
Juan Luis Pedreño (PP), Tesh Sidi (Sumar), Francisco Hortigüela (Ametic), Luisa Sanz (PSOE) y Pedro Fernández (VOX), junto a Antonio Cimorra y Enrique Serrano en los extremos.
Consenso político en torno a la ley de inteligencia artificial, pero enormes divergencias en su aterrizaje real
Los portavoces de PP, PSOE, Sumar y VOX de IA en el Congreso coinciden en la pertinencia de la regulación en torno a esta tecnología, pero se suceden peticiones de no añadir más burocracia y promover incentivos fiscales.
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La carrera por la inteligencia artificial mantiene su pulso, pasen los días o los meses. Y también lo hacen las tensiones geopolíticas que trae consigo, las implicaciones para el sector tecnológico, para los inversores y emprendedores o las empresas que deben incorporarla a su seno.
Cierto es que las miradas se bifurcan, entre las promesas de modelos más eficientes energética y económicamente y las rondas milmillonarias de financiación de los grandes contendientes. Y que algunos de los actores implicados, como la Unión Europea, se están replanteando su posición en el tablero de juego con potenciales rebajas a la ley pionera en este campo que se aprobó el pasado curso. Pero el latido está ahí; y donde hay latido hay debate político.
Por suerte, en estas arenas hay una suerte de consenso general, de entente amistosa en los planteamientos de inicio. De hecho, ninguno de los cuatro grandes partidos nacionales en nuestro país (PP; PSOE, Sumar y VOX) discuten la pertinencia del reglamento europeo de IA. Léase en la clave de que los llamados de parte del tejido tecnológico, misivas agresivas mediante, están cayendo en saco roto. En lo que sí hay divergencias claras es en la ejecución de dicha norma, especialmente en lo que concierne a situar al Viejo Continente -y a España en particular- como potencias de esta revolución digital en ciernes.
Por lo pronto, no hay siquiera una definición clara de lo que supone ser una potencia en estas lides: para partidos como PSOE y Sumar se correspondería a liderar una visión humanista de la inteligencia artificial y el debate más amplio sobre quién obtiene los beneficios prometidos por esta tecnología; mientras para el PP la clave está en desarrollar la IA mediante incentivos fiscales y dejar a un lado los debates regulatorios. Más extremo si cabe es VOX, que pide directamente acabar con lo que denominan "diarrea legislativa".
Más allá de improperios, de algunos comentarios más ajustados a la realidad y otros más propios del cuñadismo tecnológico más estereotípico, de las generalidades por encima de la concreción en propuestas: estos son los vericuetos por los que discurren las posiciones políticas de todos ellos, a tenor de las posturas manifestadas por sus portavoces parlamentarios sobre el tema en un debate organizado por la patronal Ametic en Madrid.
Juan Luis Pedreño (PP)
El primero en la escena de este particular vodevil es Juan Luis Pedreño, portavoz del PP de IA. Su posición es quizás la más pragmática y cercana a las demandas del tejido tecnológico (y de la propia patronal, dicho sea de paso): poner el foco en desarrollar la inteligencia artificial y dejar aparcados el resto de debates regulatorios y políticos.
"Debemos ponernos ya a desarrollar la inteligencia artificial, porque es la tecnología más disruptiva y la que permitirá los cambios más abruptos en la sociedad. Luego nos podremos plantear temas como la autonomía estratégica en algunas tecnologías, pero el primer paso es impulsar su desarrollo, con un mayor foco en los datos que en los modelos", explicó.
Ese paso adelante no supone, aclaró Pedreño, una negación de la actual ley europea de inteligencia artificial, sino su aceptación como hecho probado y de obligada aceptación: "No podemos seguir planteándonos si la ley es buena o mala. Es un debate que no toca, porque no avanzaríamos. No obviamos la ley, de hecho no debería ser un freno para nada ni dejar fuera la innovación como se ha dicho. Pero debemos seguir adelante".

Juan Luis Pedreño (PP) y Tesh Sidi (Sumar), en el debate organizado por Ametic.
En ese perentorio camino, Juan Luis Pedreño apela a pasar de la regulación a la realidad, momento en que critica abiertamente las acciones (o, mejor dicho, inacciones) del actual Ejecutivo.
"No estamos de acuerdo con la estrategia de España en inteligencia artificial. Hemos tenido varios ministros en poco tiempo y tenemos un documento muy bien escrito por alguna consultora, pero nada más, no hay una hoja de ruta clara", denunció el político. "Lo que tenemos son titulares, como la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA), que no tiene gente para valorar la documentación que exige a las empresas y que da incertidumbre sobre cómo demostrarle a funcionarios que no sabemos qué cualificación tienen a la hora de entender los riesgos de los modelos de IA".
En medidas concretas, el Partido Popular reclama incentivos fiscales al desarrollo de la inteligencia artificial y acabar con el disparato regulatorio: "La sobrerregulación no es adecuada. Por ejemplo, el anteproyecto de ley del gobierno sobre IA responsable dice lo mismo que el reglamento europeo. Se nos está haciendo bola tanta ley, porque estamos pendientes de las normas y no de desarrollar la inteligencia artificial", sentenció.
