Dron ucraniano con lanzagranadas

Dron ucraniano con lanzagranadas Reuters

Defensa y Espacio

La clave del éxito tras la Operación Telaraña: así pudo Ucrania controlar sus drones a más de 4.000 km de distancia

Los Servicios de Seguridad de Ucrania han conseguido destruir el 34% de la flota de bombarderos nucleares de la Fuerza Aérea en pleno corazón de Rusia.

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La Operación Telaraña ha dejado a su paso un número importante de aeronaves destruidas. Ucrania ha ejecutado este ataque usando drones y centrándose en las bases aéreas desde donde operan los bombarderos nucleares y los aviones de alerta temprana de Rusia, eliminando el 34% de sus unidades de un golpe.

El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) "transportó primero drones FPV a Rusia y, posteriormente, casas móviles de madera", ha declarado Vasyl Mal, jefe del SBU, quien ha aportado varios detalles de la operación.

"Ya en territorio ruso, los drones se ocultaron bajo los techos de las casas móviles de madera y se instalaron en camiones", ha proseguido.

Dron despegando de una de las casetas de madera desplegadas por Ucrania

Dron despegando de una de las casetas de madera desplegadas por Ucrania

"En el momento oportuno, los techos de las casas se abrieron a distancia y los drones volaron para atacar los objetivos designados: bombarderos rusos". En total, según los últimos reportes, 34 aviones desbaratados.

Ucrania se ha convertido en uno de los fabricantes mundiales más importantes de drones FPV en sus diferentes versiones. De hecho, Zelenski espera incrementar la capacidad de producción hasta las 5 millones de unidades anuales para abastecer a sus tropas.

"Un año, seis meses y nueve días desde el inicio de la planificación hasta su ejecución efectiva", ha publicado el presidente ucraniano Zelenski en sus redes sociales. "Nuestra operación de mayor alcance".

Dos de las bases aéreas atacadas son las de Olenya, a 2.000 km de la frontera rusoucraniana, y Belaya, a más de 4.000 kilómetros, en el sureste de Siberia. Ataques que sólo se pueden realizar desde dentro, como un Caballo de Troya en forma de camión y, en lugar de soldados griegos, drones.

Sin embargo, todavía no está clara la forma en la que el SBU ha logrado controlar estos drones. Una conexión directa para controlarlo en primera persona puede que no sea el mejor de los métodos debido a las grandes distancias que generan importantes retrasos en las comunicaciones, pero existen otras posibilidades.

Conectividad transfronteriza

En un comunicado publicado poco después del ataque, el SBU reveló que la misión se había llevado a cabo utilizando sistemas no tripulados desarrollados íntegramente en Ucrania y potenciados con sistemas de guiado avanzados que usan inteligencia artificial.

Si bien los detalles sobre el segmento de guiado de la operación no se han publicado, algunos detalles sí que van trascendiendo. Uno de los más importantes es el uso de las redes móviles de Rusia con el fin de mantener una conexión constante con el puesto de mando y control.

Según declaró Zelenski, aunque podría ser una maniobra de distracción, todos los implicados en la operación salieron de Rusia antes del comienzo de la operación. Un hecho que, de ser cierto, implicaría el uso de redes VPN para establecer una conexión segura entre los drones y los militares dispuestos en suelo ucraniano.

Y es aquí donde el escenario juega un papel clave. Al realizarse el ataque desde el interior del país, muy alejado del frente de batalla usual, las redes públicas de conexión a internet —las que usan los teléfonos móviles— se encuentran abiertas y libres para su utilización. Con un nivel de seguridad estándar.

Esto ha permitido a los controladores de los drones tener una conexión directa con las aeronaves, tal y como se ha podido comprobar gracias a la publicación de varios vídeos de los ataques.

Ha sido posible al estar fuera de la zona de influencia de la guerra electrónica de campaña. Una tecnología capaz de denegar parte espacio radioeléctrico, bloqueando cualquier tipo de comunicación, y que lleva desplegada en el frente desde el principio de la guerra.

La conectividad mediante redes móviles ha podido servir para la activación y la sincronización del despliegue de los drones. Así como para el control durante los primeros instantes de vuelo en los que el equipo de mando y control evalúa la salud de cada enjambre.

