Pedro Sánchez, este miércoles durante su intervención en la tribuna del Congreso.

Pedro Sánchez, este miércoles durante su intervención en la tribuna del Congreso. EFE

Política

"Si no polarizamos estamos muertos": preocupación en el Gobierno al no poder dar respuesta a la sensación de caos

Sánchez ataca al PP y a las nucleares en el debate sobre el aumento del gasto militar y no concreta de qué partidas saldrá el dinero para el plan de Defensa.

Más información: Sánchez camufla su falta de respuestas sobre el apagón y el AVE con una virulenta diatriba contra Feijóo

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En el manual de Pedro Sánchez para comparecencias parlamentarias en momentos de crisis, el primer punto consiste en sacar de la chistera anuncios de medidas concretas -preferentemente reformas legales- y planes de inversión de miles de millones de euros. De esta forma logra orientar los titulares del debate hacia el terreno que le beneficia.

Pero este miércoles no hubo chistera. No hubo propuestas ni medidas concretas, ni siquiera detalles nuevos sobre el apagón, porque no los tiene. Tampoco del plan de rearme, que es de lo que en realidad trataba su comparecencia ante el pleno del Congreso.

Su única ventaja fue que la polémica del plan de rearme, rechazado por sus socios, quedó tapada por el debate sobre el apagón del 28 de abril y el caos ferroviario de esta semana.

Eso es bueno para el presidente del Gobierno porque, previsiblemente, será el último debate en el pleno del Congreso sobre el plan de Defensa y, además, no habrá votación alguna por su expresa voluntad.

De esa forma, todo quedó embrollado en un mismo debate en el que lo que terminó estando en cuestión es el funcionamiento de servicios básicos de España.

Ese es un marco que desconcierta y preocupa mucho a miembros del Gobierno porque, en cierto modo, están atados de pies y manos, ya que no pueden dar certezas a los ciudadanos sobre lo que pasó con el suministro eléctrico el día del apagón.

También entienden equivocado y precipitado haber afirmado taxativamente desde el Ejecutivo que el caos ferroviario lo causó un "sabotaje".

Como ayer no había chistera, el presidente del Gobierno echó mano del segundo punto de su manual para situaciones de crisis: lanzar botes de humo que ayuden a salir del paso; en este caso, recurrió a la polarización y el victimismo.

"O polarizamos o estamos muertos", explica un miembro del equipo de Pedro Sánchez, que hace frente estos días a los efectos políticos del apagón.

Se refiere a las referencias a los “ultrarricos” y a los beneficios de las empresas eléctricas que lanzó Sánchez desde la tribuna del Congreso. En su discurso, contrapuso las energías renovables a las nucleares.

También arremetió contra el PP, negándole legitimidad y autoridad para criticar la actuación del Gobierno a base de repasar lo que hicieron los populares cuando gestionaron situaciones de crisis similares.

En lugar de dar explicaciones a los ciudadanos, se confronta y se descalifica a la oposición. En eso consiste la estrategia.

Así, el presidente del Gobierno forzó la argumentación para situar al PP en el bando de esos "ultrarricos" que controlan las energéticas, a los que hace años, ante una crisis similar y con recurso táctico idéntico, caracterizó como "los señores de la chistera y el puro".

Dos energías, mismos propietarios

Ahora se trata de crear la caricatura de que hay unos poderosos empresarios que intentan imponer la energía nuclear frente a las renovables, pese a que, en realidad, ambas energías tienen básicamente los mismos propietarios.

Más allá de eso, Sánchez no dio ningún dato sobre las causas del apagón, de la misma forma que no explicó de qué partidas concretas saldrán los miles de millones del plan para cumplir este mismo año con los compromisos con la OTAN de llegar al 2% del PIB en gasto militar.

Fuentes del Gobierno admiten la preocupación por la situación política creada por la sensación de caos provocada por el apagón y el bloqueo de la red ferroviaria. No preocupa tanto el efecto del aumento del gasto militar, porque consideran que la mayoría de los españoles la entiende, como reflejan las encuestas.

Pero sí les inquieta el apagón, porque afectó negativamente a absolutamente todos los ciudadanos. Porque no es posible explicar inmediatamente las causas que lo provocaron -dado el lento proceso para revisar los datos- y porque no pueden adelantar hipótesis, ya que eso implicaría señalar culpables de cara a los largos procesos para determinar quién paga las indemnizaciones a que haya lugar.

Es decir, aunque todo indica que los fallos estuvieron en la parte del proceso que controla Red Eléctrica, señalarlo desde el Gobierno haría caer la cotización de esta empresa y la pondría en pésima situación ante reclamaciones millonarias.

El caso tiene también para el Gobierno el problema de ser un asunto muy técnico, con un lenguaje difícil de entender. Tanto, que hasta el propio presidente se mostró incómodo hablando de los "plomos" del sistema eléctrico, como lo estuvo el primer día informando de la pérdida de 15 gigavatios.

“No podemos dar ninguna explicación y tardaremos meses en poderlo hacer, y eso es demoledor porque los huecos en política los ocupan otros, en este caso, la oposición, y la imagen de caos que pretende implantar”, explican en el Gobierno.

Y todo se complica si intervienen intereses cruzados y lobbies y, sobre todo, si lo que está en juego es la reputación de una de las líneas maestras de la política del Gobierno: las energías renovables.

Por eso Sánchez, sólo pudo ayer alabar en el Congreso la rapidez con la que se restableció el servicio eléctrico.

El punto del manual parlamentario de Sánchez referido a la polarización se completa con la descalificación del PP, especialmente, de Alberto Núñez Feijóo, identificándole con la ultraderecha. Es decir, hacer oposición de la oposición, poniendo el foco en lo que es y hace el PP y no en los hechos que provocan la comparecencia en el Pleno del Congreso y la hipotética responsabilidad del Gobierno.

"Usted se dedica a instigar el miedo" y a "agitar la bandera del caos", le dijo Sánchez a Feijóo, además de referirle la gestión que hicieron gobiernos del PP sobre los atentados del 11-M, la dana en Valencia, el accidente del Yak-42 y las residencias de ancianos de Madrid en pandemia, para así restar legitimidad y autoridad a su crítica.

Obviamente, Sánchez no utilizó la palabra "sabotaje" en referencia al caos ferroviario, porque el Gobierno está evitando ahora ese argumento. De hecho, ni siquiera dio explicación alguna sobre ese suceso, que afectó a más de 10.000 personas.