Antonio Maya Santiago, en la oficina de BME en Las Rozas.

Antonio Maya Santiago, en la oficina de BME en Las Rozas.

Sociedad

Antonio Maya, el primer gitano de la historia de la Bolsa: "El racismo me ha cerrado puertas, pero estudiar me las ha abierto"

Este granadino de 24 años es el supervisor más joven de la Bolsa y se ha convertido en la primera persona de etnia gitana que llega al mercado bursátil.

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Según la RAE, pionera es "la persona que abre nuevos caminos en una actividad o disciplina". Una definición que encaja perfectamente para hablar de Antonio Maya Santiago (Granada, 2000). Este joven de 24 años ha roto dos barreras en el mercado bursátil español.

La primera es la edad. Con tan solo 23 años empezó a trabajar en BME (Bolsas y Mercados Españoles), empresa operadora de todos los mercados de valores y sistemas financieros de nuestro país. Convirtiéndose en el supervisor más joven de la Bolsa en España.

Y es que si algo destaca de este granadino es su precocidad. Con esa misma edad ganó una competición nacional de trading organizada por Grand Capital. Con la que se clasificó para la edición europea y quedó entre los tres mejores 'traders' del continente.

Antonio Maya Santiago, sentado en un sofá del Hotel Palace.

Antonio Maya Santiago, sentado en un sofá del Hotel Palace.

"Supuso un antes y un después en mi carrera, me hizo ser consciente de que valgo para esto", asegura. Ahora ejerce de 'trader' en su tiempo libre, mientras lo compagina con su actividad profesional en la Bolsa y otros proyectos.

La segunda barrera que ha roto es la del racismo. Se trata de la primera persona de etnia gitana que consigue trabajar en la Bolsa. Antonio Maya Santiago nos atiende para hablar sobre las dificultades y fortalezas del pueblo gitano, su papel en BME y sus retos profesionales.

Empecemos por el principio. ¿Qué educación ha recibido, tanto en el colegio como en casa?

Mis padres y mis abuelos siempre me han inculcado una obsesión por el estudio, el respeto, unos valores de educación y por llevar una vida normal, como la de cualquier otro niño. He estudiado mucho siempre, pero no solo porque mi familia me lo dijese. Nacía en mí el querer estudiar y formarme.

Era más una exigencia mía que por parte de mis padres. Siempre me han apoyado en todo lo que he hecho. Iba a estudiar Derecho y las notas de corte eran bajas, pero quería salir de Bachillerato dando lo mejor de mí. Ya que pagaba por hacerlo, porque lo hice en un colegio concertado, buscaba sacar las mejores notas.

Antonio Maya Santiago con dos años.

Antonio Maya Santiago con dos años.

¿Qué notas sacó durante esa etapa?

Siempre he sido alumno de sobresaliente. En los dos años de Bachillerato saqué todo 10. Y en Selectividad conseguí un 13,1. Me dieron matrícula de honor en el colegio, por lo el primer año de carrera me salió gratis por una bonificación de la Junta de Andalucía.

¿Rompen el estereotipo de familia gitana?

Creo que sí. En la época de mis padres y abuelos era difícil que fuesen a la escuela. Mi abuelo paterno era albañil, pintor y temporero. El materno fue a la escuela y sabía sumar, restar, multiplicar y dividir mejor que yo. Se dedicó toda su vida a los negocios, a comprar y vender inmuebles, alquilar locales, cocheras y pisos.

Cada uno en su campo estudió e inculcó a sus hijos el estudiar. Es ahí donde se ha roto un poco ese estereotipo. Mi padre venía de una familia muy pobre y quiso estudiar en un ambiente muy conflictivo.

Antonio Maya Santiago junto a sus padres y a su hermana en su graduación en 2023.

Antonio Maya Santiago junto a sus padres y a su hermana en su graduación en 2023.

La familia de mi madre era más adinerada y se sacó una carrera, al igual que sus hermanos. Mi madre lo hizo mientras estaba embarazada de mí, por lo que iba a clase incluso antes de nacer.

Eso nos ha repercutido a mi hermana y a mí. Tristemente no es común ver a una familia de gitanos donde tus padres y todos tus tíos tienen carreras. Conozco más familias que han roto con los estereotipos en otros lugares de España, pero no es lo habitual.

Rompemos el estereotipo de familia gitana. Mi padre venía de una familia pobre y estudió en un ambiente muy conflictivo.

Históricamente, el pueblo gitano ha tenido una alta tasa de abandono escolar. ¿Cree que eso está cambiando?

