Comunidad terapéutica de Asfedro en O Confurco.

Comunidad terapéutica de Asfedro en O Confurco. Cedida

Salud

Asfedro cumple 40 años en Ferrol: "Estamos igual de castigados por las drogas que en los 80"

Asfedro cumple cuatro décadas de lucha contra las adicciones en Ferrolterra. "Lo que hay detrás de las adicciones es algo equiparable con trastornos mentales graves, trastornos de la conducta alimentaria...", señala el director de la entidad

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Resulta imposible echar la vista atrás a los años 80 y no pensar en la epidemia de heroína que castigó a toda España y que golpeó con especial crudeza a Galicia. La "generación perdida", la llamaron, y con razón, pues las muertes por sobredosis o enfermedades asociadas al consumo como el VIH se contaban por miles en España.

A principios de la década de los 90, se llegaron a registrar 2.000 muertes anuales y más de 3.500 nuevos casos de VIH al año, afectando especialmente a personas de entre 15 a 39 años, hasta convertirse en la primera causa de muerte entre los jóvenes. En plena transición democrática y con escasa información sobre este fenómeno, que afectaba sobre todo a los barrios más humildes y clase trabajadora, el Estado respondió con represión y estigmatización.

Frente a la inacción, fueron las familias de los afectados y la ciudadanía quienes alzaron la voz, plantando cara a los narcos gallegos, a los camellos del barrio y a los establecimientos que colaboraban con el 'trapicheo' de drogas. De esta lucha nacieron las primeras asociaciones de atención a drogodependencia y los programas pioneros de metadona, reducción de daños y prevención, entre las que se encuentra la ferrolana Asfedro.

Este año, Asfedro celebra 40 años de trabajo con actos como Bailando por Asfedro, una actividad con la que quiso visibilizar su labor y concienciar a la sociedad ferrolana de que las adicciones no son un problema individual, sino una responsabilidad colectiva; y para recordar que, a pesar de que hoy en día no hay alerta social sobre el problema de las adicciones, los hábitos de consumo actuales no están tan lejos de aquellos trágicos años 80.

"La cocaína tiene la misma capacidad de mandarte a la calle que la heroína"

"Estamos igual de castigados por las drogas que en los 80, lo único que las condiciones son diferentes" , expone Gerardo Sabio, director de Asfedro. Los años 80 y 90 fueron muy alarmantes a nivel social porque la heroína, según el director, "tiene la capacidad de atrapar a mucha gente muy rápido, generar una urgencia de consumo también muy rápida y ahí es cuando, además, apareció una conducta delictiva muy fuerte y alarmante", en una época en la que eran muy frecuentes los delitos contra la propiedad para poder costearse la dosis, y en un contexto social de poder adquisitivo más bajo que el de hoy en día.

Las consecuencias del consumo de heroína se redujeron gracias a programas de sustitución muy eficientes como los de la metadona, pero le tomó el relevo otra droga que, hasta entonces, solamente estaba disponible para aquellos con una situación económica privilegiada: la cocaína.

Evento de Asfredo este fin de semana.

Evento de Asfredo este fin de semana.

Una de las herencias de la epidemia de heroína, según Gerardo, es la falsa asunción de que el icono social del 'yonqui del chándal', o las personas que se degradan físicamente o están en situación de calle, es debido al opiáceo o al alcohol y "la cocaína tiene la misma capacidad de mandarte a la calle que la heroína, y la calle está inundada de cocaína", además de tener un grado de modificación del funcionamiento psíquico muy grave, provocando en muchas ocasiones comportamientos agitados y violentos.

"Las crónicas de sucesos de los periódicos son crónicas de cocaína, los servicios de urgencias están atendiendo cuadros de cocaína, las plantas de psiquiatría están llenas de sus consumidores... Nadie se alarma porque no lo asociamos a ello. Cuando pasa el suceso, ves el suceso, no ves el poder deteriorante de la cocaína en la calle", explica Sabio.

Una sustancia que, además, resulta doblemente peligrosa por su silencio clínico. Un consumidor puede abusar de la sustancia durante años y no sentir la necesidad de pedir ayuda, algo que- por el contrario- no pasa con la heroína. "Una forma que tenían de tratar los pacientes los efectos del consumo de cocaína era consumiendo heroína, cuando se enganchaban a ésta aparecía la conciencia de que había que tratarse, pero luego veías que llevaban años consumiendo cocaína”, explica el director.

El estigma como factor que aleja del tratamiento

Si bien es cierto que, según explican desde Asfedro, ahora la gente acude a los centros con menos años de consumo que antes, el estigma todavía persiste y es uno de los factores que más influyen a la hora de acudir a ellos y tratarse. El estigma sigue y es, en parte, una cuestión estructural porque la relación con el Sergas es una dependencia funcional y no orgánica, también una herencia más de los años 80.

