
La presidenta de CEPYME posando durante la entrevista.
Ángela de Miguel, presidenta de CEPYME: “España es de los países donde siendo mujer se puede llegar más alto”
Una persona de palabra, hechos y cambios. La abogada quiere empoderar a las mujeres desde su nuevo puesto y trabajar por las pymes.
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Lleva apenas unas semanas a cargo de la presidencia de la Confederación Española de Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME). Pero Ángela de Miguel habla como si lo hubiera hecho toda la vida. Y como si en ello le fuera la misma.
Es lógico. Está bregada en organizaciones empresariales. Desde 2014 preside la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), en Valladolid, y desde 2018 ostenta la vicepresidencia de CEOE de Castilla-León. Abogada -socia directora de Negotia-, es vicepresidenta en AMMDE (Asociación Multisectorial de Mujeres Directivas y Empresarias) y dirigió la Asociación de Jóvenes Empresarios de 2011 a 2013.
Especializada en derecho mercantil, con máster en democracia y políticas públicas, reconoce su inmensa vocación de servicio: "Soy abogada porque me gusta ayudar, a la empresa, a las mujeres, a la gente con situaciones más complicadas. Creo en la igualdad de oportunidades, en la libertad de las personas, y en que hay que ayudar a aquellos que vienen de una situación más complicada con una sociedad civil bien armada".
Por eso, cuenta que a una edad temprana y en un momento en el que las leyes aún no protegían como en la actualidad, asistió a mujeres que sufrían violencia de género. Era Euskadi y 1994, y ya era voluntaria apoyando a víctimas de agresiones sexuales y de malos tratos. No es extraño. Hizo los cursos de doctorado en políticas de género.
Agradecida a la vida, en varias ocasiones hablará en esta conversación precisamente de gratitud; a sus votantes, hombres y mujeres, y a su paso por organizaciones como la de Jóvenes Empresarios, de la que aprendió postulados de profesionalización que ella misma trasladó a su despacho legal.

Ángela de Miguel paseando y posando para la revista.
¿Por qué la han elegido?
Por dos razones. En primer lugar, porque la gente quería un cambio. Y también porque creemos que para defender a la empresa hay que hacerlo desde la unidad, la lealtad y el respeto institucional.
Queremos estar alineados con la CEOE. Creemos que no hay rivalidad entre grandes y pequeños, porque deseamos lo mismo: una España mejor, más próspera, y para ello todos somos necesarios en el ecosistema empresarial, incluidos los autónomos.
Su elección no ha sido sencilla. ¿La dificultad ha venido más por el hecho de ser mujer o por estar avalada por el presidente de la CEOE?
Hay gente que está encantada de que sea una mujer. Creo que a una gran parte de la organización le parecía muy bien porque consideraba que necesitaba una transformación.
Nosotros representamos a aquellos que creemos que a CEPYME hay que darle un cambio, que debe estar más cerca de la pequeña y mediana empresa y ser un poquito más moderna. Y una gran mayoría de los que querían ese giro estaban felices de que lo liderara una mujer.
¿Cómo lo vive, no como empresa ni empresaria, sino como persona?
Liderar el diálogo social me parece un regalo de la vida. Porque soy muy pyme y he luchado mucho por las mismas como abogada y anteriormente entre jóvenes empresarios.
Por otro lado, es un reto y una gran responsabilidad. Como me gusta mucho trabajar, me encantan los desafíos y creo que las pequeñas y medianas compañías españolas están en una situación muy delicada, sobre todo las microempresas. Mi gran responsabilidad es trabajar muy duro para que se entienda y se conozca el panorama que están viviendo.
¿Y cuál es?
Ahora mismo hay menos pymes. En España han disminuido las microempresas, las de menos de diez trabajadores, y en los últimos seis años están contratando un 38% menos. Con lo cual, tenemos menos y son más pequeñitas.
Y el 50% de las de nueva creación no sobrevive más de cinco años. Es dramático y triste, porque quien monta algo así va con muchas ganas, con ilusión, con un proyecto... Es gente muy capaz de hacer las cosas.
¿De qué depende?
En gran parte de las normas. En España, cuando te constituyes, ya empiezas pagando aunque no tengas ingresos; en otros países eso no ocurre. Deberíamos tener un modelo acogedor para la empresa y progresivo, facilitándole la implantación, sin tantos requerimientos.
