Uno de los asaltantes del Capitolio en el despacho de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Foto: Reuters

Uno de los asaltantes del Capitolio en el despacho de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Foto: Reuters

Ensayo

¿Viejos o nuevos fascismos?: cartografía de la Internacional Reaccionaria, un espectro global

El filósofo italiano Alberto Toscano analiza en 'Fascismo tardío' el auge del nuevo populismo de derechas con una lúcida teoría que combina marxismo, psicoanálisis y teoría crítica.

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Aunque es verdad que los recientes movimientos reaccionarios tienen raíces históricas y agendas locales coyunturales, cabe reconocer que estamos asistiendo a un significativo fenómeno global: una Internacional Reaccionaria que combina un nacionalismo revanchista (MAGA) con una, inusual hasta ahora, ambiciosa coordinación internacional. Pero no solo por la necesidad de analizar este fantasma global es oportuna la publicación de este ensayo.

Fascismo tardío

Alberto Toscano

Traducción de Ana Useros. Akal, 2025. 224 páginas. 18€

Alberto Toscano (Moscú, 1977) presenta un análisis complejo, matizado, sobre el reciente auge del populismo de derecha que tiene la extraña virtud de no repetir lugares comunes. Lo interesante de su posición radica en su cuestionamiento de la fácil analogía del presente con el fascismo del siglo pasado, y en brindar una lúcida reflexión sobre la necesidad de discriminar políticamente entre los diferentes niveles de malestar social que aquejan a nuestro presente.

En Fascismo tardío, Toscano, un autor fundamental en el resurgimiento del nuevo análisis sociocultural marxista de las últimas dos décadas, nos brinda una sugerente teoría del nuevo "fascismo" para clarificar nuestro momento histórico. Se propone nada menos que explicar por qué este extraño espectro, con su dinámica regresiva, está ganando terreno en los últimos años y cuáles son sus claves para frenarlo.

El habitual estilo analítico y matizado de Toscano no solo se nutre de los archivos del pensamiento antifascista del siglo XX, sino de un profundo y desprejuiciado conocimiento de la teoría política contemporánea, para disolver al menos nuestra perplejidad.

No muchos teóricos en la actualidad pueden presumir de construir una cartografía en la que se articulan brillantemente el psicoanálisis, la teoría crítica clásica frankfurtiana (Adorno, Benjamin, Marcuse), el pensamiento francés (Foucault, Guattari, Sartre) o la herencia italiana (Jesi) sin caer en un pastiche invertebrado.

Toscano no solo analiza con perspicacia por qué no es un signo de debilidad que el discurso fascista articule materiales ideológicos contradictorios o aparentemente incompatibles. De hecho, el "fascismo tardío" es un fenómeno complejo, plástico e híbrido en sus formas, que no se puede equiparar con el totalitarismo o la ingeniería social de las economías planificadas hipertróficamente estatalizadas. Tampoco con un simple autoritarismo.

Es más, se revela como un fenómeno que no duda en apoyarse en una demanda de "libertad" tanto más abstracta como funcional al engranaje económico del mercado. Aunque el fascismo tardío solo se compromete retóricamente con ideales liberales como el "libre movimiento individual" y la "libertad de expresión", su pretensión es claramente falsa, ya que su objetivo real es reproducir formas anteriores de sometimiento y crear nuevos modelos de subyugación.

Toscano brinda una sugerente teoría del nuevo "Fascismo" para clarificar nuestro momento histórico

Por si fuera poco, Toscano introduce en su cartografía de este espíritu neorreaccionario una óptica analítica que suele brillar por su ausencia en otros diagnósticos: las formas implícitas de violencia y represión que subyacen a su hipertrofia ideológica. Un tipo de violencia que se hace especialmente notable y aguda cuando el destronamiento de los antiguos privilegios culturales se problematiza desde las nuevas sensibilidades de género. El particular enconamiento que esta ideología neorreaccionaria manifiesta contra ese fantasmagórico chivo expiatorio de lo woke es sintomático al respecto.

Por último, destaquemos el interesante uso que Toscano hace del concepto de "serialidad" de Sartre, como si la construcción artificial de resentimiento, representativamente mediada hoy por líderes y partidos del odio, fomentara un régimen afectivo cínico, pasivo y muy atomizado respecto a las mínimas exigencias políticas democráticas.