Cada vez veo a más gitanos estudiar una carrera, una FP, un grado medio. Ha cambiado el hecho de querer estudiar y querer llegar a puestos de responsabilidad, tener una autorrealización distinta a lo anterior. Conozco a muchos jóvenes gitanos de toda España que están estudiando. Es algo que hace unos años era impensable.

Normalmente con 14 años dejaban de estudiar y se ponían a trabajar en el campo o en el mercadillo. Parece que hay más ilusión por formarse y me alegra mucho. En unos años veremos más gitanos estudiando y, si Dios quiere, en puestos de más relevancia. Es lo que más me gustaría. La generación de mi hermana (2005) está estudiando y parece que va por ese camino.

¿Ha sufrido racismo por ser gitano?

Desgraciadamente sí, en el colegio y en la universidad. Durante toda mi vida he sufrido ataques racistas directos e indirectos hacia mi persona, mi etnia, mis orígenes, mi familia, por el simple hecho de ser gitano. Sabían que era gitano y me atacaban constantemente.

He tenido una infancia feliz con mi familia y mis abuelos. Pero en el colegio algunos años lo he pasado mal. En Primaria y la ESO se sufre más porque es cuando empiezas a hacer amigos y yo no tenía ninguno. No tenía a nadie con el que jugar, con el que compartir mis cosas, mis juegos.

Al revés, lo que tenía era mucho desprecio. No me dejaban jugar a fútbol. Me decían: ‘Tú no, tú eres gitano y no puedes jugar.’ A mí en ese momento me duele. Eres un niño de 12 años y quieres jugar y pasarlo bien. Y no entiendes tampoco el por qué tu origen hace que te discriminen de esa manera.

Antonio Maya Santiago durante una exposición en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada.

Antonio Maya Santiago durante una exposición en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada.

Con 13 o 14 años mis compañeros decían que con un gitano no querían hacer un trabajo y no se ponían conmigo. Una vez hubo un robo en el recreo y mis compañeros creían que había sido yo. A los pocos días confesó el culpable, un niño que no era de origen gitano. Pero en el colegio se decía que yo era el más indicado para hacerlo.

Cuando nos fuimos de viaje de estudios a Londres había que hacer parejas. Muchos no se querían poner conmigo. Decían que les podía robar quitarles algo de la maleta: "Tened cuidado, que ese es gitano".

Me sorprendía bastante que dijesen eso y no se fiasen de mí para compartir habitación. Conociéndome de años y sabiendo el tipo de persona que era. Jamás he sido conflictivo ni agresivo. Nunca me he metido en ningún problema, excepto por un ataque racista previo.

¿En algún momento dijo "basta"?

He tenido conflictos con muchos compañeros de clase. Llega un punto en el que uno se cansa de que le discriminen de esa manera tan radical y tienes que saltar. Lo hablé con mis padres y ellos lo hablaron con profesores para solucionarlo. A partir de 4º de ESO éramos más mayores y lo empecé a notar menos. Eran compañeros con los que llevaba casi 10 años.

En el colegio no me dejaban jugar a fútbol por ser gitano. Con 12 años no entiendes que te discriminen por tu origen.

¿Qué trato recibía por parte de los profesores?

Con 11 años estaba recogiendo del suelo unos bolígrafos que se me habían caído y un profesor me dijo: “Levántate, que pareces un gitano pidiendo”. No sé si ese profesor sabía que era gitano, pero me lo soltó así. Estaba como asimilado que un gitano tiene que estar pidiendo dinero en el suelo.

Pero es una excepción. Los profesores que he tenido, por lo general, han sido muy cercanos conmigo. Siempre me han ayudado, han estado pendientes de mis estudios y han sabido valorarme.

Antonio Maya Santiago recibiendo la Certificación de Análisis y Trading Profesional en el Palacio de la Bolsa.

Antonio Maya Santiago recibiendo la Certificación de Análisis y Trading Profesional en el Palacio de la Bolsa.

¿Cree que España es un país racista?

Sé que hay racismo en España y contra los gitanos. Mi experiencia personal y la de mi familia me lo confirma. No se puede acabar con ello. Lo veo como algo que se asume y se inculca de padres a hijos. Las nuevas generaciones a lo mejor no lo saben, pero también son racistas.

La sociedad no está preparada para que un gitano supervise su trabajo o tenga una categoría profesional igual o superior a la suya.

Se tiene tan asumido en ciertas familias que un gitano te tiene que robar, que para ellos no es racista. No se eliminará del todo nunca. Pero se puede educar para que cada vez más gente nos vea como cualquier otra persona con la que relacionarse y no como delincuentes.