Muchas veces, cuando se legisla, se piensa en la empresa grande y se aplica a todos por igual. En países como Reino Unido, por ejemplo, tienen legislación diferenciada. ¿Por qué? Porque las realidades son muy distintas. Entonces, una norma que es costosa para una gran empresa es inasumible para una de menos de diez trabajadores. Aunque se quiera, no se puede.
Cuando hablamos de empresas de mujeres, ¿hay muchas pymes?
Hay menos emprendedoras. Sí que hay más emprendimiento en el mundo rural, donde el 70% de compañías de nueva creación está liderado por mujeres. Suelen ser muy innovadoras y muy chiquitas. Están haciendo cosas muy diferentes y su función social es muy importante. A veces no somos conscientes.
¿No somos conscientes de que están creando empresa?
Muchas veces no. Si vas a comprar unas flores, ves a tu florista, no a un empresario. Igual que cuando llevas el coche al taller… Es tu mecánico. Y ocurre lo mismo con el electricista o cuando vas a un restaurante.
No estamos viendo la empresa que hay detrás. No vemos su función social fundamental, porque vertebran nuestros pueblos, nuestros barrios, nuestras ciudades.
Lo tienen complicado.
Estamos hablando en muchos casos de menos de diez trabajadores. Y la legislación que se les aplica es muy complicada, la empresa más pequeña no puede asumirla.
Me gusta hacer esa reflexión de qué haríamos nosotros sin todos ellos, cómo sería nuestra existencia. Desde luego, no tan agradable ni tan fácil ni tendríamos la calidad de vida que tenemos en España.

Ángela de Miguel, nueva presidenta de CEPYME.
Acaba de entrar. ¿Cómo le gustaría que fuera CEPYME al final de su mandato?
Me gustaría, primero, que todo el mundo conociera CEPYME. Y haber conseguido dos cosas. Por un lado, que la empresa más pequeña sienta que hay una organización que está a su lado para defenderla y que está poniendo en valor su labor diaria. También que las pymes españolas recuperen la ilusión y el orgullo del trabajo que hacen, que es excepcional.
Y, por otro lado, que mejoren las circunstancias normativas para que se tenga en cuenta la realidad de la microempresa, que en muchos casos es invisible.
¿Le han votado más mujeres que hombres?
En nuestra organización hay muchos más hombres que mujeres. Lo que sí he notado es que dentro de la CEOE ellas en general están muy contentas de que les represente una mujer, que se visibilice el trabajo que estamos haciendo todos los días, porque es verdad que en muchas ocasiones parece que no estamos tan presentes.
Pero es que nosotras ya nos encontramos en muchos sitios de poder, en órganos de representación en toda España. Es muy importante que yo esté aquí, porque contribuyo a que se nos vea, a que se valore lo que podemos aportar y que además cuenten con nosotras.
¿Hay algo en concreto que le gustaría para las mujeres aparte de que crezcan más como empresarias?
Primero hay que animarlas a ser emprendedoras. A veces, tienen más aversión al riesgo. Es importante visibilizar casos de éxito. Hay muchísimos de empresarias que lo están haciendo francamente bien.
Hay que lograr que las chicas más jóvenes entiendan que no existen límites. Cuando ves a mujeres referentes, siendo jóvenes además, sientes que se puede llegar exactamente igual que un hombre a determinados puestos.
Eso te permite diseñar tu carrera profesional desde temprano, sin trabas ni fronteras, sabiendo que hemos llegado, que estamos en todas partes y que las que vienen detrás lo tendrán todavía más fácil.
¿Algún compromiso?, ¿alguna acción concreta?
Trabajaremos de forma coordinada con la CEOE. Ya veníamos haciéndolo varias mujeres impulsando la visibilidad de las empresarias. Y ahí sí que participaré con muchas ganas, dándonos a conocer dentro de la empresa y de la CEOE, que somos muchas.
La evolución está siendo importante.
Es verdad que a lo mejor todavía somos menos. Pero eso no significa que no se pueda conseguir. Hay una evolución histórica y yo creo que es posible llegar perfectamente.
De hecho, muchas mujeres están en altísimos puestos de responsabilidad en cualquier sitio, pues han hecho sus carreras profesionales exactamente igual que cualquier hombre, con el mismo esfuerzo, porque cuesta. Hay que trabajar y formarse mucho, tener claro el objetivo. Pero exactamente igual que los hombres que están en puestos de responsabilidad.
