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Opinión

Del dato a la decisión: la importancia de la digitalización

Josu Ugarte, Schneider Electric
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"La revolución digital no ha sido un fenómeno tecnológico, sino un movimiento mental." Con esta reflexión, el escritor y pensador Alessandro Baricco sintetizaba en su ensayo The Game (2018) un punto clave: la transformación digital no es solo una cuestión de tecnología, sino una nueva forma de pensar y vivir.

Este cambio cultural comenzó a gestarse cuando la digitalización de la información dio un salto definitivo a principios del nuevo milenio marcando un punto de inflexión: una aceleración significativa en la adopción de tecnologías digitales que impulsó una nueva fase de la revolución digital.

En 2001, Wikipedia marcó un hito como la primera enciclopedia colaborativa de acceso libre. En 2004, Google Books inició la tarea de digitalizar millones de libros para ponerlos al alcance de cualquiera. Ese mismo año, la llegada de Gmail y el almacenamiento en la nube nos mostró que el futuro sería cada vez más digital.

La transformación digital no se improvisa. Es un proceso que requiere de una hoja de ruta clara, con pasos definidos y un objetivo claro: la integración total.

Hoy, vivimos en una era sin precedentes, donde la globalización, la revolución digital y la inteligencia artificial convergen con crisis económicas, climáticas y geopolíticas. La pandemia, la escasez de materiales, las guerras y la inflación se entrelazan con la transformación digital y la transición energética. Nos dirigimos hacia un futuro incierto, donde la capacidad de aprender y adaptarse es crítica.

Vivimos en el mundo que Baricco anticipó en The Game: un mundo de tres grandes transformaciones –energética, digital y cultural– que avanzan a un ritmo imparable. En esta nueva realidad, los comportamientos lineales y predecibles han quedado atrás. Y, en medio de esta revolución, intentamos comprender la más disruptiva de todas: la transformación digital.

La transformación digital fracasa

La transformación digital es una necesidad vital para cualquier empresa que aspire a ser competitiva. Sin embargo, muchas la abordan sin una estrategia clara, sin infraestructuras adecuadas y, lo más crítico, sin datos fiables. ¿El resultado? Decisiones erróneas, recursos mal empleados y una digitalización que, en lugar de ser una ventaja competitiva se convierte en un lastre.

La clave no está en la inteligencia artificial, la conectividad o la automatización. La clave está en el dato. Sin una arquitectura de datos sólida –integrada, precisa y en tiempo real– la digitalización no tiene sentido. Porque transformar una empresa digitalmente no significa incorporar tecnología, sino convertir todo el entorno empresarial en datos susceptibles de ser analizados y explotados para generar valor.

"La transformación digital no es solo una cuestión de tecnología, sino una nueva forma de pensar y vivir", Alessandro Baricco. 

No se trata de recopilar información, sino de garantizar su calidad, coherencia y accesibilidad en toda la cadena de valor: desde la fábrica hasta la infraestructura, los edificios, el CRM, la ERP, el mantenimiento y la sostenibilidad. Un dato erróneo o duplicado puede desencadenar errores en toda la organización, desde la producción hasta la estrategia comercial.

Además de los datos, hay otros tres pilares esenciales: las plataformas –que deben ser integrables, escalables, agnósticas, no cautivas y deben poder estar en nube y en local–; la conectividad, esencial para garantizar que los sistemas hablan entre sí sin fricciones; y las aplicaciones, basadas en datos fiables que aporten valor real y faciliten la toma de decisiones.

Cuando falta cualquiera de estos elementos, la digitalización deja de ser una ventaja para convertirse en un ejercicio costoso de prueba y error.

De la teoría a la ventaja competitiva

La transformación digital no se improvisa. Es un proceso que requiere de una hoja de ruta clara, con pasos definidos y un objetivo claro: la integración total. El punto de partida siempre debe ser el mismo, asegurar la calidad del dato. Solo después tiene sentido identificar los casos de uso que realmente aportan valor y, en base a ello, desarrollar plataformas y aplicar la IA según los criterios que tenemos en nuestros propios negocios.

Estamos ante un desafío sin precedentes, pero también frente a una oportunidad única. Las empresas que prioricen la transformación digital desde la dirección podrán obtener enormes beneficios y asegurar su competitividad en el futuro.

Como dice Baricco en The Game, la digitalización no es solo un cambio tecnológico, sino una nueva forma de jugar con sus reglas y dinámicas. No gana quien más datos tiene, sino quien sabe convertirlos en mejores decisiones. No basta con digitalizarse, hay que hacerlo bien.

*** Josu Ugarte, presidente de Schneider Electric para Iberia.

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