Imagen de archivo de un joven fumando.

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Salud

Los fumadores diarios bajan un 8% hasta un mínimo histórico tras dos años de financiación de los medicamentos antitabaco

La entrada en la financiación pública de los últimos medicamentos para dejar de fumar coincide con las cifras más bajas de consumo diario de cigarrillos.

Más información: Adiós a las cajetillas de tabaco tradicionales: por qué Sanidad quiere que sean todas iguales

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Algunos fármacos utilizados para dejar de fumar llevan mucho tiempo en la calle pero solo ha sido recientemente cuando han empezado a incluirse entre los medicamentos financiados por la sanidad pública.

Tras la retirada de Champix (vareniclina) y los problemas de abastecimiento de Zyntabac (bupropion), el Ministerio de Sanidad aprobó la financiación, en 2023, de Todacitan y Recigarum (citisina y citisiniclina).

Aunque no se puede establecer una relación directa con la llegada de nuevos fármacos, los últimos datos han mostrado un descenso del consumo diario de tabaco a mínimos históricos, así como un ascenso en las personas que han intentado dejar de fumar.

Según la encuesta bienal sobre consumo de drogas psicoactivas EDADES, en 2024 solo el 25,8% de los españoles entre 15 y 64 años fumó a diario, la cifra histórica más baja y un descenso de casi ocho puntos desde el año 2022, el mayor registrado con diferencia.

Esta reducción fue más notable aún entre los hombres mayores de 35 años, que pasaron del 39,5% al 30,2%.

La encuesta también observa un mínimo histórico de personas que han fumado en los últimos 12 meses: el 36,8% (frente al 39% de 2022, que también marcó un mínimo).

Además, entre los consumidores de tabaco diario, un 67,7% se han planteado dejar de fumar y un 44,1% ha intentado abandonarlo, cifra que ha ido creciendo paulatinamente desde el año de la pandemia (en 2022 fue del 41,9%).

Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2023 había un 20,7% de españoles mayores de 15 años que se consideraban exfumadores. Entre los hombres, las mayores cifras se corresponden a aquellos desde los 65 años en adelante.

Entre las mujeres, la mayor proporción de exfumadoras tiene entre 55 y 64 años.

Aunque no se puede ligar directamente estos datos y la entrada en la financiación pública de los medicamentos antitabaco, Noa Rey, farmacéutica y secretaria del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, considera fundamental su incorporación.

"Sin duda, el hecho de que haya más fármacos financiados ayuda a que la gente se decida a intentarlo", afirma a EL ESPAÑOL. "Se puede dejar de fumar sin medicamentos como se puede correr una maratón descalzo: como las zapatillas, los fármacos hacen el proceso más cómodo".

Ella misma ha constatado cómo hay personas que preguntan por estos medicamentos y se han animado a probar tras su entrada en la sanidad pública, pues sin financiación superan los 100 euros. "Aunque siempre es más barato que el tabaco", matiza.

No son las únicas opciones, pues también están los tradicionales chicles o parches de nicotina. La elección de unos u otros dependerá de las características del paciente, pues "no hay un perfil concreto de persona que busca dejar de fumar, más allá de que los jóvenes son los que menos lo intentan".

Rey explica que los fármacos pueden triplicar el éxito en el abandono del tabaquismo pero son solo una de las patas del tratamiento. "Con el acompañamiento de un profesional especializado, puede llegar a sextuplicarse".

Atención psicológica

En esto último abunda Maribel Cristóbal, coordinadora del área de tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología (Separ). "El tratamiento farmacológico ayuda con los síntomas de dependencia física pero el psicológico aborda los hábitos".

Por lo general, se trata de comprimidos que van tomándose a una dosis cada vez menor. Con el Todacitan, por ejemplo, se empieza con uno cada dos horas hasta finalizar con uno al día a los 20 días.

La experta señala que esta posología, en muchos casos, parece quedarse corta. "Lo ideal es de dos a tres meses y hacer un seguimiento hasta los seis meses". La atención psicológica se extenderá hasta el año.

Cristóbal advierte de que siempre hay un riesgo latente en el exfumador. "En cualquier momento de su vida, si decide encender un único cigarrillo, va a recaer, porque el tabaquismo es una enfermedad crónica".

Por eso, hace un llamamiento a tratarla como cualquier otra y levantar las restricciones que se han impuesto a la financiación de estos medicamentos, como obtener una puntuación mayor de 7 en el test de Fagerström que evalúa el grado de dependencia física a la nicotina o limitar los intentos a uno al año.

"Si eres hipertenso, te tienes que tratar, no se puede hacer diferenciaciones. Pues lo mismo con el tabaco".

Rey comparte una opinión similar pero apunta que lo más importante es tomar medidas adicionales, como aumentar el precio del tabaco ("es la más efectiva") y restringir el fumar en espacios públicos.

A este último respecto van dirigidas las medidas que ha anunciado la ministra de Sanidad, Mónica García, con motivo del Día Mundial sin Tabaco: no se podrá fumar en vehículos de uso laboral, patios de los institutos, marquesinas de autobuses e instalaciones deportivas, entre otros.

Cristóbal recuerda que hay que avanzar en el empaquetado genérico y "prohibir las bolsitas de nicotina. Que la población sepa que los productos alternativos al tabaco son daniños y ninguno ayuda a dejar de fumar".

De hecho, ya hay usuarios de dispositivos de tabaco calentado que han acudido a los fármacos para abandonar su adicción, confirma Rey.