Publicada
Actualizada

El apagón nacional del pasado lunes y las posibles sospechas de un ciberataque han hecho saltar todas las alarmas. La seguridad, por momentos, parece pender de un hilo cada vez más fino. La incertidumbre ante un posible ataque, la DANA de Valencia, las tensiones entre países y la amenaza de un ataque ruso, fabrica miedo en el pensamiento de muchos ciudadanos. Si algo ha quedado demostrado es nuestra fragilidad ante cualquier amenaza. Por ello, la adquisición de un búnker, ha pasado la línea de lo distópico a una necesidad para cada vez más gente.

Por ello, a sus 40 años, Fernando Díaz, CEO de Búnker VIP, la única empresa española que construye búnkeres en España, está comprobando cómo el miedo está llevando a cada vez más personas a interesarse por comprar uno de sus refugios. "Antes del apagón, alrededor de cinco personas a la hora me llamaban o dejaban sus datos para conocer más información. Desde el apagón, recibo unas 60 llamadas a la hora, de las cuales tres se han convertido en venta. Hay mucho miedo en la gente. Nadie quiere estar en peligro si llega una guerra. Yo vendo seguridad", explica Díaz.

Este empresario recibe a EL ESPAÑOL en el primer búnker construido en Madrid. Además de este, cuya estructura está finalizada y sólo queda terminar de amueblarlo, Fernando tiene pendiente otros cinco búnkeres por construir que se instalarán en diferentes localidades españolas. Por ahora, ha vendido un total de 26 búnkeres que se reparten entre Barcelona, Murcia, Albacete, Valencia y próximamente Almería. Aunque no descarta ampliar la clientela fuera de nuestras fronteras. "De Francia también me han llegado personas interesadas", dice.

Fernando Díaz, dueño de Búnker VIP.

Fernando Díaz, dueño de Búnker VIP. Alejandro Ernesto.

"Cuando el caos llegue, la diferencia entre sobrevivir y sucumbir será un búnker. No hay que esperar al desastre, la gente quiere asegurar hoy el futuro de su familia", expresa. Entre sus clientes, hay tanto empresarios multimillonarios como personas de clase media alta

"Hemos pasado de tener un perfil de empresario de mediana edad con un poder adquisitivo muy alto a tener familias de clase media, conscientes de los riesgos actuales, que piden préstamos para adquirir un búnker. Nosotros intentamos adaptarnos a diferentes bolsillos", señala. 

Este nuevo búnker de Madrid es de los más pequeños, mide 4x3, es para cuatro personas y está equipado con baño, cocina y cuatro camas. Su valor es de 75.000 euros. El más grande que han construido es de 90 metros cuadrados y tiene un precio de 400.000 euros. En el caso de estos búnkeres con un coste más elevado, la empresa ofrece la oportunidad de que los pagos se realicen en cinco veces según va avanzando su construcción. 

Grandes empresarios y algún futbolista 

Entre sus clientes con mayor poder adquisitivo se encuentran grandes empresarios, incluso algún futbolista, del cual no puede dar el nombre. "Esta gente no pregunta ni el precio, te pagan lo que les pidas. Eso sí, siempre quieren venir ellos a las reuniones sobre la construcción y diseño. Eso demuestra la importancia que tiene para ellos", explica Díaz. De momento, ningún político ha mostrado su interés en adquirir uno

Los clientes también exigen total discreción. "Nadie quiere que sepa que tiene un búnker, en caso de guerra, tus conocidos se van a querer meter ahí contigo para que les salves la vida", dice. Durante la entrevista con Fernando, una pareja que va a visitar el refugio con la intención de comprarlo no quiere hacer ningún tipo de declaración al ser preguntados por EL ESPAÑOL.

Otro de los requisitos indispensables que tiene que cumplir Fernando es el de ser preciso con las fechas de construcción, ya que los clientes "quieren tenerlo cuanto antes".

"Unos 15 días se tarda en construir un búnker de un tamaño pequeño; los más grandes, un mes". Por ello, los obreros que fabrican sus estructuras tienen un salario mayor que un obrero común, "debido a la especialización que requieren".

