
Maria Grazia Chiuri, en una foto de archivo. © INES MANAI / Dior
Maria Grazia Chiuri en la casa Dior: un legado donde el feminismo, la estética y la simbología se entrelazan
La diseñadora italiana perpetuó la herencia del 'couturier' durante casi una década, dejando para el recuerdo su inconfundible sello.
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"Me esfuerzo por estar atenta y abierta al mundo y por crear la moda que se asemeja a las mujeres de hoy”. Con esta frase cargada de sentido debutaba, en septiembre de 2016, su andadura por la casa Christian Dior Maria Grazia Chiuri (Roma, 1964). La diseñadora italiana ya auguraba un futuro a su imagen: poderoso, coherente y de gran impacto visual.
Era la primera vez que una mujer se encargaba de la dirección creativa de la casa, un hecho que no solo supuso un hito para la firma, sino para todo el sector de la moda. La creadora era el cambio que necesitaba. Y se esmeró, durante nueve años, en recordar su importancia.
Chiuri no solo demostró su talento creativo y su profundo respeto por la herencia de Dior, sino que también supo reivindicar una nueva feminidad basada en la libertad, la valentía y la autoafirmación. Su visión rompió moldes y desafió las convenciones, centrando la mujer en su narrativa.
Para comprender la magnitud de su influencia, es necesario remontarse a sus orígenes. Inició su formación en el Instituto Europeo di Design de Roma, donde forjó las bases de su sensibilidad estética y de su técnica.
Posteriormente, integró la casa Fendi, concretamente el departamento de marroquinería, donde perfeccionó su dominio de los accesorios de lujo.
En 1999, comenzó una de las etapas más relevantes de su carrera en Valentino, primero encargándose de las líneas de complementos y, a partir de 2008, asumiendo la codirección artística junto a Pierpaolo Piccioli.
Su punto de inflexión llegó en 2016, cuando fue nombrada directora creativa de las colecciones femeninas de Dior, sucediendo a Raf Simons. Con este nombramiento, Maria Grazia seguía haciendo historia.
Desde el inicio, la diseñadora se propuso crear prendas pensadas para la mujer contemporánea: cómodas, estéticas y atemporales. Su compromiso con la igualdad de género se reflejó tanto en sus colecciones como las puestas en escena de sus desfiles y la elección de sus colaboradoras.
El activismo feminista de Chiuri se hizo patente desde su primera propuesta en 2016, cuando presentó la ya icónica camiseta con el lema 'We Should All Be Feminists', en homenaje a la escritora Chimamanda Ngozi Adichie. Esta prenda se convirtió en un símbolo de empoderamiento y abrió un diálogo global sobre el papel de la mujer en la moda y la sociedad.
En 2018, volvió a cautivar con tee-shirts marineras estampadas con la pregunta '¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?', título del célebre ensayo de Linda Nochlin, en un desfile inspirado en figuras como Niki de Saint Phalle. Así, la diseñadora convirtió la pasarela en un espacio para la reflexión y la reivindicación, invitando a repensar los cánones y el legado cultural.
Para la primavera-verano 2020, siguió cuestionando la influencia de los roles de género y la desigualdad, con una colección presentada en el Museo Rodin.
Encabezaba la pasarela una cuestión de gran poder: 'What if women ruled the world?' ('¿Qué pasaría si las mujeres gobernaran el mundo?'). El escenario, diseñado en colaboración con la artista feminista Judy Chicago, transformó el desfile en nuevo manifiesto visual.
“Judy nunca ha obviado su eterno caballo de batalla: la lucha por el reconocimiento y el empoderamiento de las mujeres artistas. Es una de mis mayores influencias y siempre he querido trabajar con ella. No tiene límites y tampoco se los impone, cosa que todas deberíamos imitar”, confesó la diseñadora en una entrevista.

HC SS20 – BOOKLET © SARAH BLAIS / Dior
Su interés por el talento femenino la llevó a colaborar con artistas de renombre internacional, como la escultora portuguesa Joana Vasconcelos o la británica Penny Slinger. Además de dar una visión pertinente e innovadora, contribuyeron a alimentar la narrativa creada por Dior sobre la igualdad.
Una de las uniones más relevantes de Chiuri fue con Karishma Swali, directora creativa y empresaria india, que cuenta con un gran reconocimiento global por su trabajo enfocado a la moda y las mujeres.
Desde 1998, es directora de Chanakya International, una casa textil fundada por su familia en 1984, que se especializó en bordados y técnicas artesanales. En 2016, creó la Chanakya School of Craft en Mumbai, una institución sin fines de lucro dedicada a empoderar a la población femenina con bajos recursos a través de la educación artesanal.
Desfiles emblemáticos
A lo largo de los años, Chiuri ha demostrado un profundo respeto por la herencia de Dior, rescatando y reinterpretando códigos icónicos de la casa como el mítico 'New Look' de 1947, relanzando el Saddle Bag en 2018 y reviviendo la silueta Cigale, creada por el propio Christian Dior para la Alta Costura de 1952-1953.
La moda, para ella, fue también un viaje cultural. Sus presentaciones en lugares emblemáticos como los jardines de un antiguo templo en Kioto evidenciaron su deseo de rendir homenaje a las tradiciones y culturas locales, fusionando la esencia de la maison francesa con la riqueza de cada país visitado.
Para el desfile Crucero 2021, la diseñadora viajó hasta Lecce, Italia, un lugar de gran importancia por su vínculo familiar. Este desfile, celebrado en la emblemática Piazza del Duomo, cobró un sentido especial, ya que firmó el regreso de la presencialidad en el mundo de la moda (aunque se llevó a cabo sin público).
Ensalzó entonces la artesanía y la tradición del sur de Italia con 90 siluetas exclusivas, que hicieron eco a la estética pastoral de la región, con vestidos largos bordados, trajes de lino, ponchos de lana, estampados florales y complementos como pañuelos. Todos plasmaron la relevancia de la confección hecha a mano con el máximo cuidado y calidad.
Todo ello en un escenario con más de 30.000 bombillas de colores en instalaciones de luz tradicionales llamadas luminarie, con frases feministas poderosas, diseñadas por la artista Marinella Senatore.

