
Eduardo Prieto, director de Operaciones de Red Eléctrica, en rueda de prensa tras el apagón.
Red Eléctrica "descarta" un ciberataque como causa del apagón: gana fuerza la hipótesis del exceso de renovables
Un informe al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL y con el que trabaja Moncloa señala que “un cortocircuito en un corredor de 400 kV puede provocar disparos en cascada”.
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En pocas horas, las teorías sobre las causas del apagón total en la península ibérica de este lunes 28 de abril se han disparado entre expertos y no tan expertos, pero gana fuerza la hipótesis de que el exceso de renovables ha provocado un fallo en el sistema.
Una idea que corrobora un informe al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL y con el que se trabaja en Moncloa y que señala que el mecanismo desencadenante ocurrido a las 12.30 del mediodía comenzó con un Islado o “separación” del sistema peninsular respecto al continente, continuó con un trip masivo de renovables basadas en inversores (solar y eólica), para seguir con una falta del gran eje de transporte de 400 kV junto con protecciones mal coordinadas, y por último, una combinación de los dos primeros.
Sin embargo, la gran incógnita del apagón en España es por qué las nucleares y la fotovoltaica se cayeron en solo cinco minutos, dejando sin verter a la red el equivalente al 60% del consumo y provocaron el colapso de la red. "Lo que hemos identificado han sido dos incidentes separados en el tiempo que provocaron una rápida y enorme pérdida de generación, pero es prematuro hacer cualquier tipo de pronunciamiento de los motivos", ha señalado en rueda de prensa Eduardo Prieto, director de Operaciones de Red Eléctrica.
La realidad es que antes del apagón había 18.283 MW de generación fotovoltaica, una cifra disparada y muy superior al resto de tecnologías. Le seguía la eólica, que solo producía 3.645 MW, y la nuclear, con 3.389 MW (el parque es de 7 GW, pero había cuatro centrales paradas).
Los ciclos combinados, centrales térmicas de gas, apenas aportaba 1.633 MW. Pero tras el apagón y la caída inesperada de 15.000 MW, la fotovoltaica se redujo más del 50% de su producción hasta los 8.236 MW y la nuclear se apagó completamente, hasta marcar los 0 MW.
Prieto señala de dos desconexiones "por la zona suroeste de España, pero sin localización exacta" que pudieron haber sido afectar la generacion. "Estamos identificando dónde, pero pedimos que no se especule sobre sus orígenes y desarrollo".
Lo que sí ha confirmado es que se trata de un evento de disminución de la frecuencia de una manera brusca y significativa, una degradación del funcionamiento y siguiente desconexión con el sistema eléctrico francés, y se aleja la hipótesis de un ciberataque.
Energía síncrona
En el momento del corte de suministro, el suministro eléctrico español se encontraba en una situación muy frágil: el 70% de la electricidad se generaba por productores sin inercia síncrona con la red, es decir, con energías renovables (fotovoltaica y eólica).
La inercia síncrona con la red se consigue gracias a las turbinas de las centrales nucleares, de carbón, de gas o hidroeléctricas que impulsan sus generadores. La velocidad de rotación de estas turbinas está sincronizada con la frecuencia de la red eléctrica, 50Hz en la Unión Europea, y esto da robustez a la red. También la frecuencia de la red está directamente relacionada con la energía de rotación de las turbinas, 3.000 rpm.
La incorporación de instalaciones de generación de energía que no utilizan turbinas sincronizadas con la red, sino que producen corriente continua y que se convierte en corriente alterna mediante inversores, energía eólica y solar, aunque pueden generar corriente alterna de alta calidad, no pueden reemplazar la función de inercia sincronizada con la red.
Cuanto más se integra la energía eólica y solar en la red y menos centrales eléctricas convencionales con turbinas síncronas quedan, menor será la inercia para amortiguar las fluctuaciones instantáneas de la carga.
Por tanto, ahora los expertos se cuestionan el modelo de transición energética basada en las renovables, a falta de que los técnicos de Red Eléctrica avancen en su investigación de los hechos. En cualquier caso, tanto si el incidente se produjo desde fuera de la red eléctrica española o por un fallo del sistema informático, todo apunta a la misma dirección: hay que mejorar la red eléctrica.
Y lo que es más importante, "hay que evitar que un incidente de estas mismas características se vuelva a producir en el futuro", añadía Eduardo Prieto de Red Eléctrica.
¿Falta nuclear?
Las voces que defienden más centrales de energía síncrona, en concreto de nuclear, empiezan a recordar que ya lo llevaban tiempo advirtiendo.
El sistema español tenía tres de los siete reactores nucleares parados (Trillo, Almaraz 1 y Cofrentes) y el resto al 70% (Asco 1 y 2, Vandellos 2 y Almaraz 2) ya que Red Eléctrica consideró que en un momento de temperaturas ni frías ni cálidas, con anticiclón, y entre la Semana Santa y el puente de mayo en Madrid, el sistema podría prescindir de las centrales nucleares que, debido a las tasas ficales no pueden vender electricidad por debajo de los 28 euros.
Es decir, Red Eléctrica consideró que, con la energía fotovoltaica, mucho más barata, se cubriría la demanda.
El problema es que el sistema necesita tensión (estabilidad de fluido eléctrico que solo lo dan aquellas tecnologías que producen luz mediante turbinas: es decir, hidroeléctricas, nucleares y ciclos combinados).
Red eléctrica envejecida
A las 11,30 del lunes 28 de abril, el sistema empezó a dar problemas de fluctuaciones, pero el sol brillaba en España gracias al anticiclón y la producción fotovoltaica crecía a fuerte ritmo por lo que los ciclos combinados a gas bajaron su producción para dar paso a la fotovoltaica. Sin nucleares, sin ciclos combinados y con la hidroeléctrica parada no había casi turbinas operativas y la tensión quedó más fluctuante y vulnerable que nunca. Hasta que ocurrió el incidente.
La caída de tensión hizo saltar los “diferenciales del sistema” apagándose todo de golpe, la fotovoltaica, los ciclos, las cuatro nucleares que quedaban. "Y suerte, porque de esta forma no se quemaron los transformadores que nos hubieran llevado a un apagón no sólo de un día", señalan fuentes del sector.
Es un ejemplo de lo que puede pasar en el momento en que España prescinda de las centrales nucleares sin contar con una alternativa equivalente (lo que podrían ser las centrales hidráulicas de bombeo, con turbina. Las baterías no valen porque no dan tensión).
Por último, recuerdan que al problema del cierre nuclear, se une una red de transporte eléctrico envejecida y que no está adaptada a la generación masiva de energía fotovoltaica y renovable. Y que necesita inversiones urgentes para actualizarla eliminando los actuales límites de inversión que fija la ley.