
Ciclo Iberoamérica, un libro abierto.
La lectura sale al encuentro de Iberoamérica: la OEI trabaja para unir sociedad y cultura a través de los libros
El proyecto cultural 'Lectura en Movimiento' llega a Madrid dentro del marco de actividades de la Organización de Estados Iberoamericanos.
Más información: El secretario general de la OEI, Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional: "Todos somos Occidente"
"Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros". Lo escribió Kafka.
Y en la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) se lo han tomado muy en serio, a hachazos literarios por un mundo que une países como Argentina, Colombia, Brasil y España… y próximamente también africanos, en un Cabo Verde cuya lengua portuguesa le liga al resto.
Allí, al término del próximo Congreso Internacional de las Lenguas Portuguesa y Española (CILPE), en noviembre de 2025, tendrá lugar el encuentro "Leer: África - Iberoamérica se leen", con una agenda cultural de fomento del libro y la lectura en ambas regiones.
Cohesionar a través de la lectura es clave. Es la magia del idioma que engendra cultura. Como ha afirmado el secretario general de la OEI, Mariano Jabonero, se trata de una región "donde conviven lenguas indígenas, herencias africanas y otros patrimonios vivos".
Sus intenciones se vieron claras en la última Feria del Libro en Madrid. Muchos de sus asistentes fueron protagonistas, sorprendidos actores, de una de las actividades de la Organización, 'Lectura en movimiento', perteneciente al programa Iberlectura.
Y es que, durante varios días, los visitantes pudieron leer de viva voz las postales literarias que se distribuyeron por todo el recinto ferial. En ellas, se habían escrito fragmentos de autores iberoamericanos.
Porque, como dijo Eva Orúe, directora de la Feria, "Iberoamérica es un libro abierto que queremos leer, de cuyo imaginario queremos formar parte". Por ello, definió el ciclo en el que 'Lectura en movimiento' fue partícipe como "una necesidad".
Madrid no ha sido una isla literaria. También en otros lugares se ha vivido la lectura más allá de las casas, de las escuelas, de las bibliotecas. Se ha llevado, por ejemplo, a autobuses urbanos y a los muros del Gran Teatro Falla y otros espacios emblemáticos de Cádiz.
Esos emplazamientos fueron testigos de cómo, de manera popular, resonaron versos gaditanos leídos en voz alta por mediadores culturales.

Foto de familia del encuentro con la presencia de Mariano Jaboreno, secretario general de la OEI.
Y decir resonar equivale a recibir el eco de parte de su ciudadanía atónita. Tanta como las 7.000 personas que participaron de este episodio de 'Lectura en movimiento'. Tanto que en la ciudad andaluza un espontáneo leyó orgulloso sus propios poemas.
Pero este programa se ha disfrutado también en estaciones de servicio de Argentina. Allí los viajeros que paraban a repostar combustible se encontraban con códigos QR bien visibles que podían escanear para descargarse un cuento.
Y ha sido un balón de oxígeno en espacios donde la lectura significaba romper cadenas, metafóricamente hablando. Fue también en Argentina, en la cárcel de Jujuy. Allí mujeres que habían sido privadas de libertad escribían en sus bitácoras de lectura, conmovidas tras leer y escuchar un texto de Ernesto Sábato.
Este empeño de la OEI tiene ya más de dos décadas, con una meta muy clara: trabajar para que la lectura se extienda por los lugares más recónditos de la región.
Porque, como afirma Cristina Calleja, técnico de programas Cooperación para el Desarrollo, "la lectura, más allá de ser un derecho fundamental, es una condición indispensable para acceder a otros derechos".
Y no solo eso, sino que "permite sumergirse en el mundo de la cultura y construir una identidad personal, pero también regional e iberoamericana". Entre sus objetivos, se esfuerzan "para que leer no sea un lujo, sino una posibilidad real en cualquier contexto social".
Desde la Organización se destaca cómo a través de la lectura pueden adquirirse las competencias y habilidades que demanda el siglo XXI, aparte de contribuir a la reducción de desigualdades, al impulsar una educación inclusiva, equitativa y de calidad.
Sigue explicando Calleja que el proyecto 'Lectura en movimiento' nació en Argentina, concretamente partió de una jubilada de la Organización.
