
De la Calle, durante su etapa como comisario en la Jefatura de Barcelona en la Brigada de Extranjería y Fronteras.
Emilio, el comisario destinado en la Embajada de España en India investigado por agredir sexualmente a una subordinada
El mando le propinó collejas, "cogió del brazo violentamente y arrastró en público" y llegó al extremo de decirle: "Date una ducha, saca el Satysfier".
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Envuelto en una nube de micrófonos y grabadoras, el excomisario de la Policía Nacional de la Brigada Provincial de Barcelona de Extranjería y Fronteras Emilio de la Calle calmaba las aguas ante los medios en referencia a un operativo desplegado en el barrio de El Raval, uno de los más convulsos de la Ciudad Condal. Aquello sucedió en 2020. Sin embargo, ya no está al mando de dicha unidad para luchar contra las redes de inmigración ilegal desde la Comisaría de Via Laietana.
Actualmente, desempeña sus labores profesionales en la Embajada de España en India. Pero ha sido suspendido de empleo y sueldo por la presunta comisión de varios delitos sobre una de sus subordinadas en la delegación. Concretamente, es el consejero de Interior en Nueva Delhi, pero en sus dos décadas de uniformados ha pasado por varios puestos a las órdenes de Fernando Grande-Marlaska.
En primer lugar, estuvo destinado en la Jefatura Superior de Madrid. En la Brigada Provincial de Policía Judicial formó parte de un grupo especializado en la lucha contra los aluniceros. Cuando alcanzó el rango de inspector jefe, participó en una misión de Naciones Unidas en Ghana. Más tarde, fue agregado de Interior en la Embajada española de Akra, la capital. Asimismo, ocupó cargos en otras delegaciones españolas en África. Luego, el uniformado regresó a España para trabajar en el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y Crimen Organizado (Citco), adscrito a la Secretaría de Estado de Seguridad. De la Calle fue ascendido al puesto de comisario y fue enviado a la Brigada de Policía Judicial de Barcelona, hasta marcharse a India.
El titular del Juzgado de Instrucción nº 1 de la Audiencia Nacional, Francisco de Jorge, cita hoy al comisario de la Calle para declarar en calidad de investigado por los siete delitos que se le imputan. Estos ilícitos penales son acoso, también conocido por su anglicismo stalking; acoso laboral o mobbing, un delito continuado de lesiones, amenazas, agresión sexual, delito contra la intimidad y otro de acoso sexual.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, la víctima, bajo la representación jurídica ejercida por los letrados Juan Antonio Frago, Napoleón Cánovas y Verónica Suárez, declarará el próximo 12 de mayo. El mismo despacho está presente en la causa abierta contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.
La defensa del comisario solicitó la suspensión de su declaración alegando a su "precaria situación psicológica" y pidiendo tiempo para "realizar un análisis exhaustivo" de todas las grabaciones que constan en la causa. De la Calle iba a declarar el 6 de mayo, pero las declaraciones se adelantaron a este lunes por "necesidades de agenda" del juzgado, según un auto al que ha tenido acceso este diario.

El comisario de la Calle, frente a la vivienda de la víctma.
EL ESPAÑOL ha tenido acceso a la querella interpuesta, donde se recoge una imagen de Emilio frente a la vivienda de su subordinada. La imagen se tomó gracias a una cámara de vigilancia de la casa de la víctima. El procesado "frecuentaba el domicilio cuando no es necesario pasar por su calle para llegar a ningún otro lugar que no sea un domicilio particular".
En este sentido, de la Calle vigilaba su rutina y le espetaba frases como: "Si yo te digo que no salgas a la calle sola no salgas a la calle sola. No lo hagas". Además, "pretendió y consiguió aislarla y prohibirle tener contacto con numerosas personas". En una conversación le dijo a la damnificada "date una ducha, saca el Satisfyer". Y en cuanto al acoso laboral, el comisario profería: "Tienes un tipazo, eh", "tienes unas piernas muy bonitas tú, eh", o "deja de mirarte ya tanto, eh, que no sales con tus amigas a ligar. ¿Entendido?".
Agresión sexual y collejas
En el caso de la agresión sexual, la víctima sufrió un desmayo, "fruto del estrés acumulado, sumado de las reprimendas que recibió" el pasado 14 de febrero. Se tumbó en el sofá de su casa, con náuseas y mareos, y cerró los ojos. El querellado le acarició la mejilla y "le dio un beso en la comisura de los labios que ella no consintió".
El imputado "amenazó con pegarle y llegó a propinar" a la víctima collejas, como un "correctivo laboral absolutamente inaceptable". "¿Qué hago? ¿Te pego? ¿Te doy una hostia? Sí, a ver si con un ojo morado...", le dijo Emilio, a lo que ella contestó: "Ya me ha dado antes una colleja" y él le sostuvo que "ha sido cariñosa". "Te he dado una colleja y te la volveré a dar", agregó el mando policial.
Los "coronapinchos"
Lo cierto es que el mando policial saltó al ojo mediático en lo más duro de la pandemia. El sindicato mayoritario de la Policía Nacional, Jupol, denunció que el mando policial organizaba almuerzos en su lugar de trabajo junto con otros agentes durante la época más restrictiva del confinamiento por el Covid-19. El sindicato manifestó, mediante un comunicado, que la última de estas reuniones tuvo lugar el 15 de mayo de 2020.
A ojos de Jupol, el almuerzo se celebró en horario laboral, de 12:30 a 13:30 horas. Según recoge El Periódico, Jupol denunció que el mando policial se reunía con 20 compañeros más en la comisaría saltándose la normativa impuesta durante el estado de alarma. No obstante, la Dirección General de la Policía no abrió una investigación contra el mando policial.