
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, recibe un reconocimiento especial en el Sutherland Leadership Award en Dublín. Reuters
La fortaleza del euro y la caída de los precios de la energía facilitan que el BCE baje los tipos en plena guerra comercial
La institución ha reducido las tasas de referencia en siete ocasiones, seis de forma consecutiva.
Más información: Lagarde (BCE) dice que los aranceles de Trump subirán la inflación y recortarán medio punto el crecimiento
Mucho ha cambiado la situación desde que los miembros del Banco Central Europeo (BCE) se vieron las caras en marzo. La guerra arancelaria —a pesar de la tregua de 90 días de Estados Unidos— se ha recrudecido, empeorando las perspectivas de crecimiento económico. Así, las dudas sobre lo que hará la institución en abril, ante el giro fiscal de Alemania y las firmes intenciones europeas de gastar más en defensa, se han disipado.
La previsión es que volverá a bajar los tipos de interés 25 puntos básicos. La fortaleza del euro y la caída de los precios de la energía facilitan este nuevo recorte. “Desde el 'Día de la Liberación' [en el que Donald Trump anunció los denominados aranceles recíprocos], la pausa ya no es una opción”, señalan desde AXA IM.
“La economía se enfrenta ahora a un contexto global más débil: más aranceles, una incertidumbre más persistente que hace una reunión, una moneda más fuerte, tipos reales más altos y precios de la energía mucho más bajos”, explican desde Bank of America.
Desde que Trump anunció los aranceles recíprocos, es decir, desde el 2 de abril, el euro acumula una subida frente al dólar del 4,4%. En lo que va de ejercicio, la divisa comunitaria suma un 9% respecto al billete verde.
A pesar de que en las últimas sesiones ha retrocedido ligeramente, ha llegado a cambiarse por encima de los 1,14 dólares, marcando niveles no vistos desde principios de 2022.
Contra el movimiento del euro, los precios energéticos retroceden. El descenso acumulado por el petróleo Brent, la variante de referencia en Europa, desde el conocido como 'Día de la Liberación' de Estados Unidos es del 13,8%. Cotiza ahora en torno a los 64,6 dólares por barril.
El precio de referencia del gas natural en Europa —el TTF, que refleja el coste del gas en el mercado mayorista neerlandés, considerado el principal hub de gas del continente— se ha reducido un 16,9% en el mismo plazo. La caída anual roza el 30%, hasta los 34,3 euros por megavatio hora.
“Los aranceles de EEUU a la UE y a muchos otros países han hecho resurgir la preocupación por el crecimiento de la eurozona, al menos a corto plazo. El fortalecimiento del euro, así como la caída de los precios de la energía, se han sumado a las fuerzas desinflacionistas que las actuales tensiones comerciales tendrán para la eurozona”, explican desde ING.
Los últimos datos no recogen el efecto de un euro más fuerte y una energía más barata, pero ya señalan que la escalada de los precios se está frenando en el bloque del euro. La tasa de inflación interanual de la zona euro se situó en marzo en el 2,2%, una décima por debajo del dato del 2,3% de febrero. Es la menor subida desde noviembre del año pasado.
La tasa de inflación subyacente, que deja fuera del cálculo los precios de la energía, los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, se moderó al 2,4%, frente al 2,6% del mes anterior.
“De cara al futuro, es probable que surjan nuevos riesgos a la baja para la inflación, dada la posible presión desinflacionaria desde China (que busca introducir sus productos en los mercados europeos), los menores precios energéticos y la apreciación del euro”, señalan desde Allianz Global Investors.
Cabe resaltar que la fortaleza del euro es desinflacionista principalmente por su efecto sobre los precios de importación y la competitividad internacional. Cuando el euro está fuerte frente a otras monedas (como el dólar), los productos importados —como energía, alimentos, materias primas o bienes tecnológicos— cuestan menos en euros.
Un ejemplo claro es lo que ocurre con el petróleo. Como el crudo se paga en dólares, un euro fuerte hace que comprarlo sea más barato. Por otro lado, al ser más baratos los productos del exterior, las empresas locales tienen que competir bajando precios o manteniéndolos estables para no perder mercado.
Tipos neutrales
Si las previsiones se cumplen, esta será la séptima bajada de tipos ejecutada por el BCE en el actual ciclo de recortes, la sexta de forma consecutiva.
La institución presidida por Christine Lagarde comenzó a reducir las tasas de referencia el pasado junio. Las dejó sin cambios en julio y desde entonces las ha bajado —en todos los casos a un ritmo de 25 puntos básicos— en cada reunión celebrada.
Este nuevo recorte, además, llevará la facilidad de depósito —la guía en la política monetaria— hasta el 2,25%, justo en la parte alta de la horquilla en la que se encuentra la tasa neutral, que según ha estimado el propio BCE es entre el 1,75% y el 2,25%. Ese es el rango que permite que la economía siga creciendo sin que la inflación se dispare, o dicho de otra forma, aquel nivel en el que ni se lastra ni se estimula la economía.
A partir de este nivel, por tanto, la política monetaria europea dejaría de considerarse restrictiva. Los expertos de Bank of America esperan que “el BCE recorte los tipos de interés oficiales en 25 puntos básicos, con una comunicación moderada sobre las perspectivas, abriendo la puerta a tipos por debajo de los neutrales”.
Guerra comercial
Por tanto, el BCE bordeará la política monetaria no restrictiva en medio de una guerra comercial que ha enturbiado las previsiones de crecimiento de la zona euro. Según las previsiones de Generali AM, incluso sin una nueva escalada arancelaria, el producto interior bruto (PIB) de la zona del euro podría verse mermado en casi medio punto porcentual en el horizonte de un año.
Piensan que, en conjunto, “los vientos en contra de los aranceles dominan los vientos de cola fiscales a corto plazo”, por lo que han ajustado sus previsiones de crecimiento para la eurozona al 0,8% (desde el 0,9%) en 2025 y al 1,3% (desde el 1,6%) en 2026.
En este contexto, creen que la guerra comercial desencadenará otros tres recortes consecutivos de los tipos que dejarían la facilidad de depósito en el 1,75%. “Si el comercio se agravara aún más, se avecinarían aún más recortes hasta territorio abiertamente expansivo”, advierten.
Tras la pausa, esperan que el BCE reanude las bajadas y que la facilidad de depósito baje hasta el 1% antes de final de año, frente al 1,50% contemplado con anterioridad al 'Día de la Liberación'. Consideran que “la combinación de menor actividad, petróleo más barato y un euro más fuerte está acelerando la desinflación en la zona euro, lo que refuerza el margen de actuación” del también supervisor bancario.
“El fortalecimiento del euro, casi un 8% frente al dólar desde la toma de posesión de Trump y un 8% frente al yuan, añade también presión bajista sobre los precios, con implicaciones claras para la política monetaria”, indican. Según las propias estimaciones del BCE, sólo la apreciación de la divisa comunitaria reduciría la inflación entre 0,3 y 0,4 puntos porcentuales.