Asimismo, también podría sostener el guiado inicial, junto a la recepción de señal GPS, para acercarse a la zona del objetivo, pero el guiado terminal —como se conoce a los últimos instantes antes de alcanzarlo— seguramente se haya ejecutado empleando otros medios.

Un término que no se ha revelado es si los pilotos de los drones los han manejado de la forma tradicional, poniéndose unas gafas para poder controlarlos en primera persona. Para ello, deberían haber tenido tantos pilotos como drones desplegados para la Operación Telaraña.

Soldado ucraniano trabajando en drones FPV

Soldado ucraniano trabajando en drones FPV Reuters

Esa situación, muy compleja desde diferentes puntos de vista como la logística o la saturación de las comunicaciones, ha podido conducir al empleo de inteligencia artificial, en un despliegue híbrido.

Drones entrenados con IA

Ucrania lleva desarrollando sistemas de guiado basados en inteligencia artificial desde prácticamente el comienzo de la invasión de Rusia. La guerra electrónica es una de las especialidades de los Ejércitos del Kremlin, por lo que contar con aeronaves independientes del GPS es clave.

Además, el guiado mediante IA lleva siendo uno de los campos de investigación de la industria armamentística muchos años, con importantes avances para drones e incluso como asistente en aeronaves tripuladas si tienen que volar por espacio aéreo comprometido.

En esta línea, algunos analistas del ramo militar apuntan a que Ucrania podría haber entrenado esta inteligencia artificial en el museo de Poltava, donde se aglutinan ejemplares tanto del Tu-95MS como del Tu-22M3, los dos modelos de aeronaves más perjudicadas en la Operación Telaraña.

Vasyl Malyuk, jefe de SBU, frente a documentos sobre la Operación Telaraña

Vasyl Malyuk, jefe de SBU, frente a documentos sobre la Operación Telaraña

Los ingenieros ucranianos habrían cargado posteriormente los modelos 3D de los bombarderos rusos en el sistema que han utilizado los drones en la fase terminal. Consiguiendo que, una vez detectados por los sensores, vuelen directamente hacia ellos.

Según se ha podido ver en algunos vídeos, los drones estaban específicamente programados para atacar los puntos más críticos de las aeronaves rusas, como los pilones donde se enganchan las bombas en el caso del Tu-22M3. También en las uniones más críticas del fuselaje con el objetivo de hacer el máximo de daño a la estructura.

Una de las principales ventajas que ofrece este tipo de guiado terminal basado en IA es que no necesita de conectividad a internet ni de señal de sistemas de geoposicionamiento, como puede ser el GPS. Es totalmente independiente y va dentro del dispositivo.

Tan sólo requiere un sensor electroóptico, un procesador de imagen y el software a base de algoritmos de reconocimiento de figuras para dirigirse hacia el objetivo. Con un nivel de precisión y detalle muy alto al poder identificar las partes en las que explotar para causar más daño.

Tupolev Tu-95, uno de los bombarderos destruidos por Ucrania

Tupolev Tu-95, uno de los bombarderos destruidos por Ucrania Wikimedia

"Actualmente hay varias docenas de soluciones en el mercado de fabricantes ucranianos", dijo el año pasado Kateryna Chernohorenko, viceministra de Defensa de Ucrania, en relación con los sistemas de guiado basados en IA.

El coste de cada dron varía entre los 300 y 500 euros, dependiendo de los sistemas con los que se equipe. Un montante que sirve para poner en perspectiva las decenas de millones (entre 90 y 100 millones) que puede alcanzar un bombardero como el Tu-95.

La escala económica está absolutamente descompensada. Y los países son muy conscientes de ello, trabajando en sistemas que consigan neutralizar esta amenaza empleando métodos como los rayos láser, la radiación microondas o la guerra electrónica avanzada.

Además de la gravísima pérdida de las aeronaves, ahora Rusia se enfrenta a una avalancha de escenarios: el coste de la operación exitosa de Ucrania ha sido ínfimo, abre un precedente que supone un punto de inflexión en la estrategia militar mundial, el desgaste reputacional y, seguramente, preparar la respuesta mientras sigue encima de la mesa el alto el fuego.