"Lo que hay detrás de las adicciones es algo equiparable con trastornos mentales graves, trastornos de la conducta alimentaria... son trastornos que se abordan desde la salud mental y los recursos del Sergas", explica Gerardo Sabio, y que se trate en una unidad aislada y externa es precisamente lo que estigmatiza y lo que, según el director, aleja del tratamiento a muchas personas.

"La red de drogadicciones pública de Galicia se está muriendo porque la gente se jubila y no se repone con especialistas (...) Si fuese el Sergas el que dotase ese servicio, no habría ese problema"

Gerardo Sabio, director de Asfedro

"Si soy una mujer, de mediana edad, profesional liberal, estoy consumiendo alcohol y cocaína y he desarrollado una conducta adictiva, cuando me digan que tengo que ir a tratarme a una unidad de conductas adictivas donde están los yonquis, no voy a ir", ejemplariza Gerardo, "esa persona va a querer que le atienda el Sergas en una unidad de salud mental".

Y como bien dicen desde la asociación, se trata de una patología como cualquier otra y a la que todo el mundo es vulnerable, independientemente de su clase social, adscripción religiosa, sexo... "Y debería de ser un programa de atención de salud mental como tenemos de trastorno alimentario, de prevención al suicidio, algo específico para tratar adicciones".

Por otro lado, el ser una unidad externa del Sergas, influye negativamente a la propia asociación por falta de especialistas. En la sanidad pública los profesionales tienen unas mejores condiciones laborales y, además, el tiempo trabajado en Asfedro no cuenta en el Sergas, es por eso que las contrataciones de especialistas es escasa.

"La red de drogadicciones pública de Galicia se está muriendo por eso, porque la gente se jubila y no se repone con especialistas", cuenta Gerardo, para añadir que "si fuese el Sergas el que dotase ese servicio, no habría ese problema".

"De mi época poca gente queda que se haya drogado"

Asfedro sobrevive gracias a subvenciones por su cualidad de ONG, y va más allá de una atención asistencial, llevando a cabo intervenciones preventivas o de inserción social que resultan esenciales para aquellos pacientes que logran dejar el consumo y necesitan un empujón para poder retomar su proyecto de vida.

Uno de ellos es Luis (nombre ficticio), quien lleva en la asociación prácticamente desde que ésta dio sus primeros pasos y empezó a atender a los pacientes en la zona de las Angustias. Luis conoció el mundo de las drogas muy joven a través del consumo de anfetaminas, para acabar padeciendo una adicción a la cocaína y heroína, formando parte de la que llamaron "generación perdida", pero a la que él sobrevivió.

"La ciudadanía no es que no esté concienciada, es que no está alarmada. Tenemos las mismas cifras de consumo que en los 80, pero como no hay un precedente de inseguridad como en esos años, es como si no nos molestara, como si fuera un problema individual"

Gerardo Sabio, director de Asfedro

"Asfedro fue mi salvación", comenta, sin dejar de acordarse de aquellas personas que le sostuvieron en el camino como Carmen Avendaño- fundadora de Érguete-, la doctora Mariño- quien recibió la insignia de Oro de Ferrol por su trayectoria en el tratamiento de VIH- o la educadora social de Asfedro, Vanesa Vilar.

Después de varias entradas en el Confurco- comunidad terapéutica situada en Doniños- años de tratamiento y diversas experiencias personales que le hicieron decir adiós al consumo, Luis lleva limpio prácticamente dos años. "De mi época poca gente queda que se haya drogado, pero gracias a Asfedro, a mi gente y mi hermana, yo conseguí salir", cuenta Luis.

La historia de Luis es solamente una de las más de mil que atienden en Asfedro cada año, unas cifras que invitan a una alarma social. Como apunta su director, Gerardo Sabio, "la ciudadanía no es que no esté concienciada, es que no está alarmada. Tenemos las mismas cifras de consumo que en los 80, pero como no hay un precedente de inseguridad como en esos años, es como si no nos molestara, como si fuera un problema individual". Que no se vea como un problema individual es lo que pretenden, desde Asfedro, con actividades como la de este sábado.

Precisamente, el evento "Bailemos por Asfedro" invitó a la gente a informarse, que se sepa el problema que hay en la comarca de accesibilidad al mercado de las drogas ilegales, las consecuencias que tiene su consumo pero, sobre todo, que hay recursos públicos como esta organización donde se garantiza una asistencia integral y que la recuperación es una opción.