"Si cayera una bomba, ni lo notaríamos"

Fernando asegura que los búnkeres cuentan con materiales de la más alta calidad. Las paredes están recubiertas de hormigón armado. Las soldaduras y armadura utilizadas son las mismas que se utilizan en las construcciones navales, por lo que el búnker no se oxida ni se desgasta en 25 años. Además, tres paneles de metal a prueba de bombas lo recubren. Estas estructuras están diseñadas con materiales altamente resistentes, capaces de soportar incluso los escenarios más extremos. "Si cayera una bomba aquí ahora mismo, ni lo notaríamos", exclama Díaz. 

Para comprobar la fiabilidad de la armadura, un cliente retó a Fernando a disparar a la estructura de uno de los refugios con una ametralladora. "Este hombre, que parecía ruso, tenía una AK-47 y quería comprobar si las balas atravesaran la puerta. Le dije que si conseguía atravesarla, le regalaba el búnker. Disparó y la bala sólo traspasó 3 milímetros. El hormigón casi ni lo notó. Se quedó con el búnker", relata con orgullo. 

Una vez que el búnker esté completamente terminado, se debe enterrar a 10 metros bajo tierra. Para acceder a ellos hay que bajar unas escaleras hasta llegar a la puerta. Allí, se introduce una clave a través de un dispositivo de entrada digital para poder entrar sin necesidad de cerradura ni llaves. "No se puede forzar la puerta de ninguna manera, y la idea es entrar lo más rápido posible", explica.

Un búnker puede costar hasta 400.000 euros.

Un búnker puede costar hasta 400.000 euros. Alejandro Ernesto

Preparados para DANAS y ataques químicos

En otros hipotéticos casos como fenómenos meteorológicos impredecibles o inundaciones como las vividas en la DANA de Valencia, este tipo de búnkeres también están preparados para soportarlos. "Puedes poner un tráiler encima de varias toneladas que la estructura lo aguantaría sin problema". De igual manera, cuenta con materiales ignífugos que aseguran la protección contra incendios. 

A diferencia de los búnkeres antiguos de la guerra civil, los cuales sólo protegen de un impacto de bomba, estos búnkeres modernos también están adaptados para sobrevivir en caso de ataque químico o nuclear. Para ello, incluyen un sistema de ventilación avanzada que se lo provee una empresa de Londres líder en este campo. Un filtro de aire se encarga de limpiar el oxígeno de fuera, independientemente de que esté o no contaminado, y lo introduce dentro del habitáculo. "Si existe algún tipo de ataque químico, tú vas a estar respirando aire normal", apunta. 

Energía autónoma y agua potable 

Igualmente, el búnker cuenta con energía autónoma. Está alimentado por paneles solares y generadores eléctricos de gasolina con suministro para una semana y media. Sin embargo, la cobertura móvil depende del exterior, así como la conexión a internet. Además, en su interior, encontramos un tanque de 350 litros de agua potable almacenada para poder sobrevivir en caso de contaminación. 

El tiempo de estancia que se puede sobrevivir con los recursos que el bunker provee es indeterminado, dice Fernando, ya que depende, en primer lugar, de los alimentos no perecederos que tengamos. "El propio bunker ofrece un kit de supervivencia con latas de conserva, aunque, lógicamente, el cliente es libre de llevar lo que considere", dice. Además, el kit cuenta con un saco de dormir, una pala, una navaja multiusos y un mapa. "Nuestro kit de supervivencia es más completo que el que recomienda la Unión Europea. Lo vendemos aparte por 150 euros". De momento han vendido 190 kits. 

En cuanto al diseño interior del refugio, cada cliente es libre de personalizarlos a su gusto. "Incluso algunos traen a sus propios diseñadores", comenta Díaz. Diseños que van desde lo minimalista hasta el más absoluto lujo. Eso sí, la personalización tiene que ir siempre de la mano con la funcionalidad, asegurando que cada metro cuadrado se utilice de manera eficiente para conseguir una total seguridad.

Futbolistas y empresarios han preguntado por los búnkeres de Fernando.

Futbolistas y empresarios han preguntado por los búnkeres de Fernando. Alejandro Ernesto.

En todo momento, los búnkeres están monitoreados por si ocurre algún fallo en los sistemas de electricidad o agua. En estos casos, saltará una alarma que avisa tanto a los clientes como al propio Fernando. Además, cada seis meses, los refugios reciben mantenimiento para asegurar que todo funciona de forma óptima. 