En España hay racismo contra los gitanos. Mi experiencia personal y la de mi familia me lo confirma.

¿Sigue sufriendo racismo en la actualidad?

Sigo sufriendo racismo a día de hoy. Sigo escuchando comentarios despectivos y sé que lo seguiré escuchando toda la vida. Y lo escucharán mis hijos. Es algo que me enfadaba y me irritaba, pero he aprendido a pasar un poco. No puedo cambiar a la persona que me dice eso, pero puedo influir en otras muchas que no son racistas para que se den cuenta de los prejuicios.

¿Cómo definiría al pueblo gitano?

Es un pueblo como cualquier otro, con sus costumbres, principios y tradiciones, que ha sido reprimido desde que existe. Se le ha tenido como una minoría rechazada, infravalorada y aislada de la sociedad. No se la ha considerado suficiente para respetarla y darle un espacio y un lugar.

Cuando eres perseguido una y otra vez y te sientes excluido de cualquier núcleo social, no te queda otra que aislarte con los tuyos. Por eso muchos se van a las afueras de las ciudades, donde no sufren racismo y pueden ser libres en un entorno pacífico.

Sin obviar que el pueblo gitano es nómada, ha ido moviéndose siempre. No solo por ser perseguido, sino para buscarse la vida y coger dinero de donde sea para alimentar a los hijos.

He sufrido racismo y lo sigo sufriendo. También lo sufrirán mis hijos.

Se relaciona ser gitano con algo despectivo. En los 24 años que tengo nunca he escuchado asociar a los gitanos con algo positivo. No es que los gitanos seamos todos de una misma condición. Hay personas buenas y malas seas de la etnia que seas.

Habrá quien cometa actos delictivos, pero con la comunidad gitana hay un especial énfasis en que todos tenemos que llevar navaja, matar y robar. No todos somos así. Hay personas buenas con las que se puede hablar perfectamente y te pueden ayudar.

Hay gitanos que han escapado de esa frontera del racismo y han llegado a niveles a los que de primeras no podemos solamente por ser gitanos. Con esta entrevista pretendo que esto salga a la luz. Hay un gitano que, a pesar del racismo y las dificultades, ha conseguido llegar donde quería y representar a la comunidad.

Antonio Maya Santiago en la Bayes Business School de Londres.

Antonio Maya Santiago en la Bayes Business School de Londres.

¿Los gitanos tienen un 'techo de cristal'?

Odio generalizar porque es algo que se hace con mi pueblo. No sé si en todas las empresas será así, pero decir que eres gitano te perjudica más de lo que te beneficia a la hora de buscar trabajo.

He tenido entrevistas en las que me han preguntado por mis apellidos y mis orígenes. Si lo dices esa persona va a pensar que no se puede fiar de ti, que le puedes traicionar en cualquier momento, o simplemente que no vas a realizar bien el trabajo. El racismo me ha cerrado puertas, pero las he abierto a base de constancia, estudio y esfuerzo.

¿Alguna vez lo ha ocultado?

Nunca lo he escondido, ni en entrevistas de trabajo ni en ningún momento. Me siento muy orgulloso. Pero incluso sin decirlo mucha gente ha sabido que soy gitano. Ya sea por mi pelo, mis rasgos, mi forma de ser o porque voy a todos sitios con mi familia. Nunca he tenido reparo en reconocerlo.

Si buscas trabajo, decir que eres gitano te perjudica más de lo que te beneficia.

Usted puede ser una inspiración para muchos gitanos.

No creo que lo sea, Juan de Dios Ramírez Heredia sí es un referente y una inspiración de cómo un gitano ha podido llegar a las Cortes. Pero me gustaría poder serlo. Si de verdad puedo inspirar a jóvenes gitanos, que ven limitadas sus posibilidades de llegar a puestos en empresas, y si con mis méritos consigo ayudar a alguien, habré cumplido mi objetivo.

¿Qué influencia tiene en su día a día ser gitano?

Bastante. Como educaré a mis hijos viene anclado a los valores que me inculcaron mis padres: respetar a los mayores, saber escuchar, el respeto y educación por delante. Los modales son algo fundamental.

También el sentimiento de familia, núcleo y unión. Durante mi infancia he sido muy feliz gracias a mi familia. El sentimiento que tenemos de unión familiar es algo característico de la comunidad. Es tu punto fuerte y de apoyo que te permite seguir adelante. Mis hijos sabrán que tienen a su padre y a su familia para lo que les haga falta.

La sociedad no está preparada para que un gitano supervise su trabajo.

