José Arcadio D.N., alias El Melillero (2 izq), sentado en el banquillo en el juicio.

José Arcadio D.N., alias El Melillero (2 izq), sentado en el banquillo en el juicio. Álvaro Cabrera

Málaga

'El Melillero' asiste por videollamada desde la cárcel a la fiesta por el sexo de su hija: está condenado a 41 años

Un vídeo colgado por la futura madre permite ver al condenado seguir la fiesta sobre el sexo del bebé, aparentemente, desde la prisión.

Más información: Condenan a 41 años a 'El melillero' por intentar asesinar con ácido a su exnovia y una amiga

Publicada
Actualizada

El Melillero, encarcelado tras intentar matar a su ex pareja arrojándole ácido al cuerpo, desfigurándola parcialmente, celebra la buena nueva de saber que el bebé del que será padre en próximas fechas será una niña. Esta es la contradicción vital que surge en torno a la figura de José Arcadio.

El episodio, que refleja el absurdo de quien parece capaz de ser Jekyll y Hyde casi al mismo tiempo, alcanza mayor gravedad al descubrirse que el delincuente ha tenido la oportunidad de seguir en directo desde prisión la fiesta organizada por su pareja por medio de una videollamada. Hay que recordar que sobre él pesa una condena recientemente ratificada por el TSJA de 41 años.

Así queda plasmado en varios vídeos colgados en sus redes sociales por la futura madre. La parte inicial de la publicación nos confirma la celebración de una especie de gender reveal party. O lo que es lo mismo, una fiesta en la que se da a conocer el sexo de la criatura.

Una especie de tarta en la que se ven pequeños ositos decorativos y en la que se deja la duda de si será niño o niña; unos globos engalanando el escenario. Más osos, más globos… Y una palanca mediante la que detonar un explosivo figurado.

Los siguientes planos ya muestran a una joven asiendo con sus manos la citada palanca, dispuesta a presionar. Y, justo a su izquierda, una gran pantalla de televisión en la que apenas se divisa nada. Segundos más tarde, una explosión hace que salga una pequeña humareda marcada por el color rosa. Señal inequívoca de que se trata de una niña.

Y es justo en ese instante en el que el zoom de la cámara se acerca, primero a un teléfono móvil y, después, a la tele. La aproximación, ahora sí, permite identificar a dos hombres. Uno de ellos colgado a un teléfono. Se le ve sonriente, entusiasmado con la noticia, levantando los brazos por la alegría… Es El Melillero. Preso y condenado por agredir a una mujer, celebra el futuro nacimiento de otra mujer, su hija.

Esa es la última de las publicaciones que puede consultarse. Pero de pocos minutos antes hay otra en la que, ante el teléfono, José Arcadio hace su particular apuesta sobre el sexo del bebé: "Yo soy el padre y creo que va a ser niña". El vaticinio se cumple poco después.

El contenido de la publicación confirma que el condenado ha tenido acceso a un teléfono móvil para seguir al detalle lo que ocurría fuera de la prisión. Dispositivos altamente demandados por los reos, pero que están prohibidos.

Según las estadísticas, en los últimos cinco años han sido incautados casi 13.000 móviles en centros penitenciarios dependientes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Su uso es considerado un problema de seguridad, por cuanto permiten a los presos seguir con sus actividades delictivas desde dentro de la cárcel.