Yago Mahúgo. Foto: Tony Pugliese

Yago Mahúgo. Foto: Tony Pugliese

Música

Yago Mahúgo, clavecinista, del ictus al milagro médico: "Grabo de madrugada, cuando hasta el grillo duerme"

El primer español en lanzarse a grabar la integral de música para clave de François Couperin celebra 44 (su número talismán) años de carrera con un triple álbum y una gira por 16 países.

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En numerología el 44 simboliza autodisciplina, confianza en uno mismo y resiliencia. Es un número especial para Yago Mahúgo (Madrid, 1976), que en 2013 sufrió un ictus que le llevó a olvidar hasta cómo atarse los zapatos. Con secuelas “definitivas”, su caso iba a ser considerado un milagro médico.

Prueba de ello es el Premier Livre de L’intégrale de clavecin, el triple álbum con el que esta primavera ha iniciado la grabación integral de la obra para clave de François Couperin. Un ambicioso proyecto que se distingue por su rigor histórico, el uso de afinación original (392 Hz), tecnología de alta definición y grabación en remoto.

Como avanza a El Cultural en una prolongada charla en una cafetería madrileña, este septiembre emprenderá una gira por 16 países de Europa, América y Asia para celebrar sus 44 años como músico. Interpretará obras de ocho compositores que le han acompañado en su carrera, un repertorio que lanza también con su discográfica, CMY Baroque.

Pregunta. ¿Por qué hacer esta gira ahora?

Respuesta. Hace 44 años que empecé a tocar, con 5. Soy muy numérico, y para mí tiene una simbología especial, de ser persistente. Para celebrarlo hemos sacado también un disco basado en el cuatro: el 4ème Ordre de Couperin, la 444 de Händel… Un programa muy ecléctico basado en el 4.

P. ¿Hemos?

R. Sí, yo soy la cara, pero tengo a dos personas detrás: Iker Olabe, el ingeniero de sonido, y el productor, Alberto Rodríguez Molina; además de Guillermo Herranz y Tony Pugliese, que llevan la parte gráfica y la prensa.

P. ¿Cuál es el factor determinante qué le hace ser el intérprete que es hoy?

R. Tuve un ictus en 2013. Ahí empiezo de cero.

Yago Mahúgo. Foto: Tony Pugliese

Yago Mahúgo. Foto: Tony Pugliese

P. Muchos críticos dicen que ahora toca mejor.

R. Sí. Supuso un reset completo. Se habían roto las conexiones neuronales y tuve que enseñarme a mí mismo todos los movimientos, pero la memoria estaba ahí.

P. También ayudó ser fan de la fórmula 1.

R. Sí, la sigo desde que era pequeño. En casa tengo un simulador, y echarle horas formó parte de mi recuperación.

P. Y luego empieza a grabar en casa.

R. Fue en la pandemia. Había coincidido en varias grabaciones con Iker. Un día me llamó: “La gente se graba con el móvil... esto no hay quien lo aguante. Vamos a hacerlo bien”. Y dos semanas después me había mandado material de muy buena calidad para grabar. Me ayudó a montarlo en mi casa, a distancia, y grabamos el primer disco, Éclectique, en remoto.

“Deberíamos tener ya un estatuto del artista: no puedo dar buenas clases si no estoy activo”

P. Acaba de grabar el primero de los cuatro volúmenes en los que Couperin recopiló su música para clave, que aspira a terminar en 2033. ¿Qué retos supondrá semejante hazaña?

R. Como todo proyecto a medio-largo plazo, se van cruzando trabajos que pueden retrasar tu planificación. Intentaremos que no sea así para poder llegar al tricentenario de la muerte del compositor.

P. Se ha metido en un buen lío...

R. Es un buen lío. Hay muy poca gente que la haya grabado: Cristophe Rousset, que fue mi profesor, Olivier Baumont, Edouard Ferlet, Pieter-Jan Belder, dos o tres más y para, es una obra enorme.

P. Su anterior disco, Mes pièces favorites de Monsieur François Couperin, recibió excelentes críticas. ¿Le ha servido de plataforma para impulsar este?

R. Sí. La idea era sacar un disco con piezas de Couperin que ya hubiera tocado y que sirviese de presentación de lo que iba a venir.

P. Se lo dedica in memoriam al periodista Eduardo Torrico. ¿Qué le gustaría que viese si pudiera mirar por un agujerito?

R. Fue él quien me empujó a hacerlo. Me dijo: “Tienes que ser el primer español en grabar esto”. Y yo: “Eduardo… venga”. Y ahora que me he puesto a hacerlo me acuerdo mucho de él.

P. ¿Qué lugar ocupa Couperin en el repertorio para clave?

R. Si la distinguimos del resto de música barroca, la música francesa tiene una idiosincrasia muy clara. Couperin sabe darle una pátina más universal.

P. Y luego está que organiza sus piezas en “órdenes” y se las dedica a las personas adecuadas…

R. Couperin viene de la suite, pero en lugar de meter solo danzas, empieza a intercalar piezas de carácter, retratos de personas o visiones sobre una idea, como Los faunos, que él agrupa en función de la nota principal. El orden primero, por ejemplo, tiene dos piezas dedicadas a Luis XIV.

Las manos de Yago Mahúgo. Foto: Tony Pugliese

Las manos de Yago Mahúgo. Foto: Tony Pugliese

P. Couperin escribió que quería que su obra se interpretara exactamente como él había marcado. ¿Deja espacio para la creatividad?

R. Se toma muchas molestias en escribir lo que quiere, especialmente en lo que se refiere a los adornos. No te restringe: hay que respetar lo que pone. Si lo quería así sería por algo.

P. Llama la atención lo lenta que ha grabado La Majestueuse.

R. Negra a 32. Quedó tan lenta que, además de a Alberto, se lo pasé a cuatro personas más, por si se caía demasiado. Al final se quedó así.

P. Esa pieza se grabó de noche, ¿verdad?

R. Sí, a las tres de la mañana, Iker desde su estudio en Palma, yo en el mío, en Madrid. A esa hora hasta el grillo está durmiendo.

P. Además de su carrera musical, ha estado implicado en política. ¿Qué le llevó a dar ese paso?

R. Siempre me ha gustado. Cuando tenía diez años leía el periódico en el desayuno. Soy de centro, ningún partido me atraía hasta que Ciudadanos empezó a crecer y llegué a ser diputado en la Asamblea de Madrid.

P. ¿Para defender ciertas ideas?

R. Claro. Yo solo puedo ayudar en lo que conozco. Soy profesor desde 2002, sé cómo funciona el sistema, y la mejor manera de cambiarlo es entrando en política. No llegamos a cambiar nada porque estuvimos poco tiempo y no nos dejaron.

P. ¿Qué cambiaría?

R. Deberíamos haber creado ya un estatuto del artista. Soy funcionario en el conservatorio y tengo un serio problema, porque no puedo dar buenas clases si no estoy activo. Esa ley de incompatibilidades se aplica a todo el mundo por igual y no se ha cambiado desde el año 84, ¡hace 50 años! Son cosas que se deberían cambiar.