Resultado de un ataque con drones rusos en Járkiv.

Resultado de un ataque con drones rusos en Járkiv. Viktoriia Yakymenko Reuters

Europa

Tres días para fabricar los mismos drones que en un mes: el plan de Putin para hacer de la vida en Ucrania un infierno

La guerra en Ucrania puede estar entrando en una nueva fase: hasta ahora, Rusia insistía en la guerra convencional mientras el ejército de Zelenski se agarraba a las nuevas tecnologías. Con la ayuda de Irán y China, esto puede dar la vuelta pronto.

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Según el semanario The Economist, Rusia tendría planeado fabricar en 2025 hasta quinientos drones Shahed al día, frente a los trescientos al mes que fabricó en 2024. Aunque es probable, advierte el propio medio, que estas cifras estén infladas por la propaganda, lo cierto es que el uso de drones se ha incrementado en los últimos ataques sobre ciudades ucranianas, con el consiguiente aumento de daños a civiles y a infraestructuras vitales.

Los drones Shahed se vieron por primera vez en combate por intermediación de Irán, su fabricante original y, durante meses, único colaborador militar de Rusia. Con el tiempo y con algunas variaciones de equipamiento, se han ido convirtiendo en el arma de elección tanto para rusos como para ucranianos.

De hecho, buena parte de la defensa numantina que Ucrania ha llevado a cabo en Donetsk durante el último año tiene que ver con la anticipación en este tipo de tecnología, frente a los problemas clásicos de munición y tropas que llevan meses afectando a su ejército.

De alguna manera, los drones igualan la guerra, pero nadie puede pensar que se trata de juguetes más o menos inofensivos. La carga de explosivo que pueden transportar es menor que la de una bomba convencional o, desde luego, un misil.

Ahora bien, se pueden enviar en oleadas de manera que desborden por completo las defensas antiaéreas enemigas. El objetivo ruso es poder mandar estos drones de mil en mil, sean propios, iraníes o chinos, que también llevan usándose en el frente al menos desde 2023, según denunció en su momento la inteligencia militar estadounidense.

“No sé qué demonios le ha pasado a Putin”

Esta maniobra supone un giro en las intenciones de Vladímir Putin en esta guerra. Ante la incapacidad de avanzar en maniobras terrestres clásicas, está buscando la desesperación y la desmoralización de los ucranianos causando muertos y más muertos entre la población civil.

De esa manera, busca bien la rendición del Gobierno de Kiev o bien algún tipo de insurgencia armada que obligue a Volodímir Zelenski a abandonar la presidencia. Ninguno de estos dos objetivos parece demasiado realista.

De hecho, puede que el efecto conseguido sea justo el contrario. Nadie quiere ser cómplice de bárbaros y las imágenes de edificios residenciales destruidos o ardiendo han provocado el mayor mensaje de rechazo por parte del presidente estadounidense, Donald Trump. Tal y como manifestó en su red social, Truth, y posteriormente en respuesta a preguntas de la prensa, Trump considera que Putin “se ha vuelto loco” en su empeño por matar a cuantos más ucranianos, mejor.

“Nos conocemos desde hace mucho tiempo y siempre nos hemos llevado bien”, confesó extrañado Trump. “No sé qué demonios le ha pasado”.

Cuando Trump abandonó la presidencia en 2020, Putin había librado una cruenta guerra en Chechenia, había ocupado partes de Georgia, se había anexionado Crimea, había apoyado a las milicias rebeldes de Donetsk y Lugansk, había arrasado Alepo y otras ciudades sirias ante la mirada cómplice de la comunidad internacional y había asesinado o intentado asesinar al presidente ucraniano, Viktor Yushchenko, al agente de inteligencia, Viktor Litvinenko, a su máximo opositor, Alexei Navalny, y a otros empresarios, políticos y activistas contrarios a sus políticas y con tendencia a tirarse por ventanas abiertas y consumir polonio.

En definitiva, no parece que la locura de Putin sea algo reciente, pero Trump se comporta en esto como se comporta en todo: dando muestras de un preocupante alejamiento de la realidad y como si nunca antes hubiera sido presidente de los Estados Unidos.

En su mensaje, por cierto, aprovechaba también para criticar a Zelenski. Al parecer, el líder ucraniano no mata niños rusos, pero dice cosas que no le gustan a Trump, como si una cosa equilibrara la otra.

¿Taurus sobre Moscú?

La escalada de Putin no solo ha provocado el enfado de Trump, sino también el anuncio del canciller Friedrich Merz de que, a partir de ahora, Ucrania podrá utilizar misiles europeos y estadounidenses de larga distancia para atacar posiciones militares en la retaguardia rusa sin límite de distancia. En sus declaraciones, Merz hablaba en nombre de su país, pero también en el de Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Está por ver en qué queda la cosa.

Hasta ahora, Ucrania, siguiendo la decisión tomada por Joe Biden justo al final de su mandato, podía atacar territorio ruso con armas estadounidenses, pero dichos ataques se limitaban a posiciones escogidas en Belgorod, Kursk, Rostov. Briansk y las regiones adyacentes a la frontera entre ambos países.

Ahora, en teoría, podrá atacar objetivos más lejanos siempre que sean militares y no civiles, algo que ya hace regularmente con sus propios misiles Neptune, a los que ahora se podrían unir los Storm Shadows británicos, los ATACMS estadounidenses o los Taurus alemanes, con un rango de quinientos kilómetros.

En otras palabras, Ucrania podría lanzar un misil desde su frontera y quedarse a las mismas puertas de Moscú, algo que es improbable que haga, pero ahí queda la amenaza.

Merz prometió hace un mes la entrega de estos misiles Taurus, pero esta aún no se ha producido. Se trata de una constante en el envío de armas desde Occidente a Ucrania, de ahí el recurso a los drones y a los misiles de fabricación propia.

Sea como fuere, lo que han demostrado los salvajes ataques de este fin de semana es que Ucrania necesita mejorar sus defensas antiaéreas cuanto antes. Zelenski lleva al menos dos años pidiendo baterías de misiles Patriot sin demasiado éxito.

Atacar territorio ruso es importante, porque impide concentraciones de tropas enemigas en la frontera como las que vimos los días previos al 24 de febrero de 2022, pero no sirve de mucho si no puedes defender a tus ciudadanos.