El desfile celebrado en Lecce firmó el regreso de la presencialidad. © ALESSANDRO GAROFALO / Dior
La música, en manos de una orquesta responsable de interpretar melodías tradicionales de Salento y la participación de la Fundación La Notte della Taranta, desveló una versión contemporánea de la danza popular pizzica.
La colección Crucero 2022 de Dior se presentó en el Estadio Panatenaico de Atenas, un lugar emblemático por diferentes motivos. Es el único del mundo construido completamente en mármol y fue sede de los primeros Juegos Olímpicos modernos en 1896.
Con esta colección, la diseñadora deseó rendir homenaje a la cultura griega en todas sus facetas, fusionando el legado estético de Monsieur Dior con la herencia estética. Incluyó referencias a los mosaicos romanos, las túnicas griegas y la vestimenta atlética, mezclando prendas deportivas con Alta Costura.

El desfile Crucero 2022 de Dior hizo historia, tanto por su ubicación como por su propuesta estética. © MYRTO PAPADOPOULOS / Dior
El desfile también fue un motivo de celebración del 70 aniversario de la famosa sesión de fotos de Dior en la Acrópolis en 1951, recordando el estrecho vínculo que une la casa a la cultura griega.
Al año siguiente, España fue la elegida por Chiuri para su colección Crucero. Concretamente, la espectacular Plaza de España de Sevilla acogió un desfile que pretendía mimetizarse con la feria: casetas, farolillos, claveles y rosas rojas, conformaron el escenario. La música, a cargo de la Orquesta Bética de Cámara, con la participación de Belén López y El Yiyo, completó la propuesta artística.
La directora creativa decidió rendir homenaje a la cultura andaluza, colaborando estrechamente con artesanos sevillanos como Javier Menacho, quien se encargó de la confección de algunos diseños de la colección. Los símbolos de la cultura local aparecieron, entre tradición e innovación.

La colección Crucero de Dior en Sevilla marcó un nuevo hito por su riqueza cultural. © CRISTINA GOMEZ RUIZ / Dior
Mantones de Manila, sombreros cordobeses, abanicos… conformaron una serie de siluetas de gran riqueza visual. El desfile se presentó, asimismo, como un tributo a la legendaria bailaora Carmen Amaya, apodada 'La Capitana', un icono del arte y del feminismo, que también fascinó a Chiuri.
No solo fue un homenaje a la tradición y el folclore andaluz: también consolidó la apuesta de Dior por la artesanía y la colaboración local, convirtiendo a Sevilla un foco de atención estético internacional.
Más recientemente, la directora apostó por Escocia para presentar su Crucero 2025. El desfile se celebró en los majestuosos jardines del castillo de Drummond, en Perthshire, a modo de guiño a la relación que une la casa de Alta Costura con el país.
A nivel estético, destacó con toda lógica el tartán, emblemático en ese país, que Chiuri describió como “el único tejido elegante que resiste a las modas”, citando a Christian Dior. Al igual que en otros desfiles, recordó a una figura tan importante como la de la reina María Estuardo.

El desfile se celebró en los jardines del castillo de Drummond, en Perthshire. © ADRIEN DIRAND / Dior
Las modelos lucieron vestidos de diferentes largos, abrigos y capas con grandes capuchas, botas altas, chaquetas estructuradas, corsés bordados y prendas que fusionaban encaje y terciopelo. Los kilts plisados, los patrones Fair Isle y los detalles heráldicos dominaron la colección.
Chiuri colaboró con artesanos escoceses para confeccionar los tejidos, como Harris Tweed y Esk Cashmere, y reinterpretó elementos tradicionales como el bonnet Balmoral, adaptado por el sombrerero Stephen Jones. También aparecieron bordados como los Millefleurs, con un guiño al espíritu punk que también define la cultura escocesa.
En conclusión, Maria Grazia Chiuri no solo preservó y revitalizó la herencia de la maison, sino que también contribuyó activamente a la lucha por la liberación del cuerpo de la mujer, corroborando que la moda puede ser una poderosa herramienta de transformación social.
Durante casi una década, logró unir tradición y modernidad, estética y comodidad, creatividad y mensaje, dejando una huella imborrable en la historia de la moda. Su paso por Dior incitó a una nueva generación de mujeres a soñar, pensar y liderar con valentía y recordar el lugar que ocupó el diseñador en la evolución de un sector en constante cambio.