Volvamos a lo profesional, la pasión por el Derecho le venía de casa.

Así es. Mi madre, mi padre, mi tía y dos tíos son abogados. Me gustaba mucho la abogacía y tenía ese sueño. Desde siempre es una profesión que aprecio y creo que tiene un prestigio y un reconocimiento impresionante.

Antonio Maya Santiago en el Madrid Inversor Networking Day, celebrado en el Hotel Riu.

Antonio Maya Santiago en el Madrid Inversor Networking Day, celebrado en el Hotel Riu.

¿En qué momento decidió cambiar el Derecho por el trading?

Siempre me había atraído la economía, saber cómo funcionaba el IBEX o qué era la prima de riesgo. En mi casa se ha visto el telediario siempre y eran noticias que me llamaban la atención. Pero lo que me gustaba en ese momento era el Derecho.

Hay dos momentos clave. El primero en Bachillerato. Sabía que me gustaban las finanzas, por lo que mi madre me recomendó hacer el doble grado de Derecho y ADE, que estaba muy de moda. El otro fue en 2020, antes de la pandemia. Me apunté a un curso de Bolsa en la Universidad y supe que me tenía que dedicar a eso 100%.

¿Cuándo empezó a invertir?

Cuando llega la pandemia y caen todos los valores en marzo de 2020. Estaba tan ansioso que me arriesgué a que me multaran por saltarme el confinamiento. Le pedí dinero a mi padre y, con la excusa de ir a hacer la compra, me abrí una cuenta en una sucursal de Renta 4 que había al lado.

Me salté el confinamiento en la pandemia para abrirme una cuenta en un banco y empezar a invertir.

¿Se llegó a obsesionar con las inversiones y el trading?

Sin duda, durante la carrera empecé a invertir, hacer cursos y estudiar por mi cuenta, ver videos, comprarme libros... Me iba bien y al terminar la carrera quise formarme en el mejor sitio en España. Por eso me vine a Madrid a hacer el Master en Bolsa y Mercados Financieros en el IEB. A pesar de tener que alejarme de mi familia.

¿Cuándo se dio cuenta de que podía ganarse la vida con esto?

En la pandemia compré futuros de petróleo y el comercial que me abrió la cuenta se quedó sorprendido. En ese momento el petróleo estaba en mínimos históricos y había mucha incertidumbre. A las dos semanas empezó a subir el precio y gané más de 5.000 euros. Ahí supe que podía vivir de esto.

Entró en la bolsa en 2024 gracias a una oferta de LinkedIn. ¿Cuáles son sus funciones en BME?

Al principio pensé que no me iban a coger. Trabajar en la bolsa lo veía completamente inaccesible, pero mandé mi currículum a varias ofertas y me seleccionaron para el puesto de supervisor en el mercado de renta fija.

En la pandemia compré futuros de petróleo cuando estaba en mínimos históricos. A las dos semanas gané 5.000 euros.

Mis funciones son las de controlar y mantener la base de datos del mercado de renta fija. Dar de alta emisiones del tesoro público, bonos y obligaciones. Analizar los folletos que nos manda CNMV y supervisar las negociaciones de esas emisiones. También nos encargamos de la apertura y cierre del mercado. En definitiva, comprobar que el mercado funcione correctamente.

¿Tiene acceso a información privilegiada?

Solo los departamentos de supervisión de mercado tenemos acceso a ese tipo de información. En algunas ocasiones sabemos antes que nadie lo que van a hacer empresas e instituciones. Por lo que hay que tener mucho cuidado para evitar filtraciones y abusos.

En los últimos meses le ha tocado vivir varios acontecimientos históricos en la bolsa, entre ellos el 'Día de la Liberación' de Trump y el apagón. ¿Cuál es su recuerdo más impactante?

Mi primer día en la bolsa lo recordaré siempre. Me impresionó mucho conocer las oficinas y ver seis pantallas enormes en cada puesto. Es un poco como te lo imaginas en las películas.

Tampoco olvidaré cuando Trump anunció los aranceles. Normalmente estamos enfocados en nuestro trabajo y la oficina suele ser un entorno calmado y sin gritos. Pero ese día hubo un movimiento que te llena de adrenalina. Lo viví como si estuviera en Wall Street. Todos hablando por teléfono. Unos departamentos con otros. Se vivió con mucha emoción.

Antonio Maya Santiago en el Palacio de la Bolsa de Madrid.

Antonio Maya Santiago en el Palacio de la Bolsa de Madrid.

