
Fachada de la planta de Talgo en Rivabellosa, Álava, País Vasco. Europa Press
Talgo pide a Renfe por carta una solución a las penalizaciones y reclamaciones para no emprender acciones legales
Carlos Palacio Oriol explica que el escenario actual no satisface a los bancos y afecta a sus esquemas de financiación.
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El presidente de Talgo, Carlos Palacio Oriol, ha mandado una carta a su homólogo en Renfe, Álvaro Fernández Heredia, para reclamar soluciones a las penalización de 116 millones impuesta por la empresa pública por el retraso en la entrega de los llamados trenes Avril, así como resolver las reclamaciones que ya han presentado.
En el primero de los casos, sobre las penalizaciones asegura que “el escenario actual no satisface a los bancos y afecta directamente a los esquemas de financiación que estamos analizando”. Así lo explica en la misiva fechada a 24 de abril y a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL-Invertia.
Dichas penalizaciones llevaron a Talgo a registrar pérdidas de 108 millones en 2024 y a negar la paga por objetivos a sus trabajadores. Todo ello a las puertas de la entrada del consorcio vasco liderado por Sidenor en el fabricante que no termina de materializarse.
Además del problema de las penalizaciones, desde Talgo creen necesario también resolver las reclamaciones que han presentado en los últimos años y que califican de “justas” respecto a los pedidos de trenes.
De hecho, Palacios avisa de que si llegan a un acuerdo de forma rápida, el fabricante retirará y renunciará a las acciones legales correspondientes.
Reclamaciones
La primera de las reclamaciones a las que hace alusión en la carta es la actualización de los precios desde la pandemia, que según Palacios se realizaron al resto de fabricantes (españoles y europeos) del sector dejando fuera a Talgo argumentando que no son un servicio público al ser un tren de alta velocidad.
Para rebatir esto, el fabricante recuerda a Renfe que sus trenes 102/112 son destinados por la empresa pública a trayectos de media distancia, que hay convoyes de Talgo en los que la empresa pública reserva plazas para cubrir operaciones de servicio público o que durante la dana que asoló parte de Valencia se usaron trenes Pato para llevar aparatos para ayudar a la región, entre otros ejemplos a los que alude.
La segunda reclamación tiene que ver con que “Renfe aplicó un autodescuento en base a que pidió más trenes iguales, cuando la realidad demostrable no fue así”, detalla el presidente del fabricante.
Con ello, quiere decir que “los trenes del contrato que resultó adjudicado a Talgo [30 convoyes de la serie 106 de los que faltan seis por entregar] no son iguales que los que han resultado de las modificaciones solicitadas por Renfe en el proceso de ejecución del proceso”, indica.
Estos, asegura, han dado lugar a cuatro tipos de trenes distintos: trenes de ancho fijo, de ancho variable y de éstos, unos son para el tren low cost de Renfe (Avlo) y otros no. Los cambios provocaron a su vez que el proceso de homologación y certificación de trenes “tuvo que ser adaptado y corregido para conseguir la autorización de cada una de estas cuatro variantes con el consiguiente incremento de costes y trabajos asociados para cumplir este proceso”.
A esto, Palacios añade casi al final de la misiva que queda pendiente de resolver el coste asociado a los trenes de rodadura desplazable que es “más alto”.
Mismo trato que a CAF y Alstom
En conclusión, el directivo alude a la españolidad de Talgo y no por ello pide ser tratados “diferentes”, pero sí asegura que es “justo” que Renfe y el Ministerio de Transportes les den “el mismo trato que tiene con CAF como empresa española y Stadler y Alstom como empresas europeas”.
Por ello, Palacios concluye la carta con la esperanza de que haya una solución rápida a “los desequilibrios en el trato que se le da a Talgo” y que esto “pueda ser la puerta de salida al bloqueo que ahora sufrimos y que puede ahogar el futuro de muchas familias de Talgo y de sus proveedores”.