Ella ideó la fórmula de las postales que luego se ha irradiado por diferentes países, esa que impactó en Cádiz, pero también en Lima, Perú, o Córdoba y Buenos Aires, en Argentina.
Esa que se pensó y ha ejecutado como fórmula de intervención urbana que convierte espacios públicos, como parques o el propio transporte urbano, en escenarios literarios.
Es importante dejar constancia de que gran parte de estas actividades han nacido, se han desarrollado y desde luego mostrado en el seno de los diversos congresos CILPE, donde la lectura ha sido pilar de reflexión, visibilidad cultural y encuentro comunitario, fortaleciendo su dimensión iberoamericana.
Entre ellos hay que citar el celebrado en 2019, en Córdoba (Argentina), donde se presentó por primera vez la iniciativa 'Lectura en movimiento'.

'Lectura en movimiento' estuvo presente en la Feria del Libro de Madrid.
Desde luego, el nombrado CILE de 2023 en Cádiz. Y los celebrados en diversas sedes, en 2021 y 2022, cuando se consolidaron los talleres de microficción científica, así como actividades vinculadas con tecnologías y ciencia.
Calleja adelanta que en el próximo Mondiacult que se celebrará en Barcelona entre el 29 de septiembre y el 1 de octubre de 2025, seguramente estén presentes.
Porque se trata de que, en este foro, en el que se reúnen los 194 estados miembros de la UNESCO, se conozcan las investigaciones de la OEI sobre políticas públicas culturales.
Desde la Organización están empeñados en sacar los libros de los lugares preconcebidos dedicados a la lectura, especialmente los privados, para compartir con otros y darle a la lectura el espacio también lúdico que merece.
Ya lo dijo Gabriel García Márquez, que "la lectura es un placer, solo se debe leer por placer". Ese es el espíritu de las postales que se entregan para la lectura, precisamente la de generar momentos de intercambio y disfrute.
Y sorprende una reflexión de la coordinadora de proyectos de la OEI en Argentina, Sandra Rodríguez, que lleva 25 años vinculada a la Organización: "Piensas que muchas personas, especialmente algunas de lugares desfavorecidos, tienen otras necesidades u otras prioridades y de pronto te das cuenta de que entre ellas se encuentra leer. Por ejemplo, El Código da Vinci o El Principito".
Más allá de 'Lectura en movimiento', los proyectos se muestran vivos y se extienden. Los hay dedicados a la primera infancia, ahí donde se pone la semilla lectora.
Por ejemplo, el 'Rincón de lectura' con personajes de una serie educativa muy famosa en Argentina, protagonizada por el payaso Plim Plim. Pero también se llevan hasta contextos de alta vulnerabilidad.
Porque "la lectura es un medio que derriba los muros del aislamiento. Es la revinculación con el tejido social", aclara Virginia Desmourés, responsable del programa Iberlectura en Argentina.
Ella y Sandra Rodríguez explican que este tiene dos líneas bien definidas. Por un lado, la generación de conocimiento a través de investigaciones sobre la situación de las políticas públicas culturales, con el apoyo del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe y el Centro regional del libro y la lectura, que pertenece a UNESCO, con sede en Bogotá.
Por otro lado, la mera conexión con la ciudadanía. Es el caso de Iberlectura, programa en el que además de las actividades antes descritas, forman a gestores culturales en el fomento de la lectura.
"Los mediadores culturales", dice Cristina Calleja, "no solo reparten libros, sino que interpelan, emocionan y construyen vínculos". Además, "ahora integramos también la música. Por ejemplo, este año incluimos textos de Violeta Parra".
Desde OEI Argentina, cuentan también otra experiencia que se demostró exitosa y que tuvo lugar durante los peores momentos del confinamiento debido a la Covid-19.

Jóvenes interesados en la lectura.
Se realizaron talleres en Tecnópolis, centro de acogida de personas infectadas, donde se desarrolló un taller de poesía y creación de poemas.
"En este caso, se trabajó por lo menos un par de días con una población que no era fija, que iba y venía, ofreciéndole vincularse a la poesía, convirtiéndose en promotores de la cultura. Incluso se les animaba a grabar vídeos".
