Imagen de todos los participantes de la edición 2025 con los vehículos patrocinados por Hyundai y Bujarkay.

Imagen de todos los participantes de la edición 2025 con los vehículos patrocinados por Hyundai y Bujarkay. Cristina Villarino

Historias

Vehículos 4x4, familias y ayuda humanitaria: así es 'El Desierto de los Niños', el proyecto que revoluciona Marruecos

Una aventura familiar convertida en un desafío humanitario, donde cada kilómetro recorrido ayuda a transformar la vida de quienes más lo necesitan.

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Cada año, en Semana Santa, decenas de vehículos 4x4 recorren los caminos más inhóspitos del sur de Marruecos con un propósito claro: entregar material escolar y distintas ayudas a quienes más lo necesitan.

En este movimiento solidario, conocido como El Desierto de los Niños, se combinan diversas acciones de voluntariado a la par que la aventura.

La idea surgió durante un viaje de trabajo en el que los fundadores, Nacho Salvador y Ana Martínez, participaban en rutas todoterreno promovidas por una revista especializada en motor llamada Autoverde 4x4.

En una de aquellas expediciones, uno de los participantes decidió acudir con sus hijos, algo que sorprendió a Salvador, quien entonces no comprendía cómo se podía exponer a menores a un entorno tan exigente, por las rutas tan difíciles que se realizaban.

Sin embargo, tras observar la actitud entusiasta del niño y el impacto positivo que la experiencia tuvo en él, Salvador cambió de perspectiva.

Fue entonces cuando comenzó a imaginar un proyecto que uniera la aventura del desierto con un componente solidario, y que además pudiera ser compartido por familias completas. Así nació una propuesta que pronto se transformaría en algo mucho más grande.

En 2009, el plan, que ya había comenzado cinco años antes, se consolidó oficialmente con la creación de la Asociación El Desierto de los Niños (ADN), impulsada por los dos precursores de la iniciativa.

Coche eléctrico cedido por Hyudai.

Coche eléctrico cedido por Hyudai. Cristina Villlarino

El plan tomó forma a raíz de que los participantes quisieron apoyar la causa. A partir de ese momento, se comprometieron a gestionarla con total transparencia, formando la entidad.

De esta manera, todos los fondos recibidos serían destinados íntegramente a las acciones solidarias, excepto los mínimos gastos de transacción necesarios para su ejecución.

En el sur de Marruecos

Marcas como Coca-Cola o Hyundai han apoyado la causa desde el principio. La segunda firma, además de ser patrocinador, realiza aportaciones económicas.

Gracias al respaldo de las entidades, en la primera expedición, en 2004, se logró repartir 2.000 mochilas llenas de material de estudio.

El esfuerzo solidario se concentra concretamente en poblaciones de difícil acceso. Muchas niñas no accedían a la educación formal hasta los seis años, ya que debían quedarse en casa cuidando a sus hermanos menores.

Esta situación limitaba su desarrollo y aumentaba la desigualdad de género. Para contribuir a cambiar esta realidad, la asociación ADN comenzó su labor reconstruyendo guarderías.

Rutas por el desierto con los coches de Hyundai.

Rutas por el desierto con los coches de Hyundai. Cristina Villlarino

Estas instalaciones permiten que los pequeños de ambos géneros accedan a la educación preescolar desde edades tempranas, facilitando que las chicas continúen su formación académica.

Esta iniciativa es especialmente significativa para los fundadores de ADN. Martínez, directora de la asociación, expresa: "El Desierto me da la oportunidad de enseñar a la gente. Marruecos es un país que adoro y al que estoy tan agradecida por lo que me ha aportado a mí y a mis hijos".

Ana Martínez, fundadora.

Ana Martínez, fundadora. Cristina Villlarino

Uno de los objetivos es provocar una reflexión en los más pequeños a través del contacto con otras realidades, especialmente en el entorno escolar, con lo que estos comprenden el valor de lo que tienen y desarrollan una mirada más crítica y solidaria. Así lo explica Salvador al mencionar el impacto que genera en ellos visitar colegios locales y colaborar en su mejora.

El testimonio de Antonio De La Rocha, participante desde los cuatro años con su familia, deja claro lo que ha supuesto para él esta experiencia: "Me marcó que un niño de 10 años viniera a mí, yo con 21, sorprendido de la pobreza del lugar. En ese momento te das cuenta de que haber ido allí todo este tiempo ha servido de algo".

Antonio de la Rocha tocando la guitarra, participante.

Antonio de la Rocha tocando la guitarra, participante. Cristina Villlarino

Los precursores del proyecto recuerdan cómo en sus inicios organizar la ayuda solidaria era una labor muy compleja. Antes, los materiales se transportaban desde España, pero actualmente el equipo viaja con un camión vacío cedido por Bujarkay, empresa de alquiler y venta de vehículos, y lo llena en Marruecos con los suministros que luego se distribuyen en las distintas zonas, fomentando así el comercio local.

Vídeo | El Desierto de los Niños: una aventura solidaria que deja huella Cristina Villarino

La organización trabaja de forma estrecha con asociaciones locales, con las que se comunican durante todo el año, para conocer las necesidades específicas de cada comunidad. Martínez, directora, destaca cómo ese contacto constante les permite adaptar la ayuda de manera más efectiva.

