
El Papa Francisco vivió de acuerdo con sus valores y creencias.
Ni lujos ni caprichos: este es el irrisorio patrimonio que deja el Papa Francisco tras doce años de papado
El pontífice vivió una vida sin acumular bienes personales y rechazó su sueldo como Papa.
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El Papa Francisco, quien falleció el lunes 21 de abril, vivió de acuerdo con los principios fundamentales de pobreza, humildad y servicio, características que definieron su vida y su pontificado.
Según el portal Celebrity Net Worth, al momento de su muerte, el Papa Francisco poseía apenas 100 dólares en patrimonio personal, una cifra sorprendentemente baja para una figura de tal relevancia mundial.
Este dato resulta llamativo cuando se considera que la mayoría de los líderes mundiales, incluidos aquellos en el ámbito religioso, suelen tener una considerable acumulación de bienes.
Un modelo de vida
Miembro de la orden jesuita, el Papa Francisco ejemplificó los valores de austeridad y dedicación al prójimo, principios que también son esenciales en su orden religiosa.
A pesar de ocupar la posición más alta en la jerarquía de la Iglesia Católica, el pontífice no poseía propiedades a su nombre, ni cuentas bancarias ni inversiones.
Si bien llevaba una vida modesta, como líder de la Iglesia Católica tenía acceso a ciertos bienes vinculados a su cargo.
Según el medio británico The Mirror, su patrimonio total, que incluía cinco coches y un apartamento, estaba valorado en aproximadamente 14 millones de euros.
No obstante, es importante señalar que estos bienes no eran propiedad personal del pontífice, sino que estaban relacionados con las funciones que cumplía como líder de la Iglesia Católica.
Su propósito era respaldar el cumplimiento de sus responsabilidades y contribuir al bienestar de la institución, no satisfacer intereses personales.
Otro de los aspectos más llamativos estaba relacionado con su sueldo: aunque al Papa Francisco se le asignaba un salario anual cercano a los 340.000 euros, optó por no aceptar dicha remuneración.
En lugar de eso, disponía de una cantidad de hasta 28.000 euros mensuales, los cuales utilizaba principalmente para donaciones, fideicomisos y apoyo a familiares cercanos.
Esta preferencia por la sencillez también se reflejó en su elección de residencia, ya que decidió vivir en la Casa Santa Marta, un lugar más modesto dentro del Vaticano. Allí convivía con otros sacerdotes, evitando la opulencia del Palacio Apostólico, que estaba a su disposición.
Su estilo de vida austero también se manifestaba en su rechazo a los vehículos de lujo. En lugar de optar por medios de transporte sofisticados, prefería utilizar opciones más sencillas y accesibles, reafirmando su mensaje de humildad y su cercanía a las personas comunes.
La herencia del Papa
Al momento de su fallecimiento, se conoció que el Papa Francisco no dejó una herencia significativa. Su testamento reveló su deseo de ser sepultado de manera sencilla en la Basílica Papal de Santa María la Mayor, sin adornos ni grandes ceremonias.
Solo quería que su tumba llevara la inscripción "Franciscus", un gesto simple pero cargado de significado.
El legado del Papa Francisco, por lo tanto, no se encuentra en los bienes materiales, sino en su forma de vida y en los valores que promovió durante su papado.
Vivió conforme a su convicción de que la riqueza material no era necesaria para alcanzar la verdadera felicidad y que, en cambio, el amor al prójimo y la dedicación a los más necesitados eran los pilares fundamentales de la vida cristiana.