
Beatriz Corredor, presidenta no ejecutiva del Grupo Redeia
Las transcripciones del apagón, reflejo de los nervios y la confusión en Red Eléctrica al no poder estabilizar el sistema por la solar
Las conversaciones entre operador del sistema y los centros de control revelan qué problemas había minutos previos al cero energético.
Más información: La investigación del apagón recaba conversaciones previas de Red Eléctrica con hasta 30 centros de control diferentes
Las 'cajas negras' del apagón del 28 de abril, esto es, las conversaciones grabadas que mantuvo el operador de sistema, Red Eléctrica (REE), con centros de control de empresas privadas se han mantenido ocultas como si fueran un tesoro enterrado en lo más profundo del océano.
Ahora se sabe por qué. Según las transcripciones de esos audios a los que ha tenido acceso en exclusiva EL ESPAÑOL, reinaba el nerviosismo y la confusión entre los técnicos que no conseguían controlar y estabilizar la red minutos, horas y días previos.
Problemas de caída o sobretensión, oscilaciones fuertes, cambios en la generación fotovoltaica, reactancias, fluctuaciones... REE era consciente de todo ello y así comprueba en sus dudas sobre las decisiones a tomar para poner en orden en un sistema que operaba, fundamentalmente, con renovables.
"No nos da tiempo a regular para controlar las tensiones de una manera eficiente", se lee en una conversación.
"Sí, está fluctuando bastante, tenemos un movimiento nacional de energía solar y además cambios de programa y esto es lo que provoca pues eso, un vaivén en las tensiones importante", se ve en otro.
La presidenta no ejecutiva del Grupo Redeia (Red Eléctrica), Beatriz Corredor, ha dicho en varios foros en las últimas semanas que las investigaciones internas no detectaron ningún fallo en los procesos de gestión de la red ni en las medidas tomadas durante el incidente.
Incluso que el operador cumplió de forma "escrupulosa y rigurosa" toda la normativa técnica y legal aplicable al sistema de transporte eléctrico.
Pero la realidad, según se desprende de estos audios transcritos, es que sus técnicos, que estaban al tanto de lo que ocurría en la red eléctrica, ya llevaban tiempo alertando de que algo no iba bien.
Las 'cajas negras', lo que durante semanas se ha mantenido oculto bajo siete llaves, demuestran lo que ya era un secreto a voces.
Un elefante en la habitación que apuntaba a un exceso de generación fotovoltaica que entraba y salía según el precio que se pagaba en el mercado mayorista, según explicaba otro operario de REE.
Pero también por la falta de centrales convencionales (nucleares, de gas, carbón o hidráulicas) que no aportaron lo que se conoce como inercia eléctrica para estabilizar la red.
Sin suficientes centrales convencionales en funcionamiento, no hubo capacidad para absorber o compensar rápidamente ese desequilibrio.
Diferencias norte-sur
En los primeros días post-apagón, el Gobierno anunció que el origen del cero energético se situaba en un punto recóndito, pequeño y escondido en alguna parte del suroeste de España, entre Andalucía y Extremadura.
Precisamente, el día de autos y en la hora "D" solo había una central con energía síncrona funcionando allí, el ciclo combinado de gas situado en Palos de la Frontera (Huelva). Nada más.
El resto de centrales de todo el área suroeste del país (solo hay otro ciclo en la capital de Huelva) y la central nuclear de Almaraz (Cáceres) con sus dos reactores de 1 GW cada uno, estaban sin funcionar. Almaraz paró días atrás, en concreto desde el 19 de abril.
Precisamente, el 20 de abril, Foro Nuclear, la patronal del sector, comunicaba las razones del parón de sus centrales. "Como consecuencia del descenso de la demanda, la alta penetración renovable de los próximos días y la desproporcionada carga tributaria que lastra sus costes, las centrales están parando", decía en un comunicado.
Mientras las investigaciones siguen su curso, al menos ya se puede explicar por qué había tanta opacidad sobre el contenido de los audios de aquel aciago día: destapan lo que se ha negado hasta la fecha.
Aquello que Red Eléctrica no quiere asumir, porque están en juegos miles de millones de euros en indemnizaciones.