Tienda de Ahorramas en Guadalajara durante el apagón el pasado 28 de abril de 2025.

Tienda de Ahorramas en Guadalajara durante el apagón el pasado 28 de abril de 2025. Luis Manuel Jubrías.

Distribución

El apagón eléctrico generó daños por valor de 53 millones de euros en los supermercados

El impacto principal se debe a los productos frescos, refrigerados y congelados que tuvieron que ser retirados.

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El apagón eléctrico que vivió España hace justo una semana impactó en el sector de la distribución obligando a algunos supermercados a cerrar incluso sus puertas. Dicho impacto generó daños por importe de 53 millones, según estimaciones de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas).

El impacto principal se debe a los productos frescos, refrigerados y congelados que, como medida de precaución en los casos en que no se pudo garantizar la cadena de frío y la seguridad alimentaria, tuvieron que ser retirados.

Por otra parte, la donación de estos productos fue inviable debido a la premura, las excepcionales circunstancias y la falta de información en las horas siguientes al apagón, según reconoce la patronal de Mercadona, Lidl, Dia o Ahorramas en un comunicado.

Además de la pérdida de stock, la falta de suministro eléctrico implicó un esfuerzo adicional logístico, al que hay que sumar los gastos asociados al transporte, el combustible destinado a los grupos electrógenos, los costes de la retirada de basura, el incremento de la seguridad, etc.

Asedas, consciente de la dependencia de la distribución alimentaria de la electricidad (equipos de refrigeración y sistemas informáticos, cajas, TPV, iluminación, etc…), lleva años analizando las necesidades energéticas del sector, así como las medidas para garantizar la eficiencia logística en casos de emergencia.

De hecho, “la pandemia supuso el mayor desafío que la distribución alimentaria ha vivido en España y puso a prueba la fortaleza y la solidez del sector (que fue, junto con Canadá, el que menor rotura de stock registró), pero también permitió detectar sus vulnerabilidades”, aseguran.

Por ello, desde el año 2020, el sector viene pidiendo la puesta en marcha de planes de contingencia que ayuden a garantizar el funcionamiento de los supermercados y plataformas logísticas, y que no pongan en riesgo la viabilidad operativa y económica de las empresas.

Para la patronal de distribución, los sucesos del pasado 28 de abril, que tensionaron al máximo la cadena alimentaria, “reflejan con total claridad la necesidad urgente de contar con mecanismos de protección real y automática para el sector estratégico de la distribución alimentaria con el objetivo de garantizar el abastecimiento a la población”.

Estos deberían tener en cuenta los resortes que deben activarse de inmediato, en el minuto cero de una crisis, para permitir el funcionamiento de las empresas. Entre otros, la movilidad de mercancías (transporte, carga y descarga, acceso a tiendas y plataformas…), la gestión de residuos y la gestión de comunicación para evitar falsas noticias y conductas de compra de acopio.

En este sentido, considera que la redacción de la Estrategia Nacional de Alimentación, que contempla la redacción de este tipo de planes, es un gran paso adelante; pero se hace urgente materializarla en hechos concretos. En la actual situación, y tras cuantificar los daños, “lo que las empresas de distribución necesitan es agilidad en la reparación de las pérdidas, que pueden afectar gravemente a la operatividad económica, especialmente, de las empresas más pequeñas”, detallan.