
Víctor Clavijo en un momento de 'Blaubeeren'. Foto: Sergio Parra
Sergio Peris-Mencheta vuelve al teatro piel con piel con 'Blaubeeren': "es una obra que hace las paces con la historia"
El actor y regista, que hace un año pasó por una operación de trasplante de médula, vuelve a la dirección "analógica" con un montaje sobre la memoria, el nazismo y la redención familiar.
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La última vez que Sergio Peris-Mencheta (Madrid, 1975) se puso al frente de un montaje escénico, lo hizo frente a una pantalla y a miles de kilómetros del equipo al que debía dirigir. "A mí lo que me gusta es palpar el atrezzo, el escenario, estar en contacto directo con la gente", cuenta el director y actor a El Cultural, recordando el sabor agrio de aquella limitación.
Por aquel entonces,el regista firmaba junto a Juan Diego Botto 14.4, una obra en la que el actor Ahmed Younoussi contaba su periplo real desde su pueblo marroquí natal hasta España. Pero Peris-Mencheta tuvo que recurrir al teletrabajo tanto en los ensayos como en los encuentros con el público: el trasplante de médula por el que había pasado le obligaba a permanecer en Los Ángeles, donde acababa de ser operado.
Casi un año después, Peris-Mencheta está de vuelta en España y trae bajo el brazo Blaubeeren, una nueva obra que estrenará este viernes 9 de mayo en el Teatro Palacio Valdés de Avilés y más tarde, el 5 de junio, pasará por los Teatros del Canal de Madrid.
"Agradecido y afortunado" es como dice sentirse el director y actor al tener la oportunidad de "vivir de nuevo piel con piel el fenómeno del teatro". Para ello, ha trabajado con un texto escrito por Moisés Kaufman y Amanda Gronich que orbita en torno al tema de la memoria, la banalidad del mal y la culpa compartida.
La obra tiene como punto de partida unas fotografías que le llegan a Rebecca Erbelding, directora de archivos del Museo del Holocausto de los Estados Unidos. Las imágenes muestran a los oficiales que administraban Auschwitz en momentos de ociosidad, relajados, incluso felices en una suerte de idilio bávaro.
Las instantáneas empiezan a aparecer en las portadas de periódicos de todo el mundo, con una pregunta en común: ¿cómo se puede vivir la cotidianidad a escasos metros del horror? "Los que estaban al frente de aquella máquina de matar eran gente corriente", nos comenta Peris-Mencheta, "personas normales, sin pasados tortuosos, que mataron por mandato y por convencimiento".
Uno de aquellos periódicos que llevan en sus primeras páginas las fotografías de aquellos felices altos mandos nazis cae en las manos de un empresario alemán. Ahí identifica a su propio abuelo, sonriente y jovial. Esto llevará al hombre a conocer a otros descendientes de dirigentes nacionalsocialistas y a enfrentarse con el pasado de su familia.
"Los que estaban al frente de aquella máquina de matar eran gente corriente, personas normales, sin pasados tortuosos, que mataron por mandato y convencimiento". Sergio Peris-Mencheta
"Esta es una obra que hace las paces con la historia", afirma el director de Blaubeeren, que incide en el valor que tiene este montaje para sanar los traumas del pasado. "Hay un elemento epigenético en el trauma que, si no lo ha sanado la generación responsable, lo heredarán las siguientes. Cuando los personajes de la obra descubren de golpe y porrazo la historia de sus antepasados, se despierta algo en su árbol genealógico que hay que resolver de algún modo".
Aunque ya había coqueteado con el género en su anterior obra, es la primera vez que el director se sumerge en el llamado teatro documento: "Es la historia contada por los historiadores, sin artefactos, porque no los necesita. Es una obra que va al ajo".