Pedro Sánchez, presidente del Gobierno.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. A. Pérez Meca / Europa Press

Macroeconomía

La otra cara del milagro de la economía española: el nivel de vida es un 21% más bajo que la media de la UE

La escasa productividad, según la OCDE, lastra los salarios españoles.

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España está de enhorabuena. Órganos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) avalan el crecimiento de su PIB, que será el que más avanzará entre las economías desarrolladas en medio de la guerra comercial y la incertidumbre desatada por Donald Trump. Hay quien habla del milagro económico español. Sin embargo, esta situación tiene otra cara, la del nivel de vida de la población española, que no termina de recortar distancias con la media europea.

Entre las fórmulas que hay para medir el nivel de vida de la población está la renta per cápita, un indicador en el que España está muy por debajo de la media de la Unión Europea.

Según los datos de Eurostat, y con datos de 2024, el PIB per cápita español es de unos 27.740 euros, un 21% menos que el promedio comunitario. Y la diferencia se eleva al 32% si la comparación se hace con la media de la zona euro.

De esta manera, el nivel de vida de los españoles sigue por debajo del de población de países como Francia, Alemania o Austria. Sin embargo, llama la atención que España, en esta medida, esté por debajo de Malta, Italia y Chipre.

"Nos tiene que preocupar que la renta media real no está mejorando", avisa Valentín Pich, presidente del Consejo de Economistas. Un fenómeno que se debe, principalmente, a que "la productividad está frenada", y ello limita las subidas salariales.

De hecho, España ha perdido productividad en los últimos 30 años respecto a otros Estados desarrollados. Pese a la reciente evolución económica, el trabajador español es ahora mismo un 9% menos productivo que la media de la OCDE. Y eso se nota en los salarios.

De hecho, la organización internacional recuerda que, a finales de 2024, los salarios reales de los españoles todavía eran un 4% más bajos que a inicios de 2021, debido al importante incremento de la inflación de los últimos años.

Cabe recordar que España tiende a ser triste protagonista de determinadas métricas de la Unión Europea que apuntan a importantes desigualdades sociales. Pese al crecimiento de la economía, nuestro país está entre los líderes en población infantil en riesgo de pobreza y exclusión social. El 34,6% de los niños españoles están en esta situación.

A esto hay que sumar la evolución del paro, campo en el que España es el sombrío líder en el Viejo Continente. Pese a que el empleo ha mostrado importantes crecimientos en el último año (la cifra de afiliados a la Seguridad Social ha crecido en casi medio millón de personas), la reducción de personas sin trabajo avanza a duras penas.

De hecho, desde junio del año pasado, el paro registrado (que es el dato que aporta el Ministerio de Trabajo) no deja de oscilar entre los 2,5 y 2,6 millones de parados. Aunque hay economistas que, incluso, ponen esta cifra en duda.

Este es el caso de Ángel de la Fuente, director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que ha cargado en un reciente informe contra cómo se está contabilizando el empleo en España y que el paro registrado no cuente a las personas que tienen contratos fijos discontinuos y demanden empleo.

El paro registrado, tal y como se contabiliza ahora mismo, se redujo en 600.000 efectivos entre diciembre de 2019 y diciembre de 2024. Sin embargo, según su interpretación, el paro efectivo (en el que se incluyen los trabajadores con contrato fijo discontinuo que, pese a ello, también han sido demandantes de empleo) sólo cayó en unas 70.000 personas.

"Es cierto que los fijos discontinuos en esta situación nunca se han contado como parados registrados, pero antes de la reforma laboral eran muy poquitos y ahora son muchos más. Su mayor peso genera una distorsión en la estadística que no debería ser ignorada", añade.

Respecto a la economía, considera que la buena marcha del PIB es un "fenómeno coyuntural. Hay vientos de cola favorables pero no hay cambios estructurales" por el camino.

¿Cuáles son esos vientos de cola que favorecen ahora mismo a la macroeconomía española? Para empezar, el buen comportamiento del turismo, que se debe mucho a factores exógenos, como la elevada inseguridad de países que son competencia para España. Además, está el impulso de los fondos europeos (que ya empieza a flojear), la inyección migratoria y la relativa lejanía, tanto física como comercial, de Rusia y Ucrania.

Incluso en este contexto son necesarias reformas estructurales para abordar, por ejemplo, el gap de productividad que provoca, entre otras cosas, el estancamiento de las rentas de la población española respecto a la europea.

Además, Valentín Pich se muestra incrédulo con que España todavía sufra déficit año tras año, ahora en el 3% del PIB. "Si las cosas han ido mucho mejor de lo previsto, tendríamos que tener superávit".

Un margen que será necesario ante los potenciales efectos de la guerra comercial y futuras crisis venideras, como reducir las previsiones de inversión privada. Y para ello es necesario un fondo fiscal del que, al menos por ahora, España no dispone.