Amadeo sirviendo caracoles

Amadeo sirviendo caracoles S.A.

Ocio

Amadeo, el tabernero más viejo de Madrid que sigue vendiendo caracoles en el Centro: "A los 96 años, soy amigo y confidente"

Famoso por sus caracoles, este longevo hostelero con más de 85 años de experiencia abrió su local en 1942 en la plaza de Cascorro.

Más información: El chef que creó el mayor imperio de restaurantes peruanos de España porque lo iban a deportar de Madrid.

Publicada

Amadeo lleva 85 años detrás de la barra. Para él, la taberna es "toda su vida" y atiende a los clientes como el primer día y con intención de seguir haciéndolo "hasta el final". Uno de ellos, sorprendido, recuerda que desde la primera vez que había pisado ese local "ya habían pasado 40 años".

Está atento a todo lo que ocurre a su alrededor: "Pon un aperitivo en esta mesa, que no tienen ninguno", y se maneja como el que lleva todos los días levantándose con la pasión del que ama su trabajo. Ahora, a sus 96 años, sigue manteniendo que la comunicación amable es la clave de su trabajo

Ubicada en plena plaza de Cascorro, y considerada uno de los mejores bares en los domingos del Rastro, su "taberna es una pequeña ampliación de la casa". Cuando entra en su local, además de camarero, también actúa como "amigo, confidente y psicólogo". "Quiero que los clientes se desahoguen conmigo, que me cuenten qué les pasa y yo ayudarles".

Amadeo hablando con dos clientes

Amadeo hablando con dos clientes S.A.

Tabernero de los pies a la cabeza, no duda al confesar que el mejor recuerdo que tiene de toda una vida detrás de la barra no es otro que la gratitud de los clientes. "Su felicidad es la mía". A él le gustaría que aplicáramos su filosofía a cualquier otro puesto de trabajo: "Todos nos tenemos que atender con cariño, con respeto, en la actividad que sea".

Añora con tristeza los tiempos pasados y lamenta que "el mundo presente haya empobrecido el diálogo". No, no concibe la taberna como algo que no sea un "lugar para relacionarse, de comunicación y de sueños". Y advierte, "no para emborracharse". "Yo siempre le echo un piropo y digo que es el ateneo del pueblo", continua.

"Ahora no se viven tanto los acontecimientos deportivos en las calles, porque con la televisión todo se ha vuelto aburrido, pero antes en las tabernas había mucha pasión, mucha alegría".

Originario de la provincia de Burgos, llegó a Madrid en 1940, gracias a que sus hermanas vinieron a la capital para servir. Una de ellas tenía una taberna en la calle Toledo. Y fue ahí donde empezó el amor de Amadeo por su profesión.

Amadeo sirviendo caracoles

Reconoce que "la ciudad le deslumbró" y hace suya la frase que reza "esto es elegante, estilo capital". Se consideraba un niño cuando llegó y cree que las nuevas generaciones maduran tempranamente. "Éramos niños con diez años, ahora ya con cinco o seis son unos viejos".

Dos años después de maravillarse con Madrid y el mundo de la taberna, se trasladó al local donde ahora mantiene esta conversación con Madrid Total. La decoración es exactamente la misma que cuando abrió sus puertas por primera vez: "Me gusta un establecimiento sencillo, que la gente se sienta en casa".

Sus famosos caracoles

Amadeo se ha hecho conocido en toda la capital por sus caracoles, que ahora se sirven incluso también para llevar. Consagrados como un clásico del Rastro, nunca falta una buena perola en la barra del bar. Por 20€ se puede disfrutar de una tapa de 1kg de este exclusivo manjar.

El secreto de su famosa receta es ponerles "todo el amor del mundo" y "lavarlos muy bien", claro. Además, no pueden faltarle un poco de guindilla, pero no demasiada, siempre "en su justa medida"."Un poco de picante alegra siempre la vida". Si le preguntan de dónde vienen los caracoles él responde contundente: "Estos son del Planeta Tierra".

Amadeo también alaba otras cosas de su carta: "En mi casa siempre intentamos que todo esté rico". El bacalao, los callos, la morcilla de su tierra, Burgos, el rabo y, por supuesto, la salsa.

"Lo mejor de la vida es la salsa" y, como no, mojarla con pan. "Lo mejor de la vida es la salsa, lo mejor de la cocina es la salsa, lo mejor del amor, ¿qué es lo mejor del amor? Pues la salsa".

Ya no atiende tanto en la taberna como le gustaría, pero ahora se autodenomina a sí mismo "un relaciones públicas". "Yo soy una persona muy abierta y disfruto mucho consiguiendo que la gente quiera volver".