
Aitor Esteban, presidente del PNV, en un acto político de los nacionalistas vascos.
El PNV abandona a Sánchez y permite que el Congreso exija al Gobierno que deje de atacar a la UCO y de difundir bulos
En plena desbandada de los socios del Ejecutivo, el PP logra aprobar su moción tras la abstención del PNV, que deja solo a Pedro Sánchez y facilita el respaldo a la Guardia Civil.
Más información: Los socios de Sánchez constatan en sus reuniones en la Moncloa que no está en situación de poder acabar la legislatura.
El Congreso de los Diputados ha aprobado una moción presentada por el Partido Popular que insta al Gobierno a "detener los ataques" y la "difusión de informaciones falsas" contra la Guardia Civil, especialmente contra la Unidad Central Operativa (UCO). El texto ha salido adelante gracias a la abstención del PNV, que manda así un mensaje a Pedro Sánchez.
El escrito, aprobado en todos sus términos con los votos de PP, Vox y UPN, insta también al presidente a "asumir responsabilidades por los casos de corrupción" que afectan al PSOE, a su Gobierno y a su entorno personal.
La moción, consecuencia de una interpelación urgente al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, incluía tres puntos: primero, reconocer la "labor y profesionalidad" de la Guardia Civil y "garantizar la independencia de sus investigaciones". Este punto contó con el apoyo del PSOE y de Sumar.
Pero no así los otros dos. El segundo punto exige el "cese de los ataques" a la UCO y la "rectificación pública" de los ministros que "difundieron informaciones falsas contra los agentes". Y el tercero, demandar "explicaciones urgentes" al presidente del Gobierno sobre las tramas de corrupción destapadas por la UCO.
Socios en desbandada
La abstención del PNV resulta especialmente significativa por dos razones, una histórica y otra circunstancial. La primera, que los nacionalistas han sido tradicionalmente críticos con la presencia y competencias de la Guardia Civil en el País Vasco. La segunda, que su abstención en la votación se interpreta como un distanciamiento claro del Gobierno.
Fuentes de los nacionalistas vascos en el Congreso aseguran a este diario que "la abstención, en realidad, ha sido porque el tercer punto apuntaba a la comparecencia urgente de Sánchez" y que a eso no podían "votar que no".
Sin embargo, la realidad es que la moción se votó punto por punto. Y el PNV tampoco se opuso a la exigencia al Gobierno de que deje de "atacar" a la Guardia Civil, ni a reclamarle a los tres ministros que propagaron el bulo de la "bomba lapa" que "rectifiquen, con una expresa petición de disculpas" por difundir "informaciones falsas".
Y es que el contexto de la votación no puede ser más relevante: el Ejecutivo afronta una oleada de casos de corrupción que ha provocado la desbandada de sus socios parlamentarios.
El propio PNV, además de su abstención en la votación, ha evitado posar en fotos con el presidente durante su ronda de contactos anunciada tras el estallido del caso Cerdán, el jueves pasado. El gesto fue un desmarque estratégico, similar al de ERC, otro socio clave que también eludió cualquier imagen de Gabriel Rufián con Sánchez en Moncloa.
Por el contrario, Bildu, que compite con el PNV por la primacía en el País Vasco, sigue entregada al PSOE: su portavoz, Mertxe Aizpurua, sí posó en la foto con Sánchez y la formación heredera de Batasuna no ha puesto en duda su apoyo al Gobierno.
Por su parte, Junts sí se dejó fotografiar en Moncloa, dado que la cita funcionó como una especie de amnistía política para Jordi Turull. El secretario general del partido de derecha separatista catalán nunca se había reunido con Sánchez, y la imagen de un indultado por el 'procés' en Moncloa era muy poderosa como mensaje para su electorado.
Pero los de Carles Puigdemont también han abandonado a Sánchez en dos cuestiones clave.
Este miércoles, presentaron una enmienda a la totalidad contra la ley de reducción de jornada laboral. Y este martes ya permitieron que prosperara una proposición de ley del PP para prolongar la vida de las centrales nucleares... con la misma técnica que ahora el PNV, absteniéndose en la votación.
Ni Podemos ni el BNG quisieron siquiera "participar en la operación de lavado de cara de un partido corrupto" que, para ellos, suponía reunirse ahora con el presidente. Así, ni Ione Belarra ni Néstor Rego acudieron a Moncloa, evidenciando la pérdida de apoyos y la creciente fragilidad del Gobierno.