Dígame cosas que ha aprendido en la presidencia de la CEOE de Valladolid y en la vicepresidencia de la CEOE de Castilla y León que crea que se pueden aplicar a CEPYME.
Estoy muy orgullosa de lo que hemos hecho en Valladolid, que se reconoció con un premio a mejores prácticas a nivel europeo, porque más del 80% de la licitación pública del Ayuntamiento recae en la pyme. Es el índice más alto de España y uno de los más altos de Europa.
También estoy orgullosa de un programa de traspaso de empresas, donde se han rescatado 250 compañías viables en la ciudad, bien por un tema de relevo generacional, bien por ser oficios que se pueden recuperar, bien por ser empresas que compran otras… Así hemos salvado empleo, sociedades y hemos mantenido el tejido productivo.
Y luego, lo que más nos gusta es Valladolid Now, un proyecto de atracción de inversiones para la ciudad, que ahora es la cuarta con mayor calidad de vida de España. Estamos captando población e inversión extranjera y española.
Cuando habla de tener cercanía con la empresa, ¿va a recorrerse España como ya lo hizo en su campaña?
Es necesario crear foros donde el resto pueda contar su realidad. Hice más de 20.000 kilómetros en dos meses y sigo viajando. Ahora también es muy importante que se escuche la voz de la pyme española en Bruselas.
¿No han escuchado?
Creemos que se puede hacer mucho más. Al final, gran parte de la normativa que tenemos que aplicar llega de Europa y aquí esto es como lo del médico: más vale prevenir que curar. Hay que estar antes de que salgan las leyes, porque una vez publicadas no hay manera de modificarlas.
Eso ocurre por ejemplo con normativas de sostenibilidad. Las empresas pequeñas no pueden asumirlas igual que las grandes…
Son normas que no tienen en cuenta la realidad ni el día a día de la empresa, cómo funciona o sus recursos. La consecuencia es el encarecimiento del coste de la vida de todos los ciudadanos, porque cuantos más gastos se le generen a la empresa, más caro tendrá que vender esta el producto.
Si hay que contratar a 30 asesores externos para regular 30 cosas distintas, esto acabará repercutiendo en el precio final. ¿Qué pasa entonces? Que todo está mucho más caro.
Yo creo que también es importante que la gente comprenda que cada vez que se decide subir los impuestos, salarios o imponer cierta regulación, los precios que va a pagar el consumidor son más altos y perdemos poder adquisitivo.

Ángela de Miguel posa ante la cámara.
Antes decía que la mujer tiene más aversión al riesgo.
Sí. A veces nos cuesta más, es como si quisiéramos tenerlo todo más estable en general. Pero yo animo a la gente a que emprenda.
Según las encuestas de felicidad, el empresario lo es más que el funcionario. Yo creo que estamos preparados para superar retos, para estar activos, para que cada día sea distinto…
De eso a la felicidad…
Según vas creciendo, te vas planteando retos diferentes y creo que es algo que nos da mucha alegría.
También hay momentos difíciles, pero esos se tienen siempre en la vida por muchísimas cosas.
Si yo le digo que quiero montar una empresa, ¿me animaría?
En primer lugar, te diría que te asesores bien. Me produce mucha tristeza ese 50% de empresas que no vive más de cinco años en España. Es muy importante tener esa ayuda y para eso están las organizaciones empresariales.
¿Y después?
Hay que diseñar bien la actividad y hacerlo con formación. Si lo haces bien, aunque tardes un poco más y siendo siempre realista, si le vas dando vueltas hasta que encajas en el modelo que pueda funcionar, tienes muchísimas más posibilidades de sobrevivir. Para la pervivencia, yo animo a la gente a iniciar un proyecto empresarial de manera muy profesionalizada.
La asesoría es fundamental.
No tienes por qué saberlo todo. Pero sí que tienes que rodearte de gente que sea muy buena en lo que hace.
Te debe ayudar alguien, bien sean organizaciones empresariales, administración o instituciones a diseñar tu plan de negocio, a realizar un análisis de dónde vas a estar, cuál es tu mercado y adaptarte a la realidad del momento con el modelo de empresa y de sector donde quieres estar.
