Grupos de turistas en la plaza de Zocodover.

Grupos de turistas en la plaza de Zocodover. Javier Longobardo

Toledo

Un turista dice lo que muchos piensan de Toledo: "Una ciudad preciosa, pero pierde el encanto con tanta gente"

La capital de Castilla-La Mancha es una de las ciudades más visitadas del país, solo por detrás de grandes núcleos como Madrid, Barcelona o Sevilla.

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Toledo, con su historia milenaria, su espectacular patrimonio arquitectónico y su mezcla única de culturas, es una de las joyas del turismo en España. Declarada Patrimonio de la Humanidad, la capital de Castilla-La Mancha recibe cada año a más de dos millones de visitantes, consolidándose como una de las ciudades más visitadas del país, solo por detrás de grandes núcleos como Madrid, Barcelona o Sevilla.

La atracción es comprensible. La monumentalidad de su Alcázar, la imponente Catedral Primada, las sinagogas del Barrio Judío o el Mirador del Valle al atardecer. Toledo tiene todos los ingredientes para enamorar a quien la pisa.

Sin embargo, no todo es idilio. Con la fama, también han llegado las multitudes. Y con ellas, una sensación cada vez más compartida entre quienes la visitan: el encanto de la ciudad se está viendo desbordado por el turismo masivo.

Encanto y saturación

Recientemente, la popular creadora de contenido @anastasia.viajera, con más de 350.000 seguidores en Instagram, publicaba una detallada guía para recorrer Toledo en un día. En su post, destacaba su belleza y ofrecía un itinerario completo por sus lugares más emblemáticos.

La publicación recibía miles de 'me gusta' y comentarios positivos, pero también generaba un interesante debate en torno a la experiencia turística en la ciudad.

Uno de los comentarios más destacados decía: "Lo que seguro sí vas a ver es 300 excursiones con guía con banderita en marabunta, y todo caro para lo que te dan… Es una ciudad preciosa, pero se pierde el encanto con tanto turista".

Una crítica directa, pero nada aislada. Otras respuestas apuntaban en la misma dirección, con frases como "el turismo es cierto que le hace perder la gracia", "lo malo son los precios" o "es una ciudad muy cara".

A pesar del consenso general sobre su belleza, muchos coincidían en que la masificación y el encarecimiento han transformado parte de la experiencia.