Tesh Sidi (Sumar)
Del más pragmático a la más idealista y comprometida, desde una visión inmediata de la realidad de esta tecnología. Tesh Sidi, portavoz de Sumar de Transformación Digital e IA, ampliaba de inicio el debate para no quedarnos en la mera argumentación técnica, sino reconociendo que estamos en un momento "en que está en juego la construcción de la propia sociedad digital".
Su mirada detallada parte de la situación de partida de España en esta contienda, más retrasada de lo que algunas voces tratan de imponer en el imaginario colectivo: "Estamos en un momento de digitalización del dato y no tanto de inteligencia artificial. Eso no implica que no debamos abordar la IA, pero necesitamos modelizar los datos antes".
Enfriados los ditirambos, Sidi llevó la conversación a cuestiones más complejas y profundas sobre las implicaciones mismas de esta tecnología en campos como el empleo o sus connotaciones geopolíticas.
Sobre el primero de esos debates, la diputada pedía "no crear alarma de que vamos a perder nuestros trabajos, pero sí analizar qué vamos a hacer cuando los algoritmos empiecen a sustituir a los decisores y gestores de recursos humanos dentro de las empresas. Ahí habrá un peligro de que no podamos regularlo o no vayamos acorde a la tecnología, con más riesgos laborales". La solución, a su juicio, pasa por abordar el reskilling masivo de la población e impulsar una mayor pedagogía social.
Más disímil es su postura respecto a cómo se está jugando esta partida en el tablero global. "Todas las propuestas que estamos haciendo se enfrentan a algo más complejo: a una pugna entre Estados contra oligarcas extranjeros. Queremos regular algo que está fuera, pero no ofrecemos una alternativa pública".
Por ello, en la parte propositiva de Tesh Sidi encontramos dos elementos fundamentales. Uno concierne a esos modelos públicos que debe proporcionar Europa y, el otro, en referencia a una "línea de financiación estable para que las pymes puedan elegir dónde quieren estar". En sus palabras, "esta es la única forma de hacer realidad la regulación".
Luisa Sanz (PSOE)
El discurso de Luisa Sanz, portavoz de IA del PSOE era bastante previsible, es lo que tiene ser el partido que ostenta la cartera a cargo de la inteligencia artificial en nuestro país. Sin embargo, la brevedad y ambigüedad de sus respuestas son casi más esclarecedoras que cualquier digresión al respecto.
En más de una decena de ocasiones, Sanz hizo referencia a la importancia de contar con una "IA humanista, centrada en las personas, ética y responsable". Pidió en repetidas ocasiones "pensar cómo queremos que sea la IA del futuro, que no sólo sea avanzada técnicamente, sino que empodere a las personas y respete los valores". Pero sin alusión a ninguna medida o acción concreta para alcanzar dicha aspiración.

Luisa Sanz (PSOE) y Pedro Fernández (VOX), en el debate organizado por Ametic.
Empero, hubo algunos aspectos específicos a los que hizo mención. Uno fue la defensa -compartida por todos los ponentes- de la ley europea de IA ("Sabemos que es muy difícil ponerle puertas al campo, pero tampoco podemos dejar que sea la ley de la selva"). Otro fue reconocer los problemas para la operativa real de la AESIA, denunciada por su colega del PP ("Es un tema complejo, vamos lento", admitió).
El último fue defender que las nuevas leyes a escala nacional no van a añadir más legislación sobre la ya existente, "sino que viene a ayudar, a concretar sanciones y acelerar cosas como los sandbox". Recordemos, no obstante, que el espacio de pruebas nacional para la IA ya fue anunciado en época de Nadia Calviño y recortado de forma drástica por su sucesor en estos menesteres, José Luis Escrivá.
Pedro Fernández (VOX)
En el saledizo de este debate, tanto por la aquiescencia en el contenido como por lo solaz del continente, encontramos a Pedro Fernández, portavoz de Vox de Transformación Digital e IA. A él, sin ir más lejos, debemos atribuir la crítica más exaltada a la regulación en materia de inteligencia artificial: "No podemos entrar en una diarrea legislativa. Debemos buscar un mejor equilibrio entre el enfoque garantista y el económico. Estados Unidos y China nos llevan años de ventaja, si nos ponemos a reformar las leyes que ya están vamos a perder más tiempo todavía".
También Fernández ha bendecido la guerra comercial de Donald Trump (el único en mentar este nombre durante el debate) al afirmar que ha hecho "que los gobiernos europeos se espoleen y revisen sus estrategias de IA", obviando si esta supuesta reacción se debe a la locura arancelaria o a una acción ordenada tras las críticas del famoso informe Draghi del pasado curso.
Como adelantábamos, el portavoz de VOX sí coincide en el fondo con sus compañeros de ideologías opuestas: "La inteligencia artificial tiene que servir a los ciudadanos y no podemos perder de vista su interrelación con la filosofía, la ética y la política". Y también en señalar la necesaria labor de pedagogía: "Los miedos a lo nuevo amplifican la brecha tecnológica, y eso necesita de más formación y pedagogía". Quizás lo suyo sean solo apelaciones de forma y no del poso que subyace a este debate tan necesario para el futuro de la economía y la sociedad española y europea...