Proyecto de RISEUP, financiado por AECID, en Cobija (Bolivia).

Proyecto de RISEUP, financiado por AECID, en Cobija (Bolivia). ONU-Hábitat

Historias

Las ciudades vulnerables toman las riendas de la adaptación al clima: transformando el tejido urbano desde los cimientos

RISE UP, un proyecto de ONU-Hábitat, canaliza inversiones directas y fortalece el liderazgo local para hacer frente al cambio climático en el Sur Global.

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Desde barrios marginales en América Latina hasta municipios costeros en África y Asia, la amenaza del cambio climático golpea con especial dureza a quienes menos recursos tienen. Pero RISE UP, un programa insignia de ONU‑Habitat, nace con la ambición de revertir esta inequidad.

"Cambia la forma de hacer adaptación respaldando el liderazgo local y canalizando la financiación directamente al nivel local", afirma Bernhard Barth, coordinador del Programa de Cambio Climático y Medio Ambiente Urbano. Describe, así, un modelo que deja atrás los proyectos piloto aislados para impulsar "soluciones escalables, listas para inversión y adaptadas a las prioridades de la comunidad".

Con más de 150 millones de dólares movilizados gracias al apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y del Fondo Fiduciario para la Paz y el Desarrollo de las Naciones Unidas (UNPDF), RISE UP se extiende ya por Bolivia, Colombia, Etiopía, Jordania, Túnez y nueve municipios de Laos, Madagascar, Sri Lanka y Sudáfrica, donde la combinación de conocimiento local y financiación internacional está marcando un antes y un después en la resiliencia urbana.

En la práctica, estas intervenciones comienzan con diagnósticos participativos que involucran a alcaldes, técnicos y, sobre todo, a los propios vecinos. "Las poblaciones urbanas del Sur Global están en la primera línea de los impactos climáticos, a menudo viviendo en asentamientos informales con infraestructura frágil y servicios limitados. Estas comunidades enfrentan los mayores riesgos y tienen menor capacidad de recuperación, por lo que es esencial dirigir inversiones de adaptación a estas áreas", remarca Barth.

Sin embargo, los obstáculos para aterrizar estos fondos no son pocos: procedimientos de solicitud complejos, capacidad técnica limitada en las administraciones locales y la falta de alineación entre los planes municipales y los requisitos de los financistas internacionales han frenado históricamente la llegada de recursos, según reconoce el coordinador.

"Las principales barreras incluyen procedimientos de solicitud complejos, capacidad limitada a nivel local para preparar proyectos financiables, falta de alineación entre los planes locales y las estrategias de financiamiento nacionales, y escaso apoyo técnico y de datos", apunta.

Proyecto de RISEUP, financiado por AECID, en Cobija (Bolivia).

Proyecto de RISEUP, financiado por AECID, en Cobija (Bolivia). ONU-Hábitat

Frente a estas dificultades, RISE UP ofrece un paquete integral de asistencia técnica, generación de datos y acompañamiento en la formulación de propuestas elegibles. Desde la organización de talleres sobre NDC (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional) y el Acuerdo de París, hasta la creación de plataformas de intercambio de conocimientos donde los técnicos de Pasto, Debre Birhan o Cobija pueden compartir experiencias con sus homólogos españoles, la iniciativa refuerza las capacidades locales para atraer fondos como el Fondo Verde para el Clima o el Fondo de Adaptación.

"Aunque solo el 10 % de la financiación global para adaptación llega al nivel local, nuestro enfoque de conectividad directa y codiseño está logrando que estas ciudades presenten propuestas más sólidas y acordes a los estándares internacionales", añade Barth, subrayando que la sostenibilidad de los proyectos pasa por empoderar a los propios beneficiarios.

Para Ana Beatriz Jordao, responsable de la oficina de ONU‑Habitat en España, el potencial transformador de RISE UP radica en el aprendizaje recíproco. "Estas ciudades han reconocido el valor del intercambio entre pares, la planificación inclusiva y la alineación de prioridades locales con los requisitos de los financiadores", afirma, y advierte que "la ampliación requiere inversión sostenida, desarrollo de capacidades y plataformas estructuradas de intercambio de conocimientos".

En Cobija y Charagua (Bolivia), por ejemplo, el uso de herramientas de mapeo de riesgos desarrolladas en España permitió identificar zonas de alto impacto de inundaciones y formular proyectos de drenaje urbano que hoy cuentan con respaldo financiero. En San Juan de Pasto (Colombia), la integración de modelos hidrológicos locales con datos satelitales ha servido para diseñar sistemas de alerta temprana que ya benefician a decenas de miles de habitantes.

La experiencia de Debre Birhan, en Etiopía, ilustra hasta qué punto las soluciones pueden combinarse con enfoques basados en la naturaleza. Allí, la restauración de cuencas fluviales con vegetación autóctona reduce la erosión y mejora la captura de agua, al tiempo que crea empleo local.

"Estas soluciones basadas en la naturaleza y los sistemas de alerta temprana han sido fundamentales para aumentar la resiliencia de las comunidades más vulnerables", comenta Barth, recordando que UNPDF financia proyectos similares en Laos, Madagascar, Sri Lanka y Sudáfrica, donde el reto del aumento del nivel del mar y los extremos climáticos exige respuestas conjuntas de ingeniería, ecología y gobernanza comunitaria.

Proyecto de RISEUP, financiado por AECID, en Cobija (Bolivia).

Proyecto de RISEUP, financiado por AECID, en Cobija (Bolivia). ONU-Hábitat

Sin embargo, el impulso financiero y técnico debe ir acompañado de un seguimiento riguroso. Lucía Gasser Hidalgo, gerente de Desarrollo de Capacidades y Proyectos de RISE UP, detalla que "a través de procesos de planificación inclusivos y co‑diseño, los gobiernos locales aseguran que las soluciones se basen en las realidades comunitarias, fomentando la apropiación y resultados más relevantes y sostenibles".

Para ello, las ciudades están instalando mecanismos de monitoreo participativo: evaluaciones de vulnerabilidad, encuestas a los usuarios de infraestructuras y auditorías ciudadanas permiten medir el avance de los proyectos y ajustar las intervenciones en tiempo real.

En este sentido, el programa impulsa plataformas digitales donde los propios vecinos pueden reportar incidencias —desde grietas en muros de contención hasta problemas de alcantarillado— y proponer soluciones, fortaleciendo así la gobernanza local.

Mientras el mundo debate sobre la financiación climática en cumbres internacionales, RISE UP demuestra que los verdaderos cambios ocurren en las calles y plazas de las ciudades más expuestas. Con una apuesta firme por la descentralización de los recursos y la codirección comunitaria, el programa aspira no solo a mitigar riesgos, sino a transformar el tejido urbano desde sus cimientos.

"La ampliación de estas iniciativas a otras ciudades vulnerables del Sur Global requiere inversión sostenida, desarrollo de capacidades y plataformas de intercambio de conocimientos, pero también voluntad política y alianzas sólidas con gobiernos nacionales y donantes", concluye Jordao.

A medida que los impactos del clima se intensifican —sequías extremas, huracanes más frecuentes e inundaciones urbanas—, RISE UP establece un camino replicable: empoderar a quienes sufren la vulnerabilidad climática para que sean ellos mismos quienes diseñen y gestionen las respuestas. De esta forma, el Sur Global no es meramente receptor de ayuda, sino protagonista de su propio futuro, demostrando que la adaptación climática más efectiva se construye con raíces locales y ambición global.