Pedro Sánchez debería dimitir por maquillarse hasta los hoyuelos y no haberse puesto lágrimas de sal en el surco de las mejillas. Tendría que haber visto Ifigenia, la obra que en el Bellas Artes recupera estos días el auténtico sentido de la tragedia griega. Pero a nuestro hombre le falta talento hasta para la interpretación, porque todo el mundo le ha pillado la matrícula. Aunque la vida sea un teatro de sueños, cuando está bien realizado el papel, nadie se da cuenta de los trucos ni la tramoya. Pedro ha perdido su encanto, Pedro ha perdido su halo, Pedro ha perdido su magia. Sólo le queda la cara de víctima, de corderito degollado, llevado al matadero, como el pasaje de Isaías que se lee en Viernes Santo por la tarde: "Maltratado, deshecho de los hombres, varón de dolores, conocedor de todos los quebrantos… No abrió la boca como un cordero llevado al matadero". Así vimos a Pedro Norit, el Borreguito. Le faltaba una pila de toallas hacia la que arrojarse al vacío. No la vimos, pero la intuimos. Pobre Pedro, con Heidi imputada y el abuelo en la sauna. El corderito. Ahora tenemos un presidente que es el corderito. Sánchez en el país de las maravillas. ¡Feliz No Dimisión!
Aunque haya quienes crean que Pedro está muerto, se equivocan. Está de parranda buscando una solución para los koldolaris, Ábalos o la fuerza del sino y Santo, Santo… La estética lo ha delatado. Ese maquillaje no es propio de Norit, el Borreguito, que luego ensucia las toallas. Le faltó colocarse una argolla antes de salir en Ferraz, 70. A mí no me da pena, si acaso lástima por no haber aprendido la interpretación con alma. Eso es lo que le falta a los papeles de Pedro; alma, porque no la tiene. El Borreguito abrió la puerta una mañana y vio que las sábanas finas de Holanda, de una blancura prístina y virginal se habían vuelto calzones grasientos y zurraspados de koldolaris de media vuelta. Si el PP estuvo carcomido por la corrupción de la Gürtel, estos lo están por el prostíbulo y la fiesta hasta las tantas. La España que quisimos combatir. También le pasó a Fidel, que llenó La Habana de jineteras. El socialismo de la liberación sexual, según para quién. Pero Pedro es otra cosa porque es borreguito de Norit y no sabía nada. No tiene ni entrepierna porque es asexual como los ángeles. Un querubín de Murillo mirando desde el pico de un cuadro. Mi Pedro no puede saber estas cosas…
Una amiga sanchista me dijo la tarde de la interpretación que Ayuso también iba de víctima. Error. Ayuso va de chula, que es otra cosa. Pero lo peor que se puede hacer en la vida es ir de víctima permanentemente. No sólo por pereza y fatiga intelectual sino, sobre todo, por estética. Te pasas de maquillaje y luego te confunden con el Payaso de Micolor. Así está este Peugeot que no arranca. Con Norit, el Borreguito, Micolor, Koldolari y el Cerdito Valiente. Nadie nos previno que era todo una peli de dibujos animados. Aunque en el fondo Torrente Carotone, tras bajar de su casa en camiseta para atender a la prensa, tenía razón cuando al volverse dijo: "E un mondo difficile". Le hubiera ido mejor siendo Carbonerito II. Ahora falta saber si le corta las dos orejas a Norit, el Borreguito.