No es la única iniciativa relacionada con la lectura que una oficina de la Organización puso en marcha durante la pandemia. De hecho, desde la OEI también se destaca la operación que se fomentó en República Dominicana: "Leer nos conecta desde casa".
En el país centroamericano también destaca la acción "Te invito a leer conmigo", que incluye la promoción de la lectura en entornos comunitarios, impulsándola en centros educativos, a través de círculos escolares de lectura, cuentacuentos y el fortalecimiento y la dinamización de las bibliotecas escolares.
Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, ha puesto de manifiesto que "en un mundo que tiende a la homogeneización, la diversidad lingüística y cultural se afirman como el pegamento que sostiene el presente y abre horizontes hacia un futuro más inclusivo".
Como parte de la visibilización de esa riqueza, la Organización ha editado libros en guaraní, catalán, portugués o aimara, dentro de la colección "Iberoamérica lee".
Es accesible en formato digital, reúne microficciones científicas, poesía, literatura infantil o haikus, y está pensada como una herramienta para conectar con nuevos públicos.
También ha generado un volumen de cuentos y leyendas de pueblos originarios de México, escrito en más de 30 lenguas, con ilustraciones de las propias comunidades. Y se está preparando un segundo tomo, con el resto de las lenguas, teniendo en cuenta que en ese país conviven 65.
"Estará escrito en español, portugués y en la propia lengua. Se trata de una forma de promover la lectura y, al mismo tiempo, rescatar la cultura propia", añaden Sandra Rodríguez y Virginia Desmourés.
Entretanto, es interesante destacar las alianzas estratégicas firmadas por OEI para el reforzamiento de la lengua. Así, por ejemplo, la establecida con el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, para fortalecer las políticas públicas de lectura, escritura y oralidad en la región.
"Este acuerdo permitirá generar estudios regionales, acciones conjuntas y encuentros como el IX Encuentro Iberoamericano de Planes Nacionales de Lectura", explicó Sandra Rodríguez.

7.000 personas acudieron al programa 'Lectura en movimiento'.
En este sentido se enmarca el encuentro Redplanes que se celebrará en el último trimestre del año en Río de Janeiro, Capital Mundial del Libro 2025.
Sandra pone también sobre la mesa el trabajo sostenido desde programas como "Viva lectura", que desde 2006 distingue y publica experiencias significativas de fomento lector en toda la región.
"En algunos casos, esas experiencias terminan colaborando entre sí y creando nuevas propuestas. Es una red viva", explica.
También recuerda la creación del hashtag #Iberlectura en el Congreso de Salamanca en 2011, que impulsó nuevas dinámicas colaborativas en toda la región.
Estos programas enriquecen el ecosistema lector. Pero además construyen comunidad, relacionan comunidades, rescatan la voz de su historia y la proyectan hacia un futuro mucho más rico culturalmente hablando.
Es interesante lo que dijo Eva Orúe en uno de los encuentros organizados con la OEI en la Feria del Libro de Madrid, que con tanto éxito dirige: "Iberoamérica es un libro abierto que queremos leer, de cuyo imaginario queremos formar parte".
Las visiones soñadoras de los países iberoamericanos, tan diversos y con situaciones tan variadas a nivel político y socioeconómico, avanzan letra a letra, palabra a palabra, como las de esas postales que un día inesperado interpelaron a transeúntes de diversas ciudades, invitándoles a leer.
Avanzan e interrelacionan, generando una única comunidad lectora. Porque, como dijeron las mujeres del penal argentino de Jujuy tras uno de los talleres en los que participaron: "la lectura nos resignifica y nos vincula con lo que existe afuera".
La lectura en cifras
Según el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC):
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En Argentina se lee un promedio de 5,4 libros al año.
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En Chile, 4,5.
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En Colombia, 4,3.
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En Brasil, 2,9.
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En Perú, 3,3.
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En México, 3,9.
En muchos países de la región, el promedio no supera los tres libros por persona al año.
En España, según el barómetro de hábitos de lectura 2024, el 65,5 % de la población lee por placer y el 70,3 % ha leído algún libro en el último año.
Entre los jóvenes de 14 a 24 años, el 75,3 % lee por ocio. Sin embargo, un 34,5 % de la población sigue sin leer libros por razones de tiempo, hábito o desinterés.