Gloria Llatser, junto a su libro 'El corazón tiene memoria'

Gloria Llatser, junto a su libro 'El corazón tiene memoria' LM

Cultura LITERATURA

Gloria Llatser, ejecutiva y escritora: "Los males de la sociedad ocurren porque no cuidamos el alma"

La novelista, alicantina de adopción, reflexiona sobre la espiritualidad y la memoria celular, dos conceptos pilares de su última novela El corazón tiene memoria.

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A lo largo de una vida, todos pasamos por momentos y vivencias que nos hacen reflexionar acerca de nuestro propósito, acerca del por qué de nuestra existencia.

Una mirada, un viaje, una conversación, pueden ser factores que contribuyen a un cambio drástico en nuestra forma de pensar y ver el mundo.

Vivimos en una época donde la hiperproductividad es premiada y lo racional triunfa, como si fuéramos auténticas siluetas sin alma ni sentimientos que buscan constantemente aparentar tener y ser todo lo que en realidad carecemos.

Sin embargo, más allá de las cifras, de lo material y de lo racional, existe todo un mundo interior mucho más amplio de lo que creemos, y cuyo descubrimiento puede convertirse en un verdadero viaje emocional hacia nuestro interior.

Algo parecido le ha pasado a Gloria Llatser tras un viaje a Egipto que le permitió conectar con la espiritualidad del ser humano y cuya experiencia emocional plasma en su última novela El corazón tiene memoria, indagando en los misterios de la memoria celular.

Originaria de Tarragona y alicantina de adopción, ciudad donde vive desde hace tres años, Gloria es una mujer que ha vivido muchas vidas dentro de esta misma.

Directiva en una empresa con más de 2.500 empleados, novelista, conferencista y, sobre todo, alguien profundamente conectada con su intuición.

Durante una conversación con este periódico, sus palabras giraron en torno a un concepto que parece esquivo pero esencial: el alma.

El 'alma' no como una construcción religiosa, sino como una energía, una vibración que nos habita y que muchas veces ignoramos.

¿Dónde va nuestra energía?

"Cuidar el alma es cuidar tu energía", asegura Gloria con firmeza y dulzura a partes iguales.

Habla de prácticas como la meditación, pero no desde el lugar idealizado o de moda, sino desde la experiencia real de sentarse, observarse, y apagar, aunque sea por un instante, el neocórtex, esa parte del cerebro que no para de analizar, cuestionar y producir.

"Vivir en el presente no es irse de fiesta, es percibir por todos los sentidos", afirma. Estar, simplemente estar.

En una sociedad orientada a la productividad y al rendimiento, detenerse, no hacer nada, incluso mirar un paisaje sin sacar el móvil, parece casi una transgresión. "¿Qué tiene de malo no hacer nada?", se pregunta.

Y en esa pregunta hay una denuncia silenciosa a un modelo que nos agota. "La mayoría de la gente está cansada, agotada, sin tiempo. Y eso ocurre porque no cuidamos el alma".

Lo que el cuerpo sabe antes que la mente

Gloria cuenta que decidió comprar su casa no porque fuera la más bonita o estuviera en el mejor estado, sino porque sentía que tenía buena energía. "Había visto casas que encajaban racionalmente, pero al entrar en esa sentí algo".

Esa es la brújula que muchas veces ignoramos: la intuición. Esa voz interna que nos dice "por aquí no" o "este lugar sí".

Y no sólo pasa con las casas. También con las relaciones, con los trabajos, con los caminos que elegimos o abandonamos. "A veces todo encaja, pero algo dentro te dice que no. Y eso también es cuidar el alma".

Cuando la ficción transforma

Su novela, El corazón tiene memoria, es el reflejo de esa necesidad de exploración interior. Escribirla no fue sólo una decisión creativa, sino una forma de llegar a más personas con un mensaje: escucha lo que no se ve, atiende lo que sientes.

"Es una historia entretenida, pero que te hace pensar", comenta. Y no lo dice sólo ella. Los lectores la buscan, le escriben, se arman clubes de lectura en torno a sus páginas. "Hay gente que, tras leerla, se ha puesto a investigar sobre la memoria celular. Eso me emociona".

Porque Gloria no pretende dar respuestas ni sostener teorías espirituales. "No vengo a explicar qué pasa cuando morimos, ni a pontificar sobre la energía. Sólo quiero mostrar experiencias, ponerlas en palabras, y que quien lea saque sus propias conclusiones".

La muerte como maestra

Según adelanta a EL ESPAÑOL, su próximo proyecto literario explorará las experiencias cercanas a la muerte.

No desde el sensacionalismo, sino como forma de conexión con lo más esencial del ser humano. "Vivimos de espaldas a la muerte, cuando es lo más seguro que tenemos".

Su fascinación por el enfoque egipcio sobre la muerte como centro de la vida, la ha inspirado para investigar cómo estos momentos extremos pueden cambiar una vida, abrir la consciencia o despertar preguntas profundas.

Escuchar para sanar

Una de las reflexiones más poderosas plantea la escritora es la necesidad de ser escuchados. "No siempre necesitamos una explicación. A veces sólo queremos que alguien nos escuche, que entienda. Y si además esa persona también ha pasado por algo similar, es transformador".

En el caso de su novela, la psiquiatra de Judith, la protagonista, representa ese otro enfoque en salud mental: el que no receta pastillas como única solución, sino que se detiene a escuchar, comprender y acompañar.

Porque conocerse, como dice Marian Rojas y cita Gloria, es aliviarse.

Narrar para ver

En lo narrativo, Gloria cuida tanto el fondo como la forma. Su escritura tiene una estructura coral, con cuatro voces en primera persona.

Busca que el lector vea lo que lee, que sienta que está dentro de las pesadillas de la protagonista, que camina por el parque con sus personajes, que vive lo que ellos viven.

"Intento que la narración sea cinematográfica. Que con pocas palabras, el lector vea".

Se emociona recordando sus influencias: Viaje al fin de la noche de Louis-Ferdinand Céline, El extranjero de Albert Camus, las novelas de Mary Higgins Clark.

"Me impacta cómo hablan del alma humana". Y aunque recuerda con humildad "no soy Camus", su escritura ya está tocando almas.

Una voz que llega

Gloria sabe que su novela encontrará a sus lectores. "Tiene un mensaje que algunas personas necesitan escuchar. Yo sólo lo comparto".

Está en una etapa en la que más que escalar, quiere sembrar. Y lo está haciendo. Desde su trabajo directivo, desde sus novelas, desde sus conferencias, pero sobre todo, desde su honestidad.

Porque lo que dice, lo vive. Y lo que vive, lo transforma en palabras. Palabras que no buscan tener razón, sino resonar.