
El médico Manuel Viso.
Manuel Viso, médico: "La culpa de que engordes no es del pan, no es de las galletas, ni siquiera del chocolate"
De acuerdo con el experto, "engordar no es cuestión de un solo alimento, sino que es una cuestión de hábitos".
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El 81% de los españoles que intentan hacer dieta fracasan en su intento de perder peso, según una encuesta realizada por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).
Los motivos más evidentes de estos datos son que la gran mayoría de las personas entienden las dietas como métodos restrictivos, en los que hay que evitar ciertos alimentos perjudiciales.
Sin embargo, cada vez más expertos sugieren que el secreto de la pérdida de peso no es comer menos, sino "comer mejor". De acuerdo con el médico Manuel Viso, es fundamental prestar atención a siete factores: comer lo que necesitamos, no abusar de los ultraprocesados, ser activos, descansar, controlar el estrés y el picoteo y evitar las calorías líquidas.
Los 7 hábitos imprescindibles para perder peso
En el mundo de la nutrición, hay alimentos que están demonizados y a los que se les asocia, directamente, la ganancia de peso. Entre ellos están el pan, las galletas, el chocolate e, incluso, la pasta.
Aunque abusar de estos productos nunca va a suponer nada bueno debido a su perfil nutricional, el médico Manuel Viso confiesa que "engordar no es cuestión de un solo alimento, sino que es una cuestión de hábitos".
El estilo de vida, entendido como la suma de hábitos y comportamientos cotidianos, es crucial para la salud y el bienestar general de una persona.
Nuestro cuerpo humano responde al equilibrio total de lo que hacemos. Una dieta equilibrada, actividad física regular y manejo del estrés, reduce el riesgo de enfermedades crónicas y mejora la calidad de vida.
De acuerdo con el experto, hay siete pequeños hábitos que, prestándoles atención, podemos conseguir grandes resultados. El primero de ellos es la cantidad de comida que consumimos.
1. Cuidado con las cantidades
A lo largo del día y con motivo del aburrimiento, ansiedad, estrés o hambre emocional, "comemos más de lo que necesitamos". Esto, lejos de saciarnos, "se almacena en nuestro cuerpo", indica Viso.
Esto no solo se da en comidas grandes y evidentes, sino en pequeños excesos constantes que a lo largo del día se acumulan.
El cuerpo humano está diseñado para almacenar el exceso de energía como grasa, un mecanismo que en su momento fue una herramienta de supervivencia, pero que hoy día se convierte en un factor de riesgo.
La gran mayoría de las veces, comemos sin hambre. No controlamos las porciones y terminamos optando por alimentos atractivos y rápidos de comer. Como los ultraprocesados. Sin embargo, estos son muy perjudiciales.
2. Los ultraprocesados
De todos los alimentos de los que abusamos, el experto hace especial hincapié en los ultraprocesados. "No puedes abusar de las comidas rápidas ni de los productos industriales".
"Muchos de estos alimentos son bonitos por fuera, pero por dentro están cargados de azúcares, de grasas malas, de harinas refinadas… son alimentos que realmente nos engordan y no nos sacian", apunta Viso.
A pesar de que muchas veces sean la opción más fácil, no podemos abusar de productos que están nutricionalmente vacíos. Su cantidad de harinas refinadas alteran nuestros niveles de saciedad y nos impulsan a seguir comiendo.
3. El sedentarismo
Según el médico, el tercer motivo por el que no conseguimos perder peso es que no quemamos todos estos alimentos: "Somos muy sedentarios".
De acuerdo con una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 52% de la población española no practica ningún tipo de deporte.
"Generalmente, nos pasamos muchas horas sentados y apenas nos movemos. Si no gastamos las calorías que consumimos, nuestro cuerpo lo almacena en mayor medida", indica.
La falta de actividad física no solo contribuye al aumento de peso, sino que también perjudica nuestra salud cardiovascular, nuestro metabolismo y hasta nuestro estado de ánimo.
4. El descanso
El sueño es uno de los pilares más olvidados de la gestión del sueño. Dormir poco o mal altera el equilibrio hormonal que regula el hambre y la saciedad.
Con un descanso inadecuado, aumentan los niveles de grelina (la hormona que estimula el apetito) y disminuyen los de leptina (la que suprime el hambre).
Según Viso, "cuando dormimos poco y mal, nuestro cuerpo nos pide comer más y, generalmente, aquello a lo que recurrimos no suelen ser alimentos saludables".
Buscamos alimentos calóricos, que puedan quitarnos el antojo momentáneo; sin embargo, solo perjudican nuestra pérdida de peso y, además, provocan otros problemas de salud.
5. El estrés y el picoteo
De acuerdo con Viso, "vivimos en la sociedad del estrés". Esto, lejos de ser únicamente preocupante para la salud mental, también influye en nuestro peso.
El estrés crónico puede aumentar la producción de cortisol, una hormona que, a su vez, puede contribuir al aumento de peso, especialmente en forma de grasa abdominal.
Además, según el experto, "el estrés provoca un nerviosismo que, a su vez, nos incita a comer más". Como consecuencia, "nos pasamos el día picoteando".
La comida en estos momentos sirve como una vía de escape emocional. Picoteamos, de nuevo, alimentos poco nutritivos que lo único que hacen es "sumar calorías".
6. Las calorías líquidas
Las calorías líquidas, como su propio nombre indica, son aquellas que obtenemos a través de bebidas, alimentos o preparaciones líquidas, como refrescos, zumos, batidos y alcohol.
A diferencia de las calorías sólidas, que suelen ser más saciantes, las líquidas ingresan muy fácil a nuestro cuerpo y alcanzan el torrente sanguíneo sin demandar esfuerzo por parte del organismo.
Este tipo de calorías no sacian, no nutren, pero sí cuentan. Día tras día, contribuyen al exceso energético sin darnos cuenta.
Una copa de vino, una cerveza o un cóctel pueden sumar rápidamente cientos de calorías a la dieta diaria, y el problema se agrava cuando se consumen en exceso o acompañados de otros alimentos calóricos.