
Po'Boys de Gulah.
El 'madrileño' que trae por primera vez a la capital los 'bocadillos' callejeros de Nueva Orleans: Po'Boys desde 11 euros
Son el emblema de la ciudad del jazz y la magia negra. Una receta servida en un exclusivo pan alargado -a caballo entre un brioche y baguette francesa-.
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"No lo llamamos bocadillo, lo llamamos Po'Boy", informan los fundadores de Gulah cuando este diario le intenta buscar un símil local a un concepto gastronómico que nadie había traído todavía a Madrid.
Esta especie de perrito caliente la ha traído directamente desde Nueva Orleans Jesús González Espartero, un madrileño de adopción, nacido en Segovia, conocido en su barrio por haber tenido varios conceptos gastronómicos y, actualmente, El Jardín de Arturo Soria.
Los Po'Boys son el emblema callejero de la ciudad del jazz y la magia negra. Una receta servida en un exclusivo pan alargado -a caballo entre un brioche y baguette francesa; de hecho, el que sirven se lo hacen específicamente para ellos- cuyo nombre viene de 'poor boy', porque era el bocado que se podía permitir la gente sin recursos.

Los Po'Boys de Gulah.
Estos 'sándwiches' americanos ahora se pueden descubrir en Gulah, que acaba de abrir sus puertas en Arturo Soria con López de Hoyos. La idea de ser asequible para todos se mantiene -hay Po'Boys desde 11 euros y se puede comer por menos de 20-, pero los rellenos tienen una vuelta de tuerca más local.
Cuando Jesús González visitó la ciudad de Luisiana le encantó la idea de los Po'Boy. Tanto el bocado en sí como de las cervecerías en las que los probó.
"Locales con mucho encanto en el barrio francés, de estilo industrial, con mobiliario tapizado y materiales industriales, mezcla de ladrillo rústico con arcos geométricos…", justo la decoración que Jesús ha conseguido recrear en su bar de la capital.
Las combinaciones de sus diez recetas están hechas con ingredientes de aquí y algunos toques muy castizos, repletas de salsas caseras.
Entre ellas están el Chicken Run (Po'Boy de pollo frito con coleslaw y mayo picante), el Voodoo Veggie, una opción vegetariana de seta, ostra crujiente, lechuga, tomate y salsa remoulade, y entrantes como los chili cheese bites (jalapeños rellenos de cheddar) o las alitas del infierno.
Según aseguran, todo es casero. Entre sus bocados estrella está el Toroloco -con rabo de toro guisado durante 24 horas, guacamole y cebolla encurtida-; el Jazz Balls, con albóndigas con salsa de tomate casera y queso de mozzarella; The Slow Burn, de costilla de ternera cocinada a baja temperatura y bañada en salsa barbacoa acompañado de puré de palomitas; y el Lomo King, que emula al pepito de toda la vida.
A mediodía entre semana tienen el Menú Po'Boy, que por 12,50 euros incluye uno de sus bocados estrella y una bebida. A su vez, la mayoría de su carta se puede pedir a domicilio.
Gulah es un restaurante informal, pero con una estética cuidada. El diseño clásico se traslada al barrio francés de Nueva Orleans con detalles de vegetación como los de los edificios coloniales, toques industriales, geométricos y rebeldes.

Espacio general de Gulah.
Una enorme barra capta las miradas nada más entrar, y también hay mesas altas y bajas de madera con pie de hierro y cómodas sillas naranjas y azules en el interior, zonas de paredes de ladrillo visto, televisión, en la que retransmitirán eventos deportivos, y unas amplias cristaleras que dan luminosidad al local y permiten ver la terraza.
El aforo total es de 90 personas (45 dentro, 45 fuera), se aceptan mascotas tanto en barra como en la zona exterior; y el horario es ininterrumpido de 13:00 a 00:00 horas de lunes a domingo.