
Imagen de la Comisión Europea, en Bruselas. Europa Press
No son solo palabras: Europa materializa su apuesta por la inteligencia artificial en proyectos tangibles
Más allá de la legislación y la inversión prometida, la región respalda proyectos que tienen de base a la IA en industrias como el transporte o la sanidad.
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La inteligencia artificial (IA) está presente en prácticamente todas las conversaciones del sector tecnológico y en casi todos los proyectos que se presentan dentro de una industria, sea en un mayor o menor grado. Sin embargo, en la mayoría de casos no se deja de hablar de esta herramienta desde un punto de vista genérico o etéreo, sin aterrizar las implicaciones reales de su despliegue o los objetivos que se han conseguido realmente con su aplicación.
En el plano legislativo ocurre lo mismo. La Unión Europea ha dedicado los últimos años a regular alrededor de esta y otras verticales tecnológicas y a emitir guías y documentos, vinculantes o no, en los que da pautas para reducir los desafíos relacionados con la misma. Entre ellos, destaca el pionero Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial (AI Act) que, a pesar de haber sido aprobada a mediados del año anterior, tiene un calendario de entrada en vigor de sus preceptos que se extiende hasta 2026. De momento, han entrado en vigor las prácticas prohibidas, que son de aplicabilidad desde principios de este año.
A esta ley se suman otros cuerpos normativos relacionados como el Plan Coordinado sobre la IA, que establece una hoja de ruta para impulsar la inversión, armonizar las políticas comunitarias y fomentar la adopción de la IA en todo el territorio, así como el resto de normas no directamente relacionadas con esta tecnología, pero que la incluyen en sus disposiciones como la NIS 2 o DORA. Todo ello, además, atravesado por las transposiciones nacionales.
La apuesta por esta herramienta no solo se hace desde la regulación, sino también desde la inversión, ya que, según los datos de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, la Comisión Europea planea invertir 1.000 millones de euros anuales en IA procedentes de programas como Europa Digital y Horizonte Europa, con el objetivo de atraer más de 20.000 millones de euros de inversión total en IA durante esta década.
Sin embargo, más allá de los anuncios, el desembolso y las normas, lo importante en relación al despliegue de la inteligencia artificial son los proyectos que acaban siendo tangibles. En este sentido, Europa ha desplegado y está desplegando algunos con resultados muy reseñables que se enmarcan con su visión de una IA ética, segura y con visión humanista en diferentes ámbitos de la industria.
De la agricultura al transporte
Por ejemplo, en el sector de la agricultura y de la sostenibilidad alimentaria, el organismo comunitario ha apostado por iniciativas como ANTARES, que está actualmente operativa, centrada en el despliegue de sensores inteligentes y big data para producir alimentos de forma más sostenible. También destacan los del ámbito industrial y manufacturero, con SERENA, que aplica técnicas de IA para predecir las necesidades de mantenimiento de equipos industriales, y SecondHands, en el marco del cual se ha desarrollado un robot capaz de ofrecer ayuda proactiva a técnicos de mantenimiento, aumentando la eficiencia y la productividad.
Mientras, en el caso del transporte y la movilidad, Europa cuenta con VI-DAS, impulsado por una empresa española y centrada en la asistencia al conductor a través de su análisis físico, mental y conductual, y PILOTING, que integra soluciones robóticas para la inspección y el mantenimiento de refinerías, puentes y túneles.
A estos se suman los que tienen que ver con el impacto social, como HUMAINT, que analiza el estado actual y evolución futura de la inteligencia de las máquinas y su impacto potencial en el comportamiento humano, o AI Watch, centro en la monitorización de la capacidad industrial, tecnológica y de investigación, las iniciativas políticas en los Estados miembros, la adopción y desarrollos técnicos de la IA y cómo influyen en la economía, sociedad y servicios públicos.
Relacionados con lo anterior, se encuentran los del ámbito sanitario, entre ellos, DeepHealth, que desarrolla herramientas avanzadas para el procesamiento de imágenes médicas y modelos predictivos, y BigO, que recopila y analiza datos anónimos sobre patrones de comportamiento infantil y su entorno para extraer evidencias sobre factores locales involucrados en la obesidad.
Más proyectos finalizados
Sin embargo, aunque estos son los que están activos actualmente, lo cierto es que Europa lleva tiempo apostando por el despliegue de iniciativas en el campo de la inteligencia artificial y a los mencionados ya les precedieron otros que también han tenido su impacto en industrias como la salud, el transporte o el medioambiente.
Entre los proyectos ya finalizados se encuentran algunos relacionados con la agricultura de precisión, la robótica para la mejora en la gestión de la jardinería, la aplicación de la IA para aumentar la sostenibilidad en la fabricación o de la realidad aumentada para optimizar el ciclo de vida de un producto en caso del sector manufacturero.
También, el desarrollo de un sistema de transporte público local a través de minibuses autónomos u otro que estudió el impacto de la IA y los robots en el trabajo, así como, dentro del ámbito de la salud, los dedicados a la mejora de la toma de decisiones de diagnóstico, el apoyo personalizado para enfermedades concretas o la mejora de la predictibilidad.