
Fernanda en el bar. E.E.
Fernanda, el relevo de un bar con más de 60 años de historia en Zaragoza: "Nos conocen por nuestros almuerzos"
Junto a su madre, se hizo cargo del negocio en julio del año pasado y ambas aspiran a seguir creciendo manteniendo a su fiel clientela.
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Zaragoza cuenta con bares con mucha historia y recorrido, algunos son un legado que pasa de generación en generación para seguir vivos, pero otros cambian de manos manteniendo la misma esencia que en su origen. El bar Dallas, ubicado en la calle Eduardo Dato, 7, es uno de esos que tras 60 años de vida, conserva sus pilares: el buen servicio y una comida castiza.
El bar Dallas nació en el año 1963 de la mano de Pepe y Mari Carmen. En 2014, fue uno de sus camareros, Alfredo, quien se hizo con el negocio hasta que el año pasado Fernanda y su madre cogieron el relevo con mucho entusiasmo.
“Habíamos sido siempre clientes, conocíamos a los antiguos propietarios, eran amigos de la familia. Alfredo ya había comentado con mi padre que estaba cansado de la hostelería y lo quería traspasar. Yo llevaba tiempo pensando en que quería emprender, así que lo fuimos tanteando para ver cómo lo haríamos y cuándo se llevaría a cabo… El 4 de julio lo hicimos oficial”, cuenta Fernanda sobre esta decisión.
Coger el relevo de un bar con más de 60 años de trayectoria y con una clientela tan arraigada no es nada fácil. A pesar de las expectativas y comparaciones que pudiera haber, Fernanda y su madre se muestran muy contentas con la acogida de estos meses. En ese aspecto, son conscientes de que contaban con la ventaja de conocer ya al barrio tras 25 años en Zaragoza.
Aun así, no tenían ninguna experiencia previa en la hostelería y ahí fue importante el apoyo de su tía, que sí había trabajado de cara al público y forma parte del proyecto. Además, antes de arrancar, Fernanda estuvo varios meses con los antiguos propietarios aprendiendo a llevar el bar.
“Me sirvió para saber cómo funcionaba, cómo iba el local, conocer a los clientes, etc. Al final lo importante de estos negocios es mantener la clientela fija y abrirte un poco a otro espectro, pero cuidando lo que ya tienes”, apunta la joven.
Novedades con su esencia
En esa línea, las actuales dueñas sabían que tenían que seguir apostando por sus almuerzos “de toda la vida”, el sello de identidad del bar Dallas. “Todo el mundo lo conoce de venir a almorzar huevos fritos, de venir a cenar mejillones, unas tostadas o un bocata”, asegura.
No obstante, aunque el bar haya funcionado siempre muy bien, en la innovación también está el éxito. Así pues, Fernanda busca ese equilibrio. “Queríamos dar un empujón más, seguir siendo especialistas en almuerzos, pero ampliar la variedad que había antes a todos los gustos”, insiste la ecuatoriana.

Interior del bar Dallas.
Por ello, sin perder la esencia de una barra llena de tapas o unos huevos fritos con patatas, destaca que han incluido más variedad de tostadas para los desayunos, así como bizcochos caseros. Además, han ampliado la oferta de callos y manitas de cerdo para que sea constante todos los días (de lunes a sábado).
Ahí, desvela su intención de dar un toque “picante” al asunto. “Sería la manera de que nos identifiquen como el nuevo Dallas”, concluye.
Más allá de su ambiente acogedor y de barrio, aun estando en el centro, el bar Dallas esconde una especial anécdota, su nombre. “Se abrió justo cuando mataron a Kennedy, por eso se llamó Dallas. En los periódicos salía todo el rato el nombre de Dallas y la dueña decidió ponérselo. Fue mero marketing”, explica entre risas.

Exterior del bar Dallas. E.E.
Aunque, si hay algo que puede hacer especial un lugar, es su gente. Desde los clientes hasta los camareros y los dueños. A Fernanda, al menos, la ambición y la sonrisa parece que no le faltan: “Nosotras siempre soñamos con hacerlo a lo grande. Crecer poco a poco, manteniendo el bar tipo taberna en el que puedes venir a almorzar o a comer a cualquier hora y vas a tener algún tipo de elaboración y te vas a sentir a gusto”.