
Warren Buffett en una imagen de 2014. Reuters
Siempre que me preguntan qué libro recomendaría a quienes empiezan a invertir, digo dos que son radicalmente distintos, pero totalmente complementarios. Uno es de un gran trader semidesconocido, que tiene la ventaja de que aporta una visión centrada en cómo funcionan los mercados y pasa olímpicamente del análisis fundamental.
Dice cosas como que la tendencia es tu amiga, que apliques stops de pérdidas, que nunca te enfrentes a la Reserva Federal o que la solidez de una subida depende del volumen de negociación. Justo lo que no te enseñan en los cursos hiper teóricos y alejados de la realidad que se exigen para ser asesor financiero certificado.
El otro –o más bien los otros– libros que recomiendo serían los que se han escrito con frases y consejos de Warren Buffett. Si tuviera que elegir uno me quedaría con estos, porque a la larga generan más valor (pero como nada nos impide comprar ambos, creo que un buen inversor tiene que tener las dos visiones. Ser un buen analista que detecta activos interesantes es muy importante, pero si encima sabes comprar barato, vender caro y retirarte a tiempo de los errores, mejor).
Hay muy poca gente, especialmente en España, que tenga la capacidad de invertir a largo plazo y de no asustarse
Otra cuestión importante a este respecto es que hay muy poca gente, especialmente en España, que tenga la capacidad de invertir a largo plazo y de no asustarse y malvender a la primera corrección. Y para ser un buen inversor hay que saber ir a veces a contracorriente. No dejarse llevar por el ruido que se genera en los medios de comunicación, redes e intermediarios financieros.
El problema es que esa capacidad de actuar de forma contra intuitiva es algo que no está al alcance de todo el mundo. Así que hay que ser realista y aplicar aquello que diga Warren Buffett sólo en la medida en que cada uno sea capaz de hacerlo. Y con el filtro del trader, que vigila el corto plazo y respeta las reglas del mercado. Ese es, en mi opinión, el punto de equilibrio óptimo, tanto para el inversor en general –y el español en particular–, como para su asesor o gestor.
Buffett insistía en saber ir a contracorriente. Y lo resumía en una frase: “hay que ser osado cuando todos son miedosos y miedoso cuando todos son osados”
El caso es que Buffett, que ahora nos deja (afortunadamente solo profesionalmente), insistía en saber ir a contracorriente. Y lo resumía en una frase: “hay que ser osado cuando todos son miedosos y miedoso cuando todos son osados”.
Y cualquiera que vea un gráfico de largo plazo del S&P 500 –o del índice global MSCI World–, observará que todas las ocasiones en las que se han producido grandes caídas, en las que todo el mundo estaba asustado, han sido magníficas oportunidades de compra. Y todavía mejores para quien tenía claro que activo, sector o país comprar (valores concretos en el caso de Buffett).
Parece fácil, pero para la mayoría de la gente eso es casi imposible. Y se debe a que requiere pensar de forma contra intuitiva. El pensamiento intuitivo es seguir al rebaño. Si todo el mundo empieza a salir corriendo de un local, a nadie se le ocurre quedarse a ver si hay motivo para el pánico. Y no solo es humano, probablemente es también lo correcto (aunque como dicen en los aviones, a veces la salida de emergencia más cercana no está delante sino detrás).
Pero esto, en los mercados, es exactamente lo que no hay que hacer. En los mercados, antes de salir corriendo hay que ver qué ocurre, ver si estás ante una oportunidad y cómo puedes aprovecharla. Y obviamente solo podrás aprovecharla si fuiste bien aconsejado e hiciste liquidez cuando todo el mundo estaba eufórico y ahora tienes dinero para aprovechar el pánico.
La única forma en la que la gente es capaz de empezar a pensar como Warren Buffett es contar con alguien que le ayude a hacerlo
La única forma en la que la gente es capaz de empezar a pensar como Warren Buffett es contar con alguien que le ayude a hacerlo. Exactamente igual que uno se pone en forma en un gimnasio si cuenta con un buen entrenador personal. Y además sin lesionarse. O aprender a conducir sobre hielo, donde, a veces, cuando se va el coche, hay que hacer exactamente lo contrario de lo que te piden el cuerpo y la intuición.
Necesitas alguien que te enseñe y que te dé la seguridad que necesitas para hacerlo bien. Y ese es, en mi opinión, el papel principal del asesor financiero: no tanto enseñarte a invertir, tú ya tienes una profesión, sino darte la seguridad que necesitas para hacer cosas que no podrías hacer solo o que podrías lesionarte.
Evidentemente, estamos hablando de aprovechar situaciones extremas. Buffett no habla de ser osado (comprar) cuando “algunos” son temerosos, ni de vender cuando hay “alguien” que es osado. Como todas las frases sólidas y efectivas, cada palabra importa.
Por eso habla de “todos”, lo cual suele coincidir con caídas muy fuertes en los mercados o subidas en vertical. El mejor momento para invertir no es ir haciendo aportaciones periódicas, sino cuando todos son temerosos. Y la cuestión no va tanto de si hay que esperar a que el mercado caiga un 20% o un 30%, sino de cuál es el nivel de miedo o euforia, que hay en el mercado y hay que saber valorar.
Warren Buffet es el ejemplo máximo de ese entrenador personal, porque ha demostrado durante décadas que su método da resultados
También es muy útil conocer hasta qué punto están posicionados los inversores, y, curiosamente, los profesionales y los hedge funds (fondos de gestión alternativa), que, basta ver la estadística, suelen ir con el pie cambiado, al menos en los últimos años (lo del smart money es un gancho de marketing).
En el fondo, Warren Buffett es el ejemplo máximo de ese entrenador personal, porque ha demostrado durante décadas que su método da resultados y que sus hechos y la lógica de sus explicaciones permiten obtener el máximo partido a la capacidad de invertir de cada persona (y en eso, como en todo, cada persona es diferente).
No se juega igual al tenis el primer día que cinco años después, y no me refiero solo a que se juega mejor, sino que se hacen cosas que inicialmente te parecían contra intuitivas y que cinco años después y con un buen entrenamiento se han convertido en movimientos naturales. Un buen asesor es un buen entrenador y Buffett ha sido el mejor.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.