Donald Trump, durante la presentación de los aranceles en la Casa Blanca.

Donald Trump, durante la presentación de los aranceles en la Casa Blanca. Hu Yousong / Xinhua News / EP

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Las empresas temen una espiral de aranceles entre la UE y Trump y piden al Gobierno más desregulación para afrontarlo

La financiación y los avales del ICO servirán para facilitar crédito bancario a los exportadores que vean recortados sus ingresos y busquen nuevos mercados.

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El efecto de los aranceles de Trump en las empresas españolas tardará varios meses en salir a la palestra, pero en ese transcurso y mientras duren las negociaciones entre la UE y EEUU, el mayor temor de los empresarios españoles es que genere un choque frontal y una espiral de aranceles de consecuencias impredecibles.

La mayor parte de las asociaciones empresariales españolas más afectadas han recibido con buen grado el apoyo financiero del Gobierno, pero reclaman como más efectiva una desregulación a nivel nacional y a nivel europeo, para recortar costes y afrontar la situación con más oxígeno en su cuenta de resultados.

Desde el ámbito financiero consideran que las líneas de financiación del ICO o los avales que concederá servirán sobre todo para facilitar la financiación bancaria a empresas cuya caja se vea golpeada por la subida de precios y la caída de las ventas.

Vino, metal, textil, agroalimentario, automoción o construcción, entre otras, ven peligrar una buena parte de sus exportaciones a EEUU, que son un 5% del total que España vende fuera, de forma que utilizarán esa nueva financiación más para buscar nuevos mercados que para soportar unos costes que llegarán a medio plazo.

Raymond Torres, director de coyuntura económica de Funcas y de su observatorio europeo, advierte de que las consecuencias más duras para las empresas llegarán de forma indirecta, "pero sería un error grave que la UE entrara en una espiral de aranceles en su negociación".

Es la misma advertencia que se hace desde la Federación Española del Vino, el club de Exportadores o la asociación textil ARTE, los envasadores alimentarios de FIAB o AECOC, la asociación que engloba a más de 34.000 empresas de gran consumo, que este mismo jueves estuvieron reunidas con el Gobierno.

Sobre la mesa del Gobierno, antes de que anunciara las medidas de financiación, pusieron la oportunidad que se abre para frenar el “tsunami regulatorio” generado en los últimos años, reducir la carga burocrática y avanzar hacia una mayor armonización legislativa con la UE.

Periodo de transición

Las empresas españolas temen el golpe indirecto que pueda venir de otras economías más afectadas en la UE, como Francia, Alemania o Reino Unido, que sí son la parte mayoritaria de nuestro comercio exterior y la inversión directa.

Ese efecto en sectores como los componentes del automóvil o el aluminio y la siderurgia, pueden ser los que haya que frenar ahora, en un periodo de transición que se abre hasta conformar un mercado más estable, con ayudas del Gobierno o asumiendo los costes, explica Raymond Torres.

En esa misma línea se pronuncia el Líder de Asuntos Públicos en LLYC y ex embajador de España ante la UE y Alemania, Pablo García-Berdoy, que alerta que los aranceles son "una oportunidad política de Trump para resituar su industria e imponer un nuevo modelo económico mundial que acaba con la multilateralidad".

Nadie duda ya de que los aranceles han venido para quedarse, algo que concuerda con que las ayudas del Gobierno a las empresas vayan más dirigidas a buscar mercados alternativos que a paliar costes internos, tal y como interpreta el profesor de Economía de Comillas-ICADE Carlos Victoria Lanzón.

"Son una apuesta por la diplomacia económica más que por la reducción de costes", asegura el profesor, que coincide con las patronales y los analistas en que esos costes se pueden compensar mucho mejor mediante una desregulación tanto en España como a nivel europeo.