
El chef José Andrés revela cuál es su ciudad favorita de Andalucía para comer.
El chef José Andrés revela cuál es su ciudad favorita de Andalucía para comer: “Es una experiencia irrepetible”
Calles con sabor a mar, frituras impecables y barras que cuentan historias: este es el rincón andaluz que ha conquistado al chef más internacional.
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Ha recorrido medio mundo, cocinado para presidentes y en zonas de catástrofe, y ha llevado la cocina española hasta el corazón de Estados Unidos. Pero cuando se trata de volver a casa y hablar de placer puro, José Andrés lo tiene claro. El chef asturiano, uno de los cocineros más influyentes del mundo, ha confesado cuál es su ciudad favorita de Andalucía para comer, y no ha dudado: Cádiz.
“Es una experiencia irrepetible”, asegura con convicción. Y no lo dice por decir. José Andrés ha declarado en varias entrevistas que pocos lugares le emocionan tanto como Cádiz. El mar, el carácter abierto de su gente, su manera de entender la cocina y esa forma única de comer bien sin pretensiones han hecho que esta ciudad milenaria se gane un sitio en su lista personal de destinos imprescindibles.
Para el chef, Cádiz no es solo un lugar donde se come bien: es un lugar donde todo huele y sabe a verdad. Desde una tapa en una barra con más de cien años de historia hasta el pescado recién llegado de la lonja o los vinos del marco de Jerez, todo en Cádiz habla de autenticidad. Y eso, para alguien como él, es oro puro.
Ubicada frente al Atlántico, Cádiz es una de las ciudades más antiguas de Europa y también una de las más sabrosas. La cultura gastronómica gaditana no entiende de fuegos artificiales: se basa en producto fresco, recetas sencillas y un profundo respeto por la tradición. Y eso es precisamente lo que ha enamorado a José Andrés.
Entre sus platos favoritos, ha mencionado en varias ocasiones el pescaito frito, las tortillitas de camarones, el atún rojo de almadraba o el cazón en adobo. Platos humildes pero cargados de técnica, historia y sabor. Para él, la clave está en cómo se fríe, en el aceite, en el corte del pescado… “En Cádiz, una simple fritura puede ser una obra de arte”, ha llegado a afirmar.
Y no le falta razón. Bares como El Faro, Casa Manteca o Freiduría San Francisco son templos gastronómicos donde la sencillez se convierte en excelencia. Allí, la comida no se decora, se sirve con alegría, en papel de estraza o en platos de loza, y siempre acompañada de una caña bien tirada o una copa de fino.
Para José Andrés, lo que hace única a Cádiz no es solo su cocina, sino cómo se vive la gastronomía. Comer aquí es un acto social, una forma de estar en el mundo. Desde el mercado central —uno de los más vibrantes de España— hasta los chiringuitos de La Caleta, Cádiz invita a saborear sin prisa, sin etiqueta y con los pies en la tierra.
Los productos de la zona juegan un papel clave: mariscos de la bahía, verduras de Conil, quesos de la sierra, pan de telera, embutidos de la Janda… todo de proximidad, todo con alma. Y luego está el vino: los generosos de Jerez, el moscatel de Chipiona, los nuevos tintos de la provincia. Un mundo entero de sabores condensado en una copa.
Para el chef, Cádiz representa ese tipo de cocina que no necesita explicaciones ni estrellas Michelin. “Aquí aprendes que lo mejor no siempre es lo más complejo, sino lo más honesto”, ha dicho. Por eso recomienda a cualquiera que viaje al sur que no se pierda la oportunidad de perderse en sus tabernas, hablar con sus cocineros, probar sus tapas y dejarse llevar.
José Andrés, que ha sido nominado al Nobel de la Paz por su labor humanitaria con World Central Kitchen, mantiene los pies firmemente en la tierra. Y si hay un lugar donde se siente en casa, donde vuelve a reconectar con lo esencial, es Cádiz. Lo ha dicho sin rodeos: “En Cádiz, todo tiene sabor a verdad. Y eso no se aprende en una escuela, se vive”.
Así que, si buscas una ciudad para comer bien, sentirte bien y disfrutar de una experiencia irrepetible, ya sabes dónde apuntar en el mapa. Cádiz no solo ha enamorado a uno de los chefs más influyentes del planeta: también lo hará contigo, bocado a bocado, tapa a tapa.