Ucrania y Rusia acuerdan el intercambio de 2.000 prisioneros de guerra en su primer encuentro desde 2022

Las delegaciones de Ucrania y Rusia han dado por terminado tras menos de dos horas reunidas su encuentro para, supuestamente, discutir las condiciones para detener la guerra. Lo novedoso es que no se producía una reunión como esta, con rusos y ucranianos compartiendo sala, desde marzo de 2022. La cita, celebrada en el Palacio de Dolmabahçe, a orillas del Bósforo, contó con la mediación de Turquía y con la ausencia llamativa de Vladímir Putin y Volodímir Zelenski. El primero despreció la invitación. El segundo renunció a participar por el desdén del ruso.

Durante el encuentro, Rusia puso como condición que Ucrania retire a sus tropas de las cuatro regiones ucranianas que Moscú se ha anexionado durante su invasión, indicó a Suspilne, la televisión pública ucraniana, una fuente de la delegación ucraniana. Esa demanda, que Kiev rechaza de plano, ya fue planteada por Moscú el pasado mes de junio.

Donde sí hubo acuerdo entre ambas partes es en el intercambio de 1.000 prisioneros de guerra de cada bando, según anunció el viernes el ministro de Defensa, Rustem Umerov, a la televisión ucraniana al finalizar las conversaciones en Estambul. Si el canje se lleva a cabo, sería el mayor intercambio de prisioneros en más de tres años desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.

Reuters

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Además, las delegaciones rusa y ucraniana también acordaron volver a reunirse y compartir por escrito sus condiciones para un alto el fuego.

El negociador jefe ruso, Vladímir Medinski Rusia abrió además la puerta a una posible cumbre entre Vladímir Putin y Zelenski. "La parte ucraniana solicitó negociaciones directas entre los jefes de Estado. Hemos tomado nota de esa propuesta", dijo el asesor del Kremlin.

Por su parte, la agencia rusa Tass indicó que ambas delegaciones aún no han decidido si reanudarán las negociaciones después de lo que califica como pausa.

Una imagen difundida por el Ministerio de Exteriores ucraniano mostró a los representantes de ambos países sentados frente a frente en una mesa en forma de U, con la delegación turca encabezando el encuentro. La sesión ha arrancado con un discurso del ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, en un gesto interpretado como señal de tímido avance en las relaciones entre ambos.

El jefe de gabinete del presidente ucraniano, Andriy Yermak, ha advertido de que cualquier intento de vincular el encuentro de este viernes con el fallido proceso negociador de 2022 está abocado al fracaso. Kyiv, en este caso, trae una lista de objetivos: una tregua de 30 días, la repatriación de los menores deportados y un intercambio integral de prisioneros de guerra. Zelenski, en Albania por la reunión de los líderes de la Comunidad Política Europea, ha pedido que el incumplimiento de al menos la primera condición reciba como reprimenda más sanciones de Washington contra los sectores energético y bancario rusos.

Las opciones de que salga de Estambul algún compromiso son casi nulas. Ayer Donald Trump afirmó que no habrá avances sin una reunión entre él y Putin. Es decir: arrastra los pies ante el ruso para no aumentar la presión como piden los europeos y los ucranianos.

También están en Turquía dos de los funcionarios estadounidenses más cercanos a Kyiv: el secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado especial Keith Kellogg. Ambos mantuvieron reuniones diplomáticas al margen del gran encuentro. Rubio, en cualquier caso, se ocupó ayer de ahogar las pocas esperanzas que pudieran existir. "Ojalá me equivoque", dijo. "Ojalá me equivoque por completo. Espero que mañana las noticias digan que han acordado un alto el fuego; que han acordado entablar negociaciones serias. Pero solo les estoy dando mi opinión, sinceramente".