
Alexandre Escrivà, en la presentación de su primera novela en Alicante.
El nuevo talento de la novela negra en España sale de este pueblo de la Comunitat Valenciana: "Escribo lo que me gusta sentir"
Alexandre Escrivà presenta su segunda novela después de publicar la primera en Hispanoamérica.
Más información: Este es el escritor valenciano que te atrapa con su novela de crímenes y deseo
Alexandre Escrivà transmite alegría por donde va, con una sonrisa perenne con la que nadie creería que este joven es el nuevo talento de la novela negra en España y que está dispuesto a ir por los caminos más oscuros. Y si con su primer libro ya consiguió que le publicaran en el mercado hispanoamericano, ahora llega con El misterio Hannah Larson (Alfaguara) para crecer aún más.
Si en la primera página de su estreno literario, El último caso de William Parker, ya hacía rodar la cabeza de un cadáver, en su segunda opta por otra muerte llamativa. "Pensé en el inicio potente que quería para dar el libro, un suicidio en directo", recuerda.
Un arranque con el que quería diferenciarse de su primer libro. "He de confesar que estuve tentado a darle el protagonismo a William otra vez, pero claro, como yo era un autor novel, y quería que cualquiera pudiera leer el segundo libro, decidí no hacerlo", razona.
El primero funcionó bien y llegó a editarse en hispanoamérica y Estados Unidos. Todo un logro para el primer trabajo de un joven músico nacido en Tavernes de la Valldigna y que sigue dedicado a la música, esta vez en Barcelona.
De esas promociones se lleva la alegría de conocer a sus lectores en otros países y ahí especialmente al que, siendo de San Francisco, le felicitó por la concreción en el recorrido por las calles de la ciudad californiana. Todo un logro para alguien que aún no ha pisado la ciudad y ha aprovechado la capacidad del Google StreetView para situarse en terreno extraño.
Este año ya espera resarcirse y visitar la ciudad que soñó y le embarcó en la literatura. "Voy a poder a visitar los lugares que aparecen en la novela y es algo que me hace mucha ilusión, como un lector más", asegura.
Ese espíritu es el que traslada también al escribir los breves capítulos que le permiten crear un siniestro rompecabezas. "Escribo pensando en mí como lector: qué es lo que a mí me gusta leer y lo que me gusta sentir cuando leo un libro. Es muy divertido, la verdad", asegura.
"Cuando terminas un capítulo y tienes esa sensación de querer leer más, eso que nos decimos muchos de venga, un capítulo más, a ver qué pasa porque te dejan en la miel en los labios muchas veces. Esto me gusta mucho. Y ya que me gusta leerlo, ¿por qué no escribirlo?", razona.
Afirmaciones así que subraya con una sonrisa no llevan a pensar en el universo policial que inventa. Con esta segunda, el viaje le llevará a la costa este americana. En este rompecabezas coloca a sus personajes en Nueva York para que una detective novata investigue el suicidio que elige de arranque.
"Quería escapar del primer libro y del protagonista, de William Parker", razona el escritor. Por eso si este "era un instructor experto en asesinos en serie, ahora iba a hacer todo lo contrario". Ese fue el punto de partida para crear a Allison "como una policía que ya llevaba unos años en el cuerpo, pero que acaba de ser ascendida a detective en el grupo de homicidios".
Y no sería Escrivà si no fuera sorprendiendo a sus personajes desde el principio. Aquí "el primer caso al que se tiene que enfrentar no es lo que ella espera: ella esperaba enfrentarse a un asesinato en el que tenga que coger pistas, hablar con posibles sospechosos y al final atrapar a un culpable, pero lo que se encuentra es un suicidio que es más retorcido aún".