
Ilustración de la reducción de emisiones de dióxido de carbono. Istock
La descarbonización mejora la seguridad energética de la mayoría de los países, según un estudio de Stanford
Si los países mantuvieran sus redes actuales, los riesgos comerciales se reducirían, en promedio, un 19% en los escenarios con cero emisiones netas.
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Depender menos de combustibles fósiles importados y más de minerales para las tecnologías de energías limpias puede mejorar la seguridad energética de la mayoría de las naciones, incluido Estados Unidos, si se cultivan nuevos socios comerciales.
Esta, en resumidas cuentas, ha sido la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por la Universidad de Stanford y publicado en la revista Nature Climate Change.
Según las investigaciones de los expertos, un paso de los combustibles fósiles a tecnologías de energía limpia para 2060 podría incrementar la seguridad y minimizar los riesgos comerciales para gran parte de las regiones del mundo.
El litio, el níquel, el cobalto, el cobre y los minerales de tierras raras son algunos de los materiales más preciados para aquellos países y corporaciones que compiten por asegurar el suministro de sistemas energéticos que no emitan gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Y es que, a diferencia de los combustibles fósiles, las reservas naturales de estos materiales se concentran principalmente en el sur global, lo que, dice el informe, "revoluciona la geopolítica energética y el comercio internacional".
Beneficio a la seguridad
"La mayoría de la gente se centra en los nuevos materiales que podrían ser problemáticos, sin considerar realmente los beneficios para la seguridad que supone abandonar los combustibles fósiles". O, por lo menos, así lo aseguraba en el reporte Steve Davis, profesor de Ciencias del Sistema Terrestre en la Escuela de Sostenibilidad Doerr de Stanford y autor principal del estudio.
La clave está, según muestra la investigación, en "compensar la menor dependencia de los combustibles fósiles importados con una mayor dependencia de estos nuevos materiales". Algo que, tal y como afirma el informe, es "una ventaja para la seguridad energética".

Panorámica de aerogeneradores en España. Istock
Esta cuestión, además, se puede extrapolar incluso a países como Estados Unidos, que posee algunas de las mayores reservas de combustibles fósiles del mundo y solo una ínfima parte de los depósitos minerales críticos.
Sin embargo, los expertos apuntan a que "la descarbonización podría impulsar la seguridad energética, especialmente si el país cultiva nuevos socios comerciales".
Si bien es cierto que, dice Davis, "generar electricidad con energía solar y eólica requerirá más importaciones que utilizar los abundantes recursos de gas y carbón en Estados Unidos, una menor dependencia del petróleo extranjero sería una gran ventaja a medida que se electrifique el transporte".
Por su parte, aquellas naciones como Rusia y Arabia Saudita, que son ricas en petróleo, se convertirían en la minoría de países que experimentarían una disminución en su seguridad energética en escenarios de cero emisiones netas, incluso con redes comerciales ampliadas.
Proceso de investigación
Pero, ¿cómo se ha llegado a esta conclusión? Todo comenzó cuando los científicos empezaron a analizar sistemáticamente el rango de nuevas vulnerabilidades potenciales de cada país bajo la descarbonización en relación con aquellas asociadas con la dependencia continua de los combustibles fósiles.
A raíz de esto, explica Jing Cheng, investigador postdoctoral en el Laboratorio de Soluciones Sostenibles de Davis en Stanford, se pudo construir una base de datos de países con reservas de petróleo, gas, carbón, uranio, biocombustibles y cualquiera de los 16 materiales que son críticos para las tecnologías de energía limpia, junto con los flujos comerciales de estos países.

Paneles solares, presas y turbinas eólicas: las energías renovables. Istock
El siguiente paso fue calcular la cantidad necesaria de estos recursos para satisfacer la demanda energética en cada uno de los 236 países en 1.092 escenarios diferentes, con el fin de alcanzar cero emisiones netas de carbono a nivel mundial para 2060.
Se expusieron entonces infinidad de escenarios abarcando una amplia gama de posibles cambios en la matriz energética a nivel mundial y dentro de cada país. Fue entonces cuando se percibió que algunos, por ejemplo, dependen en mayor medida de la energía nuclear, mientras que otros incorporan más eólica y solar.
De este modo, el equipo de expertos pudo estimar el nivel de riesgo en los sectores de transporte y electricidad de cada país, así como en el sistema energético en general.
A partir de un nuevo 'índice de riesgo comercial', cuantificaron estos escenarios basándose en la disponibilidad de las reservas nacionales, la proporción de la demanda de un combustible o el material determinado satisfecho mediante importaciones, el valor económico de las importaciones y una medida de concentración del mercado ampliamente utilizada para cuantificar la seguridad energética.
Eliminar la dependencia
De acuerdo al informe, si todos los países mantuvieran sus redes actuales, los riesgos comerciales para la seguridad energética se reducirían, de media, un 19% en los escenarios de cero emisiones netas.
En el caso de que los países expandieran sus redes y comercializaran con todos los propietarios de recursos, los riesgos comerciales se reducirían, en promedio, a la mitad.
Disminuir la necesidad de importar materias primas vírgenes, ya sea alargando la vida útil de las tecnologías, impulsando el reciclaje o desarrollando diseños con menor consumo de materiales es otra forma de que los países con escasez de minerales puedan minimizar los riesgos comerciales y, al mismo tiempo, reducir los combustibles fósiles.
Si ponemos el foco en Estados Unidos, los autores indican que "una matriz energética compuesta por aproximadamente un 70-75% de renovables, como la solar, la eólica y la biomasa; un 15-20% de combustibles fósiles; y un 10% de energía nuclear, minimizaría los riesgos comerciales del país en todos los escenarios modelados para alcanzar las cero emisiones netas para 2060".
Y es que actualmente el país anglosajón depende de los combustibles fósiles para cubrir aproximadamente el 83% de sus necesidades energéticas, y la nuclear y las renovables el resto.
Aunque, como siempre, no se puede apostar todo a una única carta y así lo expone Davis en el informe: "Si te importa una gran parte de lo que se necesita, eso representa vulnerabilidad. Si todo proviene de un solo proveedor, existe un gran riesgo de que algún desastre natural o conflicto geopolítico interrumpa ese suministro". Motivo por el que "hay que diversificar las importaciones entre tantas fuentes como sea".