un almuerzo para dos en Madrid".