¿El buen empresario es el que crece reinvirtiendo?
El empresario de verdad ha de mirar el largo plazo, cuidar y mimar su empresa, a sus trabajadores, a proveedores y clientes. Al final, estás siendo un elemento fundamental del motor económico. Y a la mayoría de ellos les gusta lo que hacen y trabajan así. Yo diría que son el 99,9%.
Luego hay otra serie de personas que para mí no son empresarios, sino gente que constituye una sociedad jurídicamente, pero que realmente son especuladores, explotadores y, en algunos casos, hasta delincuentes.
¿Cómo ve a las mujeres empresarias?
Yo creo que tenemos muchas excepcionales. Y también que la empresa española ha hecho un trabajo espectacular en lo que tiene que ver con nuestra incorporación. Cuando hablamos de clasificaciones mundiales, siempre estamos entre las top cinco en cuanto a ello e igualdad.
Se ha hecho un trabajo magnífico a nivel de sociedad civil, en gran parte porque hombres y mujeres estamos comprometidos y también aquí tenemos que agradecer ese gesto de ellos dentro del ecosistema empresarial.
Estamos realizando un cambio tranquilo dentro de las organizaciones. Y pienso que es importante decir que está demostrado que en los equipos de dirección donde hay diversidad, la cuenta de resultados mejora hasta un 20%. Es decir, estamos generando riqueza y valor.
Las mujeres nos encontramos ya en la toma de decisiones, en el mapa del poder. Y, además, somos muy, muy, trabajadoras. Y buscamos mejorar el entorno donde estamos, somos muy comprometidas y nos gusta crear un mundo y una empresa mejores y un entorno laboral más agradable para todos.
Es importante lo que dice de los hombres.
Ya casi estamos en igualdad en puestos de empleo. Somos un 48% de mujeres trabajadoras frente a un 52% de hombres. Eso es porque nos han dejado.
Hace 40 años prácticamente no había mujeres incorporadas al mundo laboral; nos han ido contratando hombres que estaban en los puestos de dirección. Eso hay que agradecérselo. A mí me ha votado una gran mayoría de hombres y tengo que darles las gracias.
Entonces, ¿España es buen país para las mujeres trabajadoras?
Haber nacido mujer en España es haber nacido en uno de los mejores momentos de la historia para nosotras y en uno de los mejores lugares del mundo, sobre todo si hablamos de empresa. Es de los países donde siéndolo se puede llegar más alto y más lejos.
Ya tenemos prácticamente igualdad dentro de la empresa entre trabajadores, a los puestos de dirección se está llegando, aunque falta; no en las compañías del IBEX 35, pero sí en las medianas. Y en las familiares, cuando se produce el relevo generacional, acceden al liderazgo indistintamente hombres y mujeres.
Deme un ejemplo de una empresaria ejemplar.
Ana Botín. Creo que es una de las figuras más poderosas de España y, probablemente, más influyentes a nivel mundial que está liderando uno de los grandes bancos internacionales.
Y en este caso se ha producido el relevo generacional con absoluta normalidad a manos de una presidenta que ha sido elegida por los accionistas. No olvidemos que la tiene que proponer el consejo de administración al tratarse de una empresa cotizada.
¿Se imaginaba de pequeña que podía llegar a esto?
Ni por un momento. Además, era un mundo que muchas veces lo veía muy masculinizado. Por eso creo que es importante ver que hay mujeres, para que te puedas imaginar o visibilizar en determinados entornos.
Yo no me veía. Luego fui entrando y la verdad es que no he tenido ningún problema. Siempre me han acogido muy bien.
Ha hablado de su vocación de servicio y compromiso. ¿Cómo lo va a plasmar en la presidencia de CEPYME?
Evidentemente, ayudando a la empresa más pequeña, que es la razón que me ha llevado a aceptar este reto. Hablo con muchas compañías de este tipo y veo todo lo que están viviendo. Y me produce mucho dolor, porque además me parece una grandísima injusticia.
Es gente que se esfuerza sobremanera, que tiene muchísima vocación, valiosísima, que además contribuye a la riqueza, que quiere crear empleo, que facilita la vida a los ciudadanos y, sin embargo, les estamos poniendo obstáculos.
Al final, llega un momento en el que uno tira la toalla. Pero es que España es un país de pymes y si terminamos con ellas, acabaremos con el país.