En el proceso, se aseguran de que los recursos entregados sean suficientes para cubrir el curso escolar hasta la siguiente visita. En esta edición de 2025, por ejemplo, una de las misiones era conseguir una silla de ruedas para un menor con discapacidad de la zona.

El equipo cumplió el objetivo y la entregó personalmente. En el transcurso del recorrido se visitaron distintas comunidades.

Espacios ayudados

El primer espacio visitado fue la asociación Tissardmin, a la que el año anterior, 2024, ADN proporcionó una instalación eléctrica. Además de rehabilitarles su espacio, con la ayuda de Hyundai, se entregaron dos ordenadores, libros, rotuladores, pelotas hinchables y materiales como pancartas con las que facilitar la comprensión de la seguridad vial.

Ordenadores donados a la asociación Tissardmin.

Ordenadores donados a la asociación Tissardmin. Cristina Villlarino

Esos posters fueron entregados debido a la idea de que pronto llegará la carretera y ellos no están acostumbrados a los coches. Por ello, para enseñar las normas de circulación, y en colaboración con el RACE, se repartieron carteles con indicaciones básicas sobre la protección en carretera, que fueron entregados a la docente encargada del centro.

Cabe destacar que inicialmente, el espacio estaba gestionado por hombres, pero hoy es ella, la educadora quien ha asumido el liderazgo con el que seguir formando a los niños y niñas, algo poco común entre las mujeres de la zona.

Entrega de las pancartas del RACE a la educadora.

Entrega de las pancartas del RACE a la educadora. Cristina Villlarino

En una localidad colindante, Zezú, El Desierto de los Niños ha comenzado otro proyecto: la creación de un palmeral. Este año se hizo una plantación simbólica de 50 palmeras, y en el próximo se completará con el resto, se estima que plantarán hasta 500.

Tras dos años de gestiones, también consiguieron el permiso para excavar un pozo, una iniciativa que aumentará la calidad de vida de la localidad. Así lo afirma Nacho Salvador: "Este acto será el futuro de las personas de ese pueblo".

Nacho Salvador, director de El Desierto de los Niños.

Nacho Salvador, director de El Desierto de los Niños. Cristina Villlarino

En Ramblia, una pequeña localidad, la organización ADN construyó una biblioteca en 2024. Aunque las recientes lluvias causaron daños significativos, ya fue reparada por la asociación. Durante esta nueva visita, se llevaron sillas, estanterías, libros, rotuladores y dos ordenadores.

Uno de los momentos más emotivos fue la donación de un columpio por parte de uno de los participantes. Además, se anunció la próxima construcción de un complejo deportivo dentro del recinto escolar, un proyecto promovido por Hyundai, cuya ejecución está prevista para dentro de seis o siete meses.

Columpio para el colegio de Ramblia.

Columpio para el colegio de Ramblia. Cristina Villlarino

Aunque la visita se realizó después del almuerzo, los estudiantes seguían presentes, ya que el colegio no cuenta con espacio suficiente y funciona en turnos divididos entre la mañana y la tarde. Durante la jornada, niños y niñas de ambos países compartieron juegos, a pesar de no hablar el mismo idioma.

Los pequeños de la localidad, rebosaban alegría, mientras que los visitantes españoles estaban profundamente conmovidos. Así lo expresó Iván Ortega, un participante de 11 años: "Me gustó mucho, jugué al fútbol con ellos. Nos entendíamos usando lenguaje de signos".

Iván Ortega, participante del Desierto de los Niños

Iván Ortega, participante del Desierto de los Niños Cristina Villlarino

La Fundación Alain Afflelou también participó en esta edición, organizando cuatro jornadas de revisiones visuales en las que se atendió a más de 800 personas. En este proceso, se puso de manifiesto la importancia de la salud visual y dejó anécdotas conmovedoras.

Salvador recordaba el caso de una niña hace años cuando, "en su pueblo, era considerada como 'la tonta', pero que en realidad no veía la pizarra. Tras recibir unas gafas, se convirtió en una de las alumnas más brillantes".

Gloria Egea, voluntaria óptica y optometrista, graduando a una mujer.

Gloria Egea, voluntaria óptica y optometrista, graduando a una mujer. Cristina Villlarino

En la última jornada se visitó una asociación de personas con discapacidad en la localidad de Erfoud. Allí se entregó ayuda específica, como sillas de ruedas, una de ellas especial, también se repartieron respiradores, además de un remolque con alimentos.

Proceso de entrega del material.

Proceso de entrega del material. Cristina Villlarino

La gratitud de la gente ayudada se reflejaba en todos los espacios. Así lo explica Ana Martínez: "Ellos no tienen para comer, pero te sientas y te dan un cuscús. Se quedan sin él por dártelo a ti. Ves a quienes no cuentan con absolutamente nada y son felices".

Con la intención de poder llegar a todos estos lugares, la organización trabaja con una planificación a tres años vista. Las expediciones duran alrededor de 15 días con las que estructuran la combinación, aventura y solidaridad.

Las actividades siempre se encuentran adaptadas para que puedan participar familias enteras. Esta experiencia cautivó a todos sus participantes. Así lo expresó Iván Ortega cuando se le pregunta:

—Si tuviera que definir con una palabra El Desierto de los Niños, ¿cuál sería?
—Bonito.