José Manuel Camacho y su grupo de amigos béticos de camino a Breslavia.

José Manuel Camacho y su grupo de amigos béticos de camino a Breslavia. E. E. Sevilla

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Una "romería" de escalas por ir con el Betis a Breslavia: en tren, avión, coche y con desconocidos para "estar en Polonia sí o sí"

La odisea por Europa de 20.000 sevillanos termina este miércoles. Todos ellos han encontrado la fórmula, entre un sinfín de recovecos, para no perderse una oportunidad histórica.

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Casi nada ha importado a cerca de 20.000 sevillanos para estar en Breslavia. Desde el pasado lunes, los aficionados del Betis iniciaron la "romería" para acompañar al equipo a su primera final europea, la de la Conference League ante el Chelsea.

"En el momento que Ez Abde en Florencia marcó, sabía que tenía que estar en Polonia sí o sí por aquello de 'esto es una vez en la vida'", dice Serafín Núñez. Empezó a buscar "alternativas baratas".

Muchos, como él dice, ya habían empezado a cerrar los detalles de su "romería". Algunos tenían vuelo varios meses antes de que el Betis sellara su billete a Breslavia.

Con 37 años, es uno de esos béticos que llevan esperando momentos como este toda la vida. Ha usado casi todos los medios de transporte posibles para estar en Breslavia.

Salió el lunes a las 5:00 desde Sevilla para hacerse seis horas en coche hasta Alicante. Allí cogió un vuelo hasta Praga. Desde la capital checa hasta Breslavia ha sumado cinco horas más de autobús.

Ha pagado una noche de alojamiento en Praga y otras dos en la ciudad polaca. Con todo ello, calcula que se habrá gastado unos 500 euros.

Para completar el combo, compartió parte del viaje con unos desconocidos que conoció por compañeros del trabajo y que casualmente hacían su misma ruta. También se quedará en algunos de los alojamientos con gente que no conoce.

Serafín Núñez, junto al grupo de béticos que lo ha acompañado.

Serafín Núñez, junto al grupo de béticos que lo ha acompañado. E. E. Sevilla

A la vuelta, el camino será más largo. Irá de Breslavia a Praga en autobús, de Praga a Valencia en avión y hasta Alicante en tren. Ahí volverá a coger el coche hasta Sevilla.

Su empresa le dio facilidades y el resto dio igual: "Tuve claro que mis ojos verían en directo cómo Isco levantaría plata en el cielo de Breslavia".

Aunque hay cerca de 50 chárter, por un precio de en torno a 1.000 euros, la mayoría de béticos han apostado por rutas como esta para llegar a Polonia y ahorrar costes.

Por su hermano y su padre

Entre ellos hay historias como la de Alba Navas, una sevillana de 37 años que quería pagarle el viaje a su hermano. El año pasado le diagnosticaron una leucemia en la misma semana que murió su padre. "Está mejor, pero no puede estar a más de una hora de un hospital", lamenta.

Así, pensaba ir sola e incluso sin entrada. "No sabemos cuando va a volver a pasar y hay que vivirlo". Su madre no quiso dejarla sola, y está con ella. Finalmente, ambas encontraron la fórmula para ver el partido en la grada, aunque tendrán que hacerlo separadas.

Alba Navas, junto a su madre en Breslavia.

Alba Navas, junto a su madre en Breslavia. E. E. Sevilla

Cogió el alojamiento en Breslavia con antelación, justo cuando el Betis superó los cuartos de final. Así, calcula un gasto de cerca de 400 euros. Está en paro y es lo que se podía permitir, dice. "Me lo merezco después del año tan duro que he pasado", añade.

Su combinación tampoco es sencilla. Condujo de Sevilla a Valencia el lunes. Hizo Valencia-Poznan, en avión, con noche en la ciudad polaca. Luego alquiló un coche para llegar a Breslavia el martes. A la vuelta hará lo mismo.

Dublín, Bruselas y hasta Zadar

Mucho más rocambolesca es la combinación de Álvaro Riego, un fisioterapeuta de 26 años que también empezó su odisea en la madrugada del lunes al martes.

Fue en coche hasta Faro y allí cogió un vuelo a Dublín que lo llevó a Cracovia el martes. Desde ahí se montó en el autobús hasta Breslavia, donde tenía alojamiento para las noches del martes y el miércoles.

La combinación se retuerce mucho más a la vuelta. Volará desde Breslavia a la ciudad croata de Zadar y de ahí a Bruselas.

La última escala lo llevará a Faro, donde volverá a coger el coche. Llegará a Sevilla ya en la madrugada del viernes. "Si ganamos, espero que me den el día libre en el trabajo", bromea. Entre todos los vuelos se ha gastado cerca de 500 euros.

Con vuelo desde diciembre

Entre los béticos, hay casos de confianza y optimismo como los de José Manuel Camacho. Este asesor inmobiliario de 37 años cerró la ida cuando el Betis superó la fase de grupos en diciembre.

Por ello, apenas se gastó 250 euros en hacer desde el lunes Sevilla-Valencia-Breslavia íntegramente en avión. En la ruta hay dos alojamientos. Uno en la Ciudad del Turia y otro ya en Polonia. La vuelta la sacaron cuando se decidieron los cuartos de final.

En Breslavia se juntarán un grupo de 11 personas entre amigos y primos. Algunos hacen un camino diferente a la vuelta para pasar por ciudades como Poznan, Frankfurt o Bilbao.

Desde el principio lo tenían todo preparado. Tenían cerrado incluso quién podría llevarles a Valencia si se les caía el vuelo. Eso lo habría echado todo a perder.

Prevé llegar el jueves a las 13:30. Ha tenido que pedirle cuatro días a sus jefes. Por ver al Betis en la final, "merece la pena", pero habría preferido ir más directo. "Si llego a saber que salen chárter, creo que los habríamos cogido e iríamos más cómodos", afirma.

Todos ellos estarán este miércoles a las 21:00 en el Tarczyński Arena para ver por primera vez a su Betis en su primera final europea en Breslavia. La odisea es lo de menos para todos ellos. Va por delante la pasión y la llamada a no perderse una ocasión histórica.