Una mujer con heridas, este jueves, tras la explosión de Casa Javi en Lo Pagán.

Una mujer con heridas, este jueves, tras la explosión de Casa Javi en Lo Pagán. Cedida

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Las víctimas del bar de Murcia sin licencia que ha explotado en pleno mercadillo: "Una mujer calcinada iba como una zombi"

La Guardia Civil abre una investigación sobre el origen de la deflagación de una tetería, cuya gerente sufrió quemaduras. El local ha sido multado dos veces y arrastra 30 actas policiales por consumo de drogas, entre otros ilícitos.

Más información: La explosión de un bar de Murcia deja 17 heridos, tres de ellos graves: "El local tenía actas por drogas y prostitución ilegal"

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Rocío estaba junto a su madre, Rogelia, de 68 años, mirando unos zapatos en el mercadillo semanal que cada jueves se celebra en Lo Pagán, cuando terminaron por los suelos. "Fue como la explosión de un atentado terrorista", tal y como relata Rocío, integradora social, en la puerta de urgencias del Hospital de Los Arcos.

La pobre Rogelia es una de las 17 víctimas con las que se ha saldado una enorme deflagración en Casa Javi: un negocio hostelero con declaración responsable de tetería-cafetería y que está en la diana de todos los vecinos desde que el Ayuntamiento de San Pedro del Pinatar autorizó su apertura en 2024. De hecho, el pasado verano sufrió un misterioso incendio porque alguien lanzó contra el local un objeto similar a un cóctel molotov.

"El bar ha estallado de repente". "Mi madre y yo nos hemos salvado porque estábamos paradas en un puesto de zapatos que está en la acera de enfrente de Casa Javi", tal y como prosigue relatando Rocío a EL ESPAÑOL, esperando con impaciencia en la puerta de urgencias, a que los médicos le informen del último parte de Rogelia: una jubilada, madre de tres hijos y tres hijas que están en shock.

"Si llegamos a estar en el puesto del mercado de verdura que hay junto a Casa Javi, posiblemente, habríamos terminado peor", según insiste esta integradora social, de 33 años, sin poder creer lo que ha ocurrido en Lo Pagán: una apacible pedanía que cada verano es tomada por los turistas porque está pegada al Mar Menor.

El personal sanitario atendiendo a los heridos de la explosión ocurrida en Casa Javi, este jueves, en Lo Pagán.

- ¿Cómo han reaccionado tras la deflagración?

- Rocío: Mi madre y yo nos hemos alejado después de la explosión. Un albañil me ha ayudado a apoyarla en la pared de un edificio para sentarla. Ese hombre se ha quitado la camiseta y hemos tenido que improvisar un torniquete de manera casera, casi sin tiempo para reaccionar, porque mi madre tenía un corte en una arteria.

Después nos hemos puesto a llamar al 112, como casi todo el mundo y han empezado a venir las ambulancias. La gente se pensaba que ha sido un atentado o que habían puesto una bomba. Todos teníamos mucho miedo porque la explosión ha sido bastante grande, los cristales han reventado, los puestos del mercado se han caído...

La onda expansiva dejó imágenes dantescas, propias de una zona de guerra. "Por el suelo había restos de los puestos del mercado y me he encontrado a una persona bocabajo que no se movía", recuerda horrorizada Rocío. "Mi madre es ama de casa y todos los jueves quedamos para ir al mercadillo, a comprar fruta, verdura...". "Normalmente, vamos temprano, pero este jueves llegamos pasadas las once y se produjo la explosión".

La investigación abierta por la Guardia Civil deberá esclarecer la causa de la deflagración. El alcalde de San Pedro del Pinatar, Pedro Javier Sánchez Aznar, asegura que "parece ser que ha sido una deflagración de dentro hacia fuera del local, ya que han saltado las ventanas y la puerta hacia la calle". "Podría tratarse de gas butano". De hecho, se analiza el estado de una goma con un corte en una bombona porque el local tiene permiso de cocina.

El establecimiento Casa Javi, después de la explosión.

Todas las hipótesis están abiertas. Desde un accidente a un ajuste de cuentas, a la vista del extraño incendio ocurrido en junio en Casa Javi. Entre los heridos con quemaduras se encuentra Hind: la responsable de la tetería, una mujer marroquí, de entre 30 y 40 años, a la que los vecinos conocen como 'Yen'. "La dueña del bar estaba durmiendo dentro y tras la explosión iba caminando por la calle, calcinada, como un zombi", según detalla Juan, testigo de los hechos porque su vivienda está próxima al local. "Ella suele dormir dentro porque cierra de madrugada".

Tal dato será de interés para la investigación de la Policía Judicial porque los vecinos habían iniciado una campaña de recogida de firmas, para exigir al Ayuntamiento el cierre de este negocio que de cafetería y tetería tiene poco. "La 'movida' del bar empezaba de noche y el 'ganado' cambiaba: a veces había seis chichas, ocho...", tal y como detalla un pensionista, pidiendo anonimato por miedo a sufrir represalias, ante el convulso historial de Casa Javi. "Nosotros tenemos que bajar las persianas por las noches porque se monta jaleo”. "La Policía Local ha estado aquí veinte veces porque hay peleas, ruidos...".

- ¿Desde cuándo ocurre eso?

- Pensionista: Esto ocurre desde hace un par de años. Viene la policía, lo cierran, y por la noche ya lo han abierto otra vez. La Policía lo cierra y vuelven a abrirlo. Quitan el precinto porque tienen alguien que les deja que lo quiten. 

Personal de emergencias, este jueves, evacuando a una mujer herida tras la explosión.

