El maestro italiano Nicola Luisotti. Foto: Stefan Cohen

El maestro italiano Nicola Luisotti. Foto: Stefan Cohen

Ópera

El Verdi menos habitual asoma en Madrid: 'Attila', en versión de concierto en el Teatro Real

El maestro italiano Nicola Luisotti lidera esta recuperación de una ópera que mezcla exaltación, sueños proféticos y desafíos vocales de alto vuelo.

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Dos únicos días estará en cartel en el Teatro Real la ópera Attila de Verdi, que se ofrecerá en versión de concierto: este miércoles 14 y el sábado 17 de mayo. No es una obra que se haya prodigado demasiado en nuestros escenarios. Es sin duda un Verdi menor, pero, como es lógico, tratándose de una creación del músico de Le Roncole, posee interés.

Vino en su día definido como "drama lírico en un prólogo y tres actos" y se estrenó en La Fenice de Venecia el 17 de marzo de 1846.

El tema, curiosamente, atraía mucho al compositor. Lo tenía en mente desde 1844 y provenía del drama Attilla König der Hunen (1808) del alemán Zacharias Werner, que, según exagerada valoración de Madame de Staël, era "el sucesor de Goethe y de Schiller", y se inscribía en el resurgir del folclore pagano.

La ópera alteró bastante el drama y le hizo perder su tufo antirromano. Lo que no sabemos es la razón de que Verdi se sintiera tan atraído por ese sujeto que se puede considerar seudohistórico.

Las idas y venidas, los acontecimientos escénicos, la música, en algunos casos inspirada, no acaban de satisfacer y de evitar lagunas y lugares comunes y la orquestación no posee siempre el refinamiento necesario ni el tratamiento de los personajes revela un estudio serio.

Y las reacciones de unos y de otros a veces no tienen ninguna lógica. Todo es más bien simplón; pero resultón. Como en tantas otras ocasiones, el gancho verdiano, su directa comunicatividad, prenden en el oyente por encima de exquisiteces o de verosimilitudes.

En esta ocasión el traductor de arias, dúos, conjuntos, strette y emociones va a ser un verdiano de la talla del maestro italiano Nicola Luisotti, que conoce este paño como nadie y que va a tener a su disposición un reparto de campanillas, en el que destaca particularmente la soprano Sondra Radvanovsky, que tan buenas actuaciones nos ha ofrecido en estos últimos años.

Su voz, en sazón, cuando ha cumplido ya las 56 primaveras, es la de una lírico-spinto con cuerpo, igualdad de registros, belleza tímbrica y buen volumen manejada con una probada técnica y el apoyo necesario para enhebrar largas y bien esmaltadas frases, dichas a veces con la emoción a flor de labios. Odabella tiene además instantes que piden soltura para dar remate a una coloratura nada fácil.

El guerrero huno será encarnado por el bajo barítono norteamericano Christian van Horn, de voz amplia y rotunda, aunque aquejada de una evidente nasalidad. Pero sus acentos son imperiosos y el fraseo intencionado como para dar buena cuenta de una de sus intervenciones más difíciles, el aria Mentre gonfiarsi l’anima del acto primero.

El caudillo sueña que un viejo le dice que el camino le está vedado. En el andante, en 6/8, el huno imita la voz tonante del anciano. Pese a todo, sigue adelante. Fogosa cabaletta y stretta rápida. Este número se inscribe en la conocida dramaturgia romántica del sueño, muchas veces motor de la ópera de esa época.

El buen fraseador, siempre musical, que es el barítono Artur Rucinski encarnará a Ezio y el tenor lírico Michael Fabiano, cumplidor y aseado, al personaje de Foresto.