Normativa para construir un búnker en España 

En la actualidad, no existe ninguna normativa para construir un búnker en España. Por lo que "no se necesita ningún tipo de licencia", dice Fernando, así como tampoco cédula de habitabilidad. "Simplemente se debe realizar un estudio de impacto medioambiental que solicita el ayuntamiento de la localidad en cuestión para asegurar que cumple con la normativa", explica. 

Viendo la expansión del negocio y la creciente demanda, Fernando ha decidido abrir dos tiendas, una en Barcelona y otra en Madrid, para que la gente pueda informarse en persona y conocer los materiales de primera mano. En el lugar donde transcurre la entrevista, un grupo de obreros está ultimando los elementos que aún quedan por instalar antes de que el búnker sea trasladado mediante un trailer al lugar donde lo quiere el cliente. "Aquí lo construimos y desde aquí nos lo llevamos al lugar de destino. Una vez allí, lo enterramos bajo tierra y terminamos de instalarlo".  

Bunker VIP apenas tiene competencia en nuestro país. "Hay otra empresa de búnkeres en España, aunque no con la solvencia y capacidad como la nuestra. La competencia nos hace, a veces, de intermediario y nos envían clientes a nosotros. Y es que si quieres que te hagan un búnker de estas características, somos los únicos de España. Lo que hacen otras empresas son habitaciones del pánico, hechas para encerrarte y que nadie pueda entrar, o similares", explica el empresario. 

"Mi familia me decía que estaba loco"

Hace cuatro años, Díaz tomó la decisión de poner fin a su empresa de construcción para iniciar su negocio de búnkeres, un nicho de mercado sin competencia en nuestro país. "Vi que en España éramos últimos en diseñar y construir búnkeres. Aún así, mi familia me decía que estaba loco", cuenta. "No me iba mal en la construcción, lo que pasa es que, debido al problema de vivienda, siempre existe un riesgo de impago, algo que en este negocio no te va a ocurrir", afirma.  

Para poner en marcha su idea, intentó convencer a diferentes socios, pero ninguno le tomaba en serio.

"Ahora son ellos los que quieren aliarse conmigo", dice. "En este negocio, quien pega primero, es el que se lleva el éxito. Nadie va a confiar en una empresa de búnkeres que no haya hecho antes ninguno", comenta Fernando, a quien este negocio le ha cambiado la vida a nivel económico. Aunque admite que una gran parte de los beneficios los reinvierte. "De cada bunker, me llevo un 25 por ciento aproximadamente. No tengo ningún socio. Para arrancar, tuve que invertir 50.000 euros de mi bolsillo". 

"Vi los modelos norteamericanos y quise mejorarlos"

Para conseguir la sofisticación y seguridad necesaria, Fernando se informó y estudió otros mercados y empresas como la norteamericana Atlas Survival Selther, la cual también diseña refugios aunque más orientados a desastres naturales como tornados. "Vi esos modelos y quise mejorarlos, por lo que añadí más vigas de hierro y una estructura más férrea para que los nuestros sean mejores", dice.

Asimismo, todo el diseño y construcción pasa por una exhaustiva revisión que asegure que no exista ni un ápice de riesgo, ya que eso "llevaría a la muerte en caso de ataque". Para ello, trabaja con un equipo de ingenieros y arquitectos expertos en estructuras. "Aquí la seguridad es la prioridad número uno", señala. 

Por ello, Fernando ya tiene su búnker propio, el segundo que construyó, dice. "¿Quién no quiere proteger a su familia? No es casualidad que se esté creando esta crispación a nivel mundial que acaba con tantas vidas", opina a título personal. La creciente demanda de este tipo de refugios es una muestra del miedo, infundado o no, de que algo ocurra. "Se están construyendo unos chalets en Toledo donde la propia constructora le da la opción a sus clientes de que les instalemos un búnker en el sótano. De 500 clientes, alrededor de 50 han dicho que sí", cuenta. 

Sin embargo, a día de hoy, hay un miedo más extendido en la población que el que lleva a refugiarse en un búnker, y es el de no poder hacer frente al pago de un alquiler de una vivienda convencional. Un enemigo, el de los precios de la vivienda, que amenaza cada día a millones de personas que, quizá, se podrían plantear adquirir un búnker para habitar en él. "Recuerdo que uno de Valencia me dijo que si lo podía utilizar para vivir. Y la verdad es que cada uno puede utilizar el búnker para lo que quiera. Aquí seguro que no se te van a meter okupas", bromea el empresario.