El día del apagón fue muy parecido. Desde un departamento nos decían que era un apagón nacional, otros que era un ciberataque ruso. Había mucha incertidumbre sobre si debíamos cerrar el mercado. Contamos con ordenadores y conexión de contingencia. Gracias a nuestros servidores y a la profesionalidad de BME, se mantuvo abierto sin ningún problema.

¿Recibieron presiones para cerrar los mercados el día del apagón?

En cierta medida. Algunas instituciones fueron insistentes en saber si íbamos a cerrar el mercado o no. Y querían saberlo lo más rápido posible. Al final permaneció abierto como un día normal.

Otro momento impactante aún más reciente: el bombardeo de Estados Unidos sobre Irán. ¿Cómo se vivió?

Se activó un protocolo de emergencia y el domingo nos advirtieron de que teníamos que estar muy pendientes de la apertura del lunes. Al final fue un día tranquilo y las bolsas se mantuvieron estables.

El día que Trump anuncia los aranceles se vivió con mucha emoción y adrenalina. Parecía Wall Street.

Más allá de BME, tiene otros proyectos en marcha. Entre ellos, una academia presencial de trading. ¿En qué consiste?

Está prácticamente desarrollada. Se llama Bursátix y es una empresa con la que vamos a impartir cursos exclusivamente presenciales sobre inversión, bolsa, criptomonedas e inteligencia artificial aplicada a las finanzas. El objetivo es dar ese conocimiento a los estudiantes como a mí me hubiera gustado recibirlo en la carrera.

Ya tenemos cerrado un equipo de profesionales excelente y en activo que dará las clases. A partir de septiembre comenzaremos los cursos en varias universidades de Andalucía y en otras del resto de España. El 90% de los cursos de inversión son online, pero este será presencial al completo.

Antonio Maya Santiago entrando a las oficinas de BME en Las Rozas.

Antonio Maya Santiago entrando a las oficinas de BME en Las Rozas.

Hablemos del fondo de inversión que tiene junto a dos compañeros. ¿Cómo está funcionando?

Este es un proyecto más a futuro porque es más complejo de implementar. Estamos intentando montar un fondo de inversión en el que hay varios bots y algoritmos que invierten automáticamente. Cada uno con distintos parámetros de inversión y en distintos mercados.

Después de probarlos durante un año nos está dando buenos resultados. Y como vemos que funciona, la idea es llevarlo al siguiente nivel. Poder captar dinero de inversores, instituciones, cualquiera que quiera invertir en nosotros y ponerlo a funcionar.

Lo que nos gustaría es que más gente tuviera acceso a esta herramienta que hemos creado. En el último año hemos multiplicado por dos nuestra inversión inicial. Ha superado nuestras expectativas.

Me gustaría vivir en España, pero aquí es complicado crecer económicamente por la enorme presión fiscal.

¿Su futuro pasa por España?

Para mí España es el mejor país. A mí me gustaría, y espero, vivir aquí siempre. Pero no lo veo un país donde crecer económicamente como autónomo o con tu empresa. Es muy complicado por la presión fiscal tan enorme que hay.

Muchos emprendedores se están yendo. Algunos compañeros se marchan porque fuera tienen mejores condiciones, pagan menos impuestos y se les valora y reconoce más. En España estamos muy por detrás en ese sentido.

¿El fondo de inversión lo va a registrar aquí?

Estamos estudiándolo todavía. La CNMV es muy restrictiva en cuanto a requisitos y no es fácil cumplirlos todos. Nos pide un capital mínimo demasiado grande para montarlo. Aquí no podemos acceder a esa cantidad y de primeras estamos capados. Por lo que no descartamos ninguna opción.

Antonio Maya Santiago habla con el periodista sobre su experiencia en BME.

Antonio Maya Santiago habla con el periodista sobre su experiencia en BME.

¿Puede compaginar estos proyectos con su trabajo en BME?

Me encantaría, pero me resulta imposible llevarlo todo a cabo por cuestión de tiempo. Próximamente renunciaré a mi puesto en BME para centrarme al máximo en la academia y en el fondo de inversión.

¿Dónde se ve de aquí a cinco o 10 años?

Si los proyectos van saliendo como me gustaría, en cinco años me veo cumpliendo todos los objetivos en mente. Con Bursátix siendo la academia líder en inversión, con el fondo proporcionándonos buenas rentabilidades y también dirigiendo otros proyectos.

En 10 años me veo con mi familia, con mi mujer y mis hijos. Con cierta libertad financiera y pudiendo disfrutar con tiempo de ellos. Todo muy idílico, pero creo que lo puedo conseguir. Vamos a buen ritmo. Si sigo por este camino no hay límite.