Sophia Loren en 1959. Foto: Paul A. Hesse Studios

Sophia Loren en 1959. Foto: Paul A. Hesse Studios

Cine

Las memorias de Sophia Loren, una diva 'particolare': de su triunfo en Hollywood a su polémico encarcelamiento

En 'Ayer, hoy y mañana. Mis memorias', asistimos al transito del cine italiano desde el neorrealismo a la comedia y el drama de vocación popular, generos en los que brillo.

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“Mi vida es un auténtico cuento de hadas que abre y cierra sus capítulos con grandes alegrías y grandes penas”, escribe Sofia Constanza Brigida Villani Scicolone, de nombre artístico Sophia Loren, en Ayer, hoy y mañana. Mis memorias (Lumen).

La ganadora del Oscar por Dos mujeres (Vittorio de Sica, 1960) traza un recorrido lineal por una vida que arrancó en Roma en 1934 y que atravesaría pronto sus momentos más difíciles durante la Segunda Guerra Mundial en el pueblo napolitano de Pozzuoli, de donde era su humilde familia materna. El hambre y la compleja relación con su padre, casi siempre ausente, serían heridas que no cicatrizarían nunca.

En cualquier caso, ‘el Palito’, el apodo que recibió en su infancia por ser muy morena y flaca, se transformó pronto en maggiorata, como se conoció a algunas actrices italianas de la época por su exuberante físico, como Gina Lollobrigida o Silvana Mangano. De todas ellas, la Loren fue la que alcanzaría mayor fama, la gran protagonista del tránsito que realizó la industria italiana desde el neorrealismo a un cine de vocación popular que triunfaría en todo el mundo.

Su madre Romilda, actriz frustrada, vio la manera de cumplir sus sueños a través de su hija, y con ella se marchó a Roma, donde los estudios de Cinecittà bullían de actividad, como describe la actriz con gran viveza. “Antiguos romanos que tomaban el café con jóvenes coristas, grandes condotieros que charlaban con bailarinas de fila, plebeyas que se comían un bocadillo en compañía de caballeros vestidos con frac”.

Su éxito fue fulgurante y a finales de los 50 se instalaría ya en Hollywood, donde compartió protagonismo con John Wayne, William Holden, Clark Gable y Anthony Quinn. Aunque sería Cary Grant la persona con la que mantendría una relación más íntima.

Una imagen  de Sophia Loren

Una imagen de Sophia Loren

El protagonista de Con la muerte en los talones (Alfred Hitchcock, 1959) llegaría a proponerle matrimonio, pero el corazón de la actriz pertenecía ya al productor Carlo Ponti, su gran valedor y pareja estable durante más de 50 años, hasta la muerte de éste en 2007. Ponti estaba casado, lo que fue un problema para formalizar la relación, ya que en la Italia de la época el divorcio era ilegal. Durante un tiempo, cuenta la actriz, no pudieron pisar el país ante el riesgo de que él fuera acusado de bígamo y ella, de concubina.

Finalmente, se casaron en París en 1966 y la actriz cumpliría su sueño de ser madre, papel al que el libro dedica páginas emotivas. Tan emotivas como las palabras que reserva para el director Vittorio de Sica y el actor Macello Mastroianni, dos de sus cómplices habituales en el cine. Con el primero rodó ocho películas; con el segundo, doce. Y los tres formarían una sociedad infalible en Ayer, hoy y mañana (1964), Matrimonio a la italiana (1964) y Los girasoles (1970). Otro nombre al que la actriz entrega grandes elogios es Charles Chaplin, que la dirigió en La condesa de Hong Kong (1966), pero no así a su partenaire en aquel filme, Marlon Brando, al que acusa de intentar meterle mano.

No todo fue de color de rosa en su vida, claro, sobre todo por los problemas con el fisco, que la llevaron con gran polémica a ser internada 17 días en la cárcel de Caserta. En el libro, la actriz reproduce el diario que escribió entre rejas, marcado por la pena y la indignación.