
La moda regenerativa apuesta por tejidos libres de tóxicos, cultivados con técnicas que cuidan la biodiversidad y el suelo. Cedida
La revolución del textil regenerativo llega a España: así es la moda que 'cura' la tierra
Tras un análisis de la salud del suelo, se estudia la organización de cultivos para crear un ecosistema equilibrado mejorando la biodiversidad.
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Vestirnos no debería costarle la salud al planeta, ni la dignidad a quien lo hace posible. Afortunadamente, las marcas empiezan a crear ropa que no solo no contamina, sino que cuida la salud del suelo y las personas.
Es lo que propone el textil regenerativo: una nueva forma de cultivar algodón y obtener fibras naturales que mejora la salud del suelo, captura carbono y protege la biodiversidad.
En la moda regenerativa, además, los tintes están libres de tóxicos y se fomenta la producción local y artesanal. Marcas como Patagonia, Ecoalf o SFK están invirtiendo en este modelo.
En España, SKFK ha presentado su primera colección cápsula con certificación FSC®, convirtiéndose en la primera marca de moda española en obtener este etiquetado.
Además, SKFK ha firmado el Fashion Forever Green Pact, un acuerdo internacional que impulsa el uso responsable de fibras celulósicas certificadas FSC® y lucha contra la deforestación y pérdida de biodiversidad.
"Esta cápsula es fruto de un proceso consciente en cada etapa: desde el diseño hasta la fabricación. Todas las prendas han sido elaboradas con tejidos desarrollados íntegramente desde cero en Textil Santanderina (España) y confeccionadas en Portugal", explica Mikel Feijoo, fundador de SKFK.
"La cadena de custodia completa cuenta con certificación FSC®, lo que garantiza que los materiales utilizados provienen de fuentes sostenibles y gestionadas de forma responsable", añade.
A diferencia de muchas marcas del sector, SKFK diseña y produce sus propios tejidos, controlando desde la composición de las fibras hasta el hilado y confección final. Este modelo les permite asegurar la calidad, sostenibilidad y durabilidad de cada prenda, además de un impacto ambiental positivo.

En la imagen, una prenda de la cápsula con certificación FSC® de SKFK, diseñada y producida íntegramente en la península ibérica. Cedida
Por su parte, Ecoalf se ha unido a Materra, una empresa británica que cultiva algodón regenerativo, para lanzar una colección que combina innovación y sostenibilidad. "Somos una industria muy señalada", expresa Javier Goyeneche Presidente de Ecoalf.
"Esta colección en colaboración con Materra, líder en el cultivo de un algodón resistente al clima, transparente y equitativo para el planeta, es un ejemplo de que se pueden hacer las cosas de manera diferente: hemos regenerado 51.100 m² o 5 hectáreas de tierra degradada (el equivalente a 261 pistas de tenis) gracias a los 4.000 agricultores cultivados 2.100 kg de algodón regenerativo", apunta Goyeneche.
E indica: "Si nosotros, siendo una empresa pequeña, podemos hacerlo… ¿Qué pasaría si los grandes actores implicados en toda la cadena (empresas, legisladores, consumidores…) fuesen en la misma dirección? Las grandes que tienen más recursos también lo pueden hacer. Queremos seguir inspirando desde la acción, por eso este proyecto nace con un mensaje potente (Re)generation of de Storydoers porque somos story-doers, no storytellers".
Pregunta: ¿Qué diferencias hay entre el algodón orgánico y el algodón regenerativo desde el punto de vista medioambiental?
Respuesta: Mientras que la moda sostenible se centra en minimizar daños, la regenerativa apuesta por devolver a la tierra más de lo que toma. Esto implica prácticas como la rotación de cultivos, el uso de compost y la reducción del arado, que no solo conservan, sino que revitalizan el medio ambiente.
En palabras de Javier Goyeneche "en el algodón regenerativo primero se trabaja en un análisis de la salud del suelo y a partir de ahí se estudia cómo se organizan los cultivos creando un ecosistema equilibrado, favoreciendo el suelo y mejorando la biodiversidad. Sin embargo, la agricultura regenerativa va más allá: se centra en dejar el suelo en mejor estado que antes de intervenir".
Y añade: "El suelo de un cultivo regenerativo está completamente cubierto de multitud de distintas especies, y es esponjoso porque todos los microorganismos que habitan allí mantienen la tierra aireada, por lo que nunca se hace compactación mecánica ni se remueve la tierra con el tractor".
El resultado, concluye Goyeneche, es que, "con el paso de los años, tendremos dos imágenes muy distintas, en una el suelo estará agotado y degradado, en la otra tendremos ecosistemas perfectamente equilibrados donde el rendimiento de las cosechas será cada vez mejor, cultivos más resistentes a las inclemencias del tiempo y un suelo cada vez más rico. Un paisaje verde lleno de vida frente a un paisaje seco, sin vida".
Empresas como Kering y LVMH están invirtiendo en prácticas regenerativas, transformando hectáreas de cultivos tradicionales en sistemas que priorizan la biodiversidad y el equilibrio ecológico. En España, iniciativas como Llanatura utilizan lana regenerativa para producir textiles de forma circular y sostenible.
Impacto social
La moda regenerativa no solo beneficia al medio ambiente y contribuye a la resiliencia frente al cambio climático; también promueve la justicia social al asegurar condiciones laborales dignas y apoyar a comunidades agrícolas.
Frente a los mensajes de marcas de moda ultrarrápida como Shein, que apelan a la accesibilidad, la campaña #BuyFashionMadeInEurope, impulsada por Ecodicta, Batera Brand y Canussa, defiende que "la moda es un derecho, pero también lo son un salario justo, un aire limpio y un futuro digno".

Ecoalf y la británica Materra han logrado regenerar más de cinco hectáreas de tierra con algodón cultivado de forma regenerativa. Cedida
Esta campaña visibiliza a las marcas que producen localmente, trazan sus cadenas de valor y respetan los derechos laborales y ambientales. No se trata de elitismo, sino de revalorizar una moda que construye comunidades, recupera oficios y protege el planeta.
El futuro del textil
La llamada moda regenerativa ya no es solo una tendencia, es una necesidad. Las marcas que están liderando esta transición entienden que la ropa puede ser una herramienta de cura ecológica y justicia social.
Cultivar algodón de forma regenerativa, desarrollar tejidos desde cero, firmar pactos internacionales o diseñar prendas con identidad cultural no son gestos aislados, sino eslabones de una cadena que apunta a un nuevo modelo de consumo y producción.