Personal de emergencias, este jueves, evacuando a una mujer herida tras la explosión. Cedida

Este jubilado anónimo, cuyo balcón permite ver todo lo que pasa en la tetería, no exagera con sus palabras. EL ESPAÑOL ha confirmado que en mayo de 2024 se le impuso una multa de 1.470 euros a Casa Javi, por subir la persiana sin una declaración responsable. A continuación, se le sancionó por 2.001 euros, por poner música en un local sin permiso para ello, y el 5 de marzo de este año, se le abrió otro expediente en una inspección que detectó varios incumplimientos.

Una fuente policial habla de delitos como "consumo de drogas", "prostitución ilegal", "fumar tabaco dentro del local" o "cerrar fuera del horario legal", establecido a las 2.30 horas de la madrugada por el Ayuntamiento de San Pedro del Pinatar. Todo ello, en una tetería que "tenía portero" en la puerta y los "cristales tintados" de los ventanales de su fachada. "Tiene 30 actas, algunas por irregularidades sanitarias y laborales". "Ese local no tendría que estar abierto porque no tiene licencia de actividad". 

El alcalde de la localidad, Pedro Javier Sánchez Aznar, admite que es "un local conflictivo". "Le han levantado actas por ruidos, por incumplir el cierre y puede que haya actas por drogas, pero no sé si se ha demostrado la prostitución ilegal. Eso es cosa de la Guardia Civil".

- ¿Casa Javi tiene licencia de actividad?

- Alcalde de San Pedro del Pinatar: Tiene declaración responsable, esto viene regulado por la ley 4/2009 de la Región de Murcia.

- ¿Cómo es posible que siguiera abierto un negocio con semejante trayectoria?

- Tiene un expediente abierto por los técnicos municipales, pero hay un periodo de alegaciones, el abogado del local iba respondiendo y hasta que no se acabara ese expediente, no se puede determinar una suspensión cautelar o un cierre. La Policía Local estaba muy pendiente por las quejas de los vecinos y se hacían muchos controles.

Lo ocurrido este jueves en Lo Pagán pone de manifiesto que los políticos de la Región de Murcia no han aprendido con la tragedia de Atalayas, ocurrida el 1 de octubre de 2023, cuando 13 personas inocentes murieron abrasadas por el incendio que se inició en la discoteca Teatre y arrasó la sala latina Fonda Milagros.

La supuesta tetería se ubica en la avenida Salzillo con Doctor Torres Fontes, justo donde se celebra el mercadillo semanal de Lo Pagán, por lo que esta explosión podría haber terminado en tragedia. El balance ha sido de 17 heridos, tres de los cuales están graves: uno en la UCI y otro en la Unidad de Quemados. La tercera paciente que reviste gravedad es Hind, responsable de Casa Javi, "un local que le alquiló a su dueño que vive en Granada", según los vecinos.

Un agente de la Guardia Civil trata de evitar que la gente se acerque a Casa Javi, después de la explosión.

En el momento de la explosión, en apariencia, Casa Javi no estaba abierta al público, por lo que todos los heridos son usuarios del mercado semanal, empleados de los puestos y turistas. De forma que este jueves, a pie de calle, la indignación corría entre el vecindario. "¡Esto se veía venir tarde o temprano!", clama Paco, residente en la zona. "Esa tetería tenía portero porque había drogas, prostitución... Lo tenía que haber cerrado el alcalde y el Ayuntamiento".

Prueba de ello es lo que cuenta un miembro de las patrullas vecinales, que cada noche salen a vigilar el término municipal, y que afirma que por la calle de Casa Javi "pasan tres o cuatro veces cada noche". Y el panorama siempre es el mismo: "Hace dos madrugadas hubo una gran pelea en la puerta del bar". "Vinieron cinco patrullas de la Policía Local, una de la Guardia Civil y una ambulancia, porque había una persona que estaba inconsciente en el suelo, a causa de la paliza que le dieron".

“Esto es un antro de prostitución, de drogas…”, concluye este miembro de la patrulla vecinal. A solo unos metros, en la conocida heladería Sirvent Cortés destaca una clienta del resto, por su pulsera que delata que acaba de salir de urgencias: “Tenía sangre en la muñeca y también en el oído, aún me duele”, tal y como subraya Encarnación, una de las 17 víctimas de esta enorme explosión.

A mi niña no le ha pasado nada: ha sido un milagro porque estábamos justo enfrente de la explosión", según recalca esta madre que este jueves, como decenas de vecinos y turistas, se encontraba haciendo el mercado semanal. "Yo he cogido a la niña y nos hemos ido”.

Encarnación estaba indignada porque vive a dos calles de Casa Javi y está harta de soportar el ambiente de "prostíbulo” cada noche porque el local de marras solo cierra un día a la semana. Así lo corroboran dos veinteañeros, clientes de esta 'teterìa': "Hay cachimbas, ponen cubatas y bajan la persiana con gente dentro del local para seguir la fiesta". Tal actividad clandestina casi se cobra la vida de vecinos inocentes, como la octogenaria Pilar, a la que se le clavaron cristales por todo su rostro, sus brazos y sus piernas, cuando iba por el mercadillo junto a su hija.

"Ellas solo estaban dando un paseo", según lamenta la nieta y sobrina de estas dos mujeres, en la puerta de urgencias del Hospital Los Arcos de San Javier. "A mi tía le están haciendo pruebas, para ver si un cristal le ha seccionado un tendón de una muñeca". "Mi abuela llevaba el estómago como si le hubiesen pegado un disparo".