
Fotograma del documental 'The Times of Harvey Milk'.
Harvey Milk, el primer político gay estadounidense asesinado que Trump quiere borrar de la Historia
Filmin reestrena el documental que reivindica la memoria del activista y concejal, mientras su legado vuelve a ser debatido en EE.UU. en pleno mes del Orgullo.
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Un año antes de morir a los 48 años, Harvey Milk (1930-1978) ya tenía hecho el testamento.
"Soy plenamente consciente de que alguien que representa lo que yo represento, un activista homosexual, se convierte en un potencial objetivo para personas inseguras, aterrorizadas, temerosas o severamente perturbadas. Siendo consciente de que podrían asesinarme en cualquier momento, me ha parecido importante dar a conocer mis pensamientos".
Milk, primer político hombre abiertamente gay en Estados Unidos y figura fundamental para frenar la Proposición Briggs —iniciativa que pretendía prohibir que personas homosexuales trabajasen como maestros en las escuelas públicas de California— sabía que podría ser asesinado cualquier día, en cualquier lugar, en cualquier momento. "Por eso no pienso preocuparme por ello", solía decir, recuerda Anne Kronenberg, su directora de campaña.

Harvey Milk en el desfile del Orgullo de San Francisco 1978, en el documental 'The Times of Harvey Milk'. Foto: Filmin / Telling Pictures
Meses antes de su asesinato, y ya elegido como concejal de la Junta de Supervisores de San Francisco, no dudó en desfilar en el Día del Orgullo, donde la comunidad gay reivindicó que la ciudad también era suya.
Aquella marcha fue también la primera vez que ondeó la bandera arcoíris, creada por Gilbert Baker, como símbolo de la comunidad LGTBI.
Hoy, San Francisco sigue rindiendo homenaje a Harvey Milk: desde la terminal que lleva su nombre en el aeropuerto hasta la plaza Harvey Milk, situada en pleno barrio de Castro (uno de los primeros barrios gays de EE.UU.) presidida por una bandera arcoíris gigante visible a kilómetros de distancia.
Sin embargo, su legado en Estados Unidos sigue siendo objeto de debate, incluso en pleno mes del Orgullo. Recientemente, la administración Trump impulsó la propuesta de retirar su nombre de un buque de la Armada, alegando que no representa el "ethos guerrero" del país.
Este tipo de decisiones, cada vez más frecuentes en el mandato de Trump, están poniendo en cuestión los avances logrados en derechos y visibilidad LGTBI, y al mismo tiempo subrayan la vigencia y la importancia de la figura de Milk.
La época de Harvey Milk (1984), que acaba de reestrenar Filmin, rinde homenaje a su figura a través de testimonios de su círculo más cercano, como Anne Kronenberg o la profesora y ensayista Sally Gearhart, así como de políticos y figuras públicas influidas por su legado, como Tom Ammiano, maestro de escuela y político en California.
También aparece el propio Milk a través de grabaciones de archivo, incluyendo su famoso "testamento político" y las imágenes de la multitudinaria marcha de más de 40.000 personas que recorrió San Francisco tras su asesinato. "Mucha gente que acudió a la marcha salió del armario después. Tuvo que morir para que la gente se diese cuenta", recuerda Kronenberg.
El documental, dirigido por Rob Epstein, se estrenó el mismo año que Dan White, asesino de Milk y del alcalde George Moscone, salió de la carcel tras cumplir la benévola condena, que desató la ira de la sociedad civil, de 7 años por doble homicidio voluntario.
Definido como un "estadounidense estándar", White era compañero de Milk en el Ayuntamiento de San Francisco. Como concejal, se había manifestado a favor de la iniciativa Briggs y representaba ciertos valores de la burguesía y del catolicismo que chocaban con los que florecían en Castro.
El filme, que muestra impactantes grabaciones in situ del momento posterior al asesinato y del arresto de White, retrata la fricción que ambos tenían en el Ayuntamiento, hasta el trágico desenlace.
Milk, férreo defensor de la ley sobre los derechos de los homosexuales, buscaba evitar que los homosexuales pudieran ser despedidos por salir del armario.
Mientras que White creía que "los valores tradicionales son los que forjan este país", apoyaba la iniciativa Briggs y consideraba "obsceno" el desfile del Orgullo.
En la década de los 70, los derechos LGTBI estaban viviendo un retroceso en Estados Unidos.
En California, el legislador Johnn Briggs, que consideraba San Francisco como "el basurero moral del país", intentó sacar adelante su polémica iniciativa. "No dejamos que las prostitutas eduquen a nuestros hijos porque es ilegal", llegó a decir, comparando la situación con los homosexuales.

Harvey Milk. Foto: Filmin / Telling Pictures.
Médicos y profesores escondían su condición sexual para no perder su trabajo, pero Milk siempre respondió con firmeza e ingenio, y consiguió que la proposición no saliese adelante.
"Mis padres eran heterosexuales, crecí en una sociedad heterosexual, pero soy homosexual. Si los profesores fueran influyentes modelos a seguir, habría un montón de monjas corriendo por las calles".
La odisea política de este empresario neoyorquino afincado en San Francisco no fue fácil: tuvo que presentarse hasta tres veces antes de conseguir el puesto en 1977. Finalmente, solo pudo ejercer durante once meses, pero representó algo que iba mucho más allá de su cargo.
"No solamente soy un candidato, me considero parte de un movimiento", afirmaba Milk, cuyo compromiso abarcaba no solo los derechos de los gays, sino también los de otras minorías, como las personas con discapacidad y la tercera edad, que durante años habían luchado "por las migajas".

"Es vital que las minorías culturales y étnicas, los gays y las feministas, aúnen fuerzas para poder influir en la gestión de la ciudad", defendía. "Cuando se den cuenta de que estamos en todos lados, todos los mitos, todas las mentiras y todos los prejuicios serán destruidos para siempre".
Milk quiso combatir los problemas mundanos de la gente corriente: el control de los alquileres, el desarrollo inmobiliario, transporte público y los derechos de la tercera edad.
Su historia, recuperada por Hollywood en Milk (2009), película que valió el Oscar a mejor actor a Sean Penn, no puede entenderse sin reconocer a las pioneras que le precedieron, como Kathy Kozachenko, la primera mujer abiertamente LGTBI elegida en el país, o Elaine Noble, primera lesbiana en acceder a una legislatura estatal.
Sin embargo, su muerte le erigió como un mártir político y en un símbolo global de la lucha por la igualdad. Décadas después, las políticas regresivas demuestran que nada está garantizado, pero su figura sigue recordándonos la importancia de la visibilidad, la resistencia y la esperanza.