Alex Saiz Verdaguer, CEO y fundador de Monei.

Alex Saiz Verdaguer, CEO y fundador de Monei.

Opinión ESCALA ESPAÑA / ADIGITAL

Cuando emprender en Europa significa superar 27 normativas

Alex Saiz Verdaguer
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En el mundo del emprendimiento, suele darse por hecho que para crecer rápido hay que levantar financiación externa. Es una idea extendida, casi automática. Pero cada vez somos más quienes creemos, y nuestro negocio así lo demuestra, que hay otra forma de escalar una empresa, enfocando la actividad en el crecimiento sostenible, por medio de recursos propios y sin depender de inversores.

Esta estrategia, conocida como bootstrapping, no solo permite mantener el control sobre el proyecto, sino que también impulsa una cultura centrada en la eficiencia, la innovación y la capacidad de adaptarse sin renunciar a la visión original.

El bootstrapping implica financiar el crecimiento de la empresa mediante recursos propios, reinvirtiendo los beneficios generados y optimizando cada proceso para maximizar el rendimiento. Esto obliga a los emprendedores a ser más creativos, a priorizar la rentabilidad desde etapas tempranas y a establecer modelos de negocio sólidos y escalables. Además, al no depender de terceros, se mantiene el control total sobre la visión y dirección de la empresa, lo que facilita una toma de decisiones más ágil y coherente con los valores fundacionales.

Empresas como Mailchimp y Basecamp son ejemplo de cómo el crecimiento orgánico puede conducir al éxito sin comprometer la independencia. Estas compañías han demostrado que es posible construir negocios rentables y sostenibles, centrados en ofrecer valor real a sus clientes, sin la presión de cumplir con las expectativas de inversores externos.

No obstante, escalar sin financiación externa no está exento de desafíos. La falta de capital puede limitar la capacidad de inversión en áreas clave como la investigación y desarrollo o la expansión internacional. Además, el ritmo de crecimiento puede ser más lento en comparación con empresas que reciben inyecciones significativas de capital. Aún así, estos retos pueden convertirse en oportunidades que consigan fomentar una cultura empresarial más disciplinada y orientada a resultados tangibles.

Para que el bootstrapping sea una opción viable y atractiva para más emprendedores, es fundamental que el entorno regulatorio europeo evolucione en consonancia con las necesidades de las startups y scaleups. Actualmente, la complejidad y fragmentación de las normativas en la Unión Europea representan una barrera significativa para el crecimiento de nuestras compañías.

Según un informe de Adigital y Deloitte, la regulación, el acceso al capital y la disponibilidad de talento son los principales desafíos que enfrentan las scaleups españolas para crecer. Ante esta situación, las empresas necesitan del apoyo de las administraciones en el contexto teórico y práctico.

En primer lugar, generando un escenario legislativo ágil que ayude a coger impulso, y no a frenar el negocio. Por otro lado, también es esencial que la colaboración público -privada pase por crear espacios de trabajo y encuentro donde empresas e instituciones conecten y generen sinergias que, de otra manera, son imposibles de crear.

En muchas ocasiones, pensamos en que las administraciones públicas solo pueden favorecer a las empresas por medio de la financiación externa, pero son muchas las vías de colaboración existentes que se pueden construir y que serían capaces de tener un impacto mayor y más directo en el actual sistema económico.

Las empresas que apuestan por el bootstrapping suelen tener en común una visión y ambición internacional desde el primer día. Aunque estén basadas en Barcelona, Roma, París o Berlín, su mercado natural y su objetivo de crecimiento está en Europa. Sin embargo, ese impulso por expandirse se ve muchas veces frenado por la fragmentación normativa entre países, que convierte en muchas ocasiones lo que debería ser una oportunidad, en una carrera de obstáculos. La falta de un verdadero mercado único europeo penaliza especialmente a las compañías que no cuentan con grandes rondas de financiación para afrontar procesos largos, complejos y costosos de expansión.

Crear un entorno más favorable pasa, necesariamente, por avanzar hacia un marco unificado y simplificado que permita a las startups y scaleups crecer sin barreras dentro de la Unión Europea. Un buen ejemplo podría ser los sandboxes regulatorios, que se ha demostrado ya que son una gran palanca de desarrollo y que deberían ser la norma en nuestro territorio y no una excepción.

El hecho de construir un mercado único real favorecería a las empresas autofinanciadas, sin duda, pero también generaría un ambiente más competitivo para el resto de compañías al facilitar la innovación, reduciendo así la burocracia y permitiendo que las buenas ideas crezcan en cualquier parte sin importar su país de origen. Avanzar hacia un mercado único más real y accesible es una necesidad práctica para que el emprendimiento siga aportando valor, empleo e innovación en Europa.

*** Alex Saiz Verdaguer